—¡Parcticamente me hizo jurar sobre la vida de mis hijos! —me quejo con Cariem mientras él se bebía la cerveza negra y yo remato con lo que me queda de whisky.
Cariem niega y ríe, como si todo mi drama fuera un chiste, y eso me ofende. Pero en el fondo sé que esta reacción de mi mejor amigo, no es más que una de nervios por su parte.
—Siento reírme de tu Orkias, pero la verdad es que te mereces que me burle de tu reacción. Es decir, Solei te tiene atado de las manos, al señor "No soy puritano" en fin, yendo a lo serio, Arikú, concuerdo contigo.
>>Luriel está solo, y la carga sobre sus hombros es inmensa. Cuando salió de la cabaña hable largo y tendido con el chico.
>>Las cosas no están bien con él, y lo comprendo, pero así mismo, me preocupa. Luriel es un nombre que ha resonado demasiado en el mismo inframundo.
Bajo mi baso sobre la mesa de caoba, y la preocupación se apoderó de mi pecho. Un vacío gigante se armó en medio del estómago y mi respiración ya no es constante. Lo que Cariem está diciendo es grave.
—Las voces de los antiguos originarios —dice jugando con su vaso—, solo hablan de él, hay un secreto a voces recorriendo entre almas en pena y espíritus ancestrales. Y peor aún, hay un rumor.
—¡No digas que...!
—Ñamandú y Jasy... Los creadores del universo al parecer iniciaron su guerra.
—Es por eso que ella vino a atacarnos, y la misma muerte se está haciendo presente en las batallas —aprieto com fuerza el vaso que está sobre la mesa e intento controlarme.
—La aparición del Cario y la guerrera, parece más el inicio del apocalípsis antes que la liberación de La Colmena. En definitiva, nuestros propios enemigos deben estar disfrutando de esto.
—Pero si hablamos de una guerra de Dioses y humanos Cariem...
—Hablamos de traidores en nuestro hogar. Por supuesto. No tengas dudas de ello.
Paso mi mano sobre mi rostro, en lo que me pongo de pie, intento controlarme, respirar con calma pero me es difícil lograr concentrarme.
Con la ira en mis adentros tomo el vaso de whisky con fuerza y lo arrojo contra la pared dejando escapar un grito de rabia que venía reprimiendo desde hace días.
—¡Maldita sea Cariem! —gritó de nuevo y mi amigo solo atina a servirse más cerveza—. Estoy cansado de andar pisando de puntillas este terreno áspero. ¡Más traidores! Los malditos desterrados por otro lado, los mata abejas amenazandonos, nuestros muertos, las gotas y esas viudas negras. ¿En qué momento esto deja de ser una red compleja de enemigos?
—¿En verdad tienes esperanzas de eso Arikú? No hay un solo día de paz desde que tengo memoria.
Respiro hondo, y me acomodo de nuevo en la silla. Levanto mi dedo índice y hago un gesto en el aire, en eso el vaso que había tirado volvió entero esquirla por esquirlas a armarse sobre la mesa.
—Nunca me voy a cansar de ver eso —Cariem señala el vaso—. ¿Cómo es que puedo conseguir esa invocación? Sería genial usarla luego de una noche con mis esposas.
—Te gusta presumir, ¿no es así?
—Volvamos a lo importante. Los Dioses y el inframundo. Como te decía, esto no se ve nada fácil Orkias. Aquí el verdadero problema es que no sabemos quienes o por qué nos están traicionando. Pero peor aún, cómo es que el nombre de Luriel tiene recompensa en lo más terrible y peligroso de todo lo que conocemos y el aún está a salvo aquí.
Esa es la cuestión, Cariem tiene toda la razón, entre todas las cosas que conozco, para todo lo que me he entrenado, siempre me han dicho en clases de Demonios y espíritus guaranies, que jamás uno se escapa del añaKua, a no ser que...
—¡Alguien está cuidando a Luriel! —digo casi con exaltación.
Cariem suelta un suspiro y me observa con cuidado, ¿Cómo no lo habíamos visto antes? Por supuesto que alguien está cuidando al niño, y la protección es demasiado alta y demandante. Por eso es que ha sobrevivido a tantos ataques, pero también, ese es el verdadero motivo por el que está siendo más perseguido.
—¡Iracema! —decimos en coro.
—Sabía que era poderosa —Cariem le da un sorbo a su cerveza— ¡Pero a ese nivel! La chica me da miedo.
—Lo que me da miedo es que lo está haciendo a escondidas. Y sola. Deberíamos hablar con ella.
—Sí, estoy de acuerdo, sin embargo, creo que hay otra cosa que debemos hacer también...
Ver como la ayudamos. Ella no puede ni debe dejar de cuidar al niño. Si eso llega a pasar, vendrán por él y puede ser todo lo poderoso que es ahora, acabar con una nación de un solo chasquido, de hecho... pero nadie escapa de añakua, y lo sabes.—Creo que eso me da más miedo que otra cosa. ¿Y si los traidores se quieren apoderar de Luriel? No matarlo, si no, recluirlo y usarlo, con algún tipo de possessionem.
—Sí esa gente sabe lo que les conviene Orkias, no se van a meter en semejante lío, créeme, yo, un hechicero de plata, casado con una Bruja Auris, te puedo asegurar que no me metería en batalla con Luriel, a pesar que le falte mucho entrenamiento, dominó a los poras más peligrosos en una noche, quien sabe qué más es capaz.
—¿Entonces? Qué crees que esperan? O quieren.
—No lo sé... pero creo que lo más sensato ahora mismo es que tú y yo vayamos junto a los originarios y la reina Gaia, algo no me huele bien, y viene desde allí.
—¿Crees que Araresá tenga algo que ver? —pregunto ya con desconfianza de hasta mi sombra.
—No, ella no. Esa chica es lo que quieras, pero te aseguro que no una traidora del panal.
Trago fuerte intentando hilar los nuevos acontecimientos. De nuevo el peso se hace gigante sobre nosotros y al final no encontré la solución para ayudar a Luriel, solo un hilo más enredado que las luces de Navidad en Diciembre.
—Bien, ¿Qué sugieres que hagamos por el momento? —pregunto algo nervioso.
—Habla con Iracema, dejame a mi a los originarios... y dale esos días que te pidió Solei, puede pedirle a Mortel y Franco que se encarguen de los chicos, les hará bien, mientras veamos cómo hacemos para descubrir cuantos secretos más nos guardan y quiénes son los traidores.
>>Por otro lado, déjame hablar con Thalia y Anastasia, a ver que pueden invocar para proteger a La Colmena y evitar que Iracema se desgaste con su tarea. Lo importante es que descubramos cómo es que ella sabía que debe cuidar al Cario.
De nuevo en la incertidumbre. En medio de mil preguntas y con enemigos impensables. ¿Cómo se supone que debo darle descanso a mi cabeza?
Ahora siento más miedo, y certeza ¿Qué pasa si no puedo con todo esto y no sobrevivo para criar a mis hijos? Eso sería horrible. Pero haría lo que sea porque ellos sí puedan vivir plenamente lejos de estas locuras.
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Los secretos de La Colmena [Libro 2]
FantasíaHan pasado 7 meses desde el ataque al panal, muchas cosas cambiaron en el internado, por sobre todo la seguridad y el accesos. Luriel Gianti e Iracema Asturia se van a encontrar con mil desafíos más. ¿Serán capaces nuestra Guerrera y el Cario de co...