Fortaleza Gianti

597 129 122
                                    

—Se supone que deberíamos estar relajados, y por sobre todo dando a los niños un ambiente de paz —digo mientras paso mis manos sobre mi vientre.

Maitena solo me pasa la mano sobre la cabeza y no dice nada, solo quedamos allí, sentadas en el sofá de La casa de las abejas.

Miro la puerta de la habitación en donde están Orkias e Irina descansando luego del ataque de ayer. El estrés me tiene por las nubes, odio con todo mi ser que las cosas salgan de control y me arrinconen a aceptar el Noli me tangere, me rehuso a exponer la vida de los Arikú con esa protección.

—¿Cómo estás hermana? —pregunta Edara quién llega junto a mi y se sienta a mi lado.

—Yo estoy bien, gracias... ¿viste a los chicos? Luriel, Hisa... Jose?

—Sí, no te preocupes, Luriel está con los chicos, Ira y Jose, Hisa con sus abuelos...

—¿Sabes algo de Mortel? —pregunta Maitena a mi hermana mientras me pongo de pie porque siento los movimientos desesperados de mis bebés, supongo que ya necesitan que camine un poco.

—Santos se está encargando del papeleo —Edara se recuesta contra el sofá mientras habla y yo solo atino a mirar en todas las direcciones.

—No sé que debo hacer... —habló con algo de desesperación obviando la charla de ellas, por lo que me prestan atención a mi —. Ir junto a Luriel, junto a Hisa, visitar a Mortel o quedarme aquí con Orkias... ¡Por los 7! Esto está muy difícil.

—Yo creo que lo que debes hacer es tranquilizarte hermana —Edara se pone de pie al igual que Maitena, pero esta toma el celular y realiza una llamada mientras viene junto a mi de nuevo a acariciar mi cabeza.

Edara respira profundo, en lo que también ve a su celular, le llegan  muchos mensajes, debe ser de Santos, y de Martin, su esposo. Ambos están encargados del caso de Mortel, imagino que deben estar informando como avanza el caso.

—¿Por dónde estas? —pregunta Maitena al celular.

—Detrás de ti mi amor —oímos la voz de Franco quien llega a unirse en la escena.

Maitena suelta un suspiro y guarda de nuevo el celular celular sus bolsillos mientras Franco le da un beso en la mejilla.

—¿Irina está mejor? —pregunta Asturia en lo que Maitena solo logra afirmar moviendo la cabeza — ¿Y Orkias? —me pregunta a mi, en lo que siento a los bebés más incómodos en mi interior.

—Bien también, de no ser por Atria, seguro que seguiría en cuidados especiales... —mientras digo esto voy a servirme un poco de agua, y el acto de caminar tranquiliza el movimiento en mis entrañas.

—¿Atria está aquí? —pregunta Franco con tono sorprendido —. Creí que la chica estaba en el pueblo de los Orginario.

—No mi amor —Maitena también se acerca a servirse un poco de agua—. Ella decidió dedicarse a los 7 en La cada de las abejas luego del horrible incidente con Carina, la pobre chica se siente culpable luego de tantas manipulaciones, pero lo bueno es que aquí ha perfeccionado sus poderes de Curandera.

—Es verdad —completa Edara sin apartar la vista del celular—. Atria ha mejorado un montón y también ha madurado...

—Me alegro —Franco se pasa la mano sobre los labios y a continuación observa atentamente a mi hermana—. ¿Saben algo de Mortel?

—No... —digo casi por instinto...

—No —responde Maitena sentándose de nuevo en el sofá.

—De Mortel, no —Edara guarda el celular y termina alzando la mirada hacia nosotros, con algo de alivio en sus ojos—: Pero, me acaba de decir Martin que lograron acceder al caso, aunque está complicado... muy complicado, la buena noticia es que ellos podrán defender a Mortel.

—¿Está feo el asunto? —Franco pregunta sentándose a lado de Maitena, quien solo mira la puerta tras la que se encuentra su hija.

—Mucho —Edara suelta la información—, aunque las pruebas son falsas, son pruebas muy bien hechas... ahora, el principal problema es que están frenando los recursos de los Gianti.

Solté una risita burlona, no es el momento, es verdad, pero no pude evitar la reír.

—Menos mal estas divorciada de forma legal, así tienes como sostener a tus hijos —dice Franco frunciendo el ceño—. Pero igual estaría preocupado si es que intentan tocar la fortuna que debe pasar a mis hijos.

—¡Las personas que intentan meterse con el dinero de nos Gianti, no tiene idea de en qué foso se está metiendo! Su herencia y dinero es mejor conocido como La Fortaleza Gianti—respondo.

Edara hace un gesto que delata que ella sabe el terrible error de que están cometiendo al intentar frenar o confiscar los recursos de los Gianti, Franco por el contrario solo denota su incomprensión.

Aún recuerdo el día que me casé con Mortel, antes de la ceremonia su padre se acercó a mí y me hizo firmar miles del cientos de papeles y acuerdos. Los Gianti tienen una fortuna incontable... y cuando digo incontable es porque no puedes tan si quiera saber en donde guardan su dinero. Y si de algo estoy segura es que Mortel jamás permitiría que sus hijos queden desamparados económicamente.

Sea el que sea el que intenta dejar secos a los Gianti, se va a encontrar con una pared imposible de derribar.

—De todas maneras Solei —habla Franco—. Si llegas a necesitar ayuda económica...

—Gracias Franco —respondo—, pero si de algo estoy segura, es que no llegarán a tocar un solo dolar de la cuenta de Mortel... y que saldrá en cualquier momentos, con Santos y Martin al mando, no lo dudo.

>>A parte. Conozco tan bien al padre de mis hijos. Estoy 99,9 % segura que él ya sabía que esto iba a pasar.

Franco de nuevo pone una expresión de incomprensión, en lo que yo imagino el rostro de Mortel, cargado de tranquilidad y quietud, esa que pone cuando sabe que va a ganar una gran partida de Póquer. Tantos años juntos, conozco a la perfección sus debilidades y fortalezas.

Respiro profundo, e intento transmitir a mis bebés calma, y menos mal, porque brinco de la emoción al ver que la puerta de la habitación donde estaban Orkias e Irina se abre, y los veo a ambos salir caminando ilesos.

Maitena hace lo mismo al ver a su hija, y juntas vamos a abrazar a quienes esperábamos.

—Ya están de alta —habla Atria por lo alto, mientras los fuertes brazos de Orkias me rodean.

—Te extrañé, mi amor, ¡Por los 7! Me tenias preocupada —susurro a su oído.

—Lo siento, no debí ir, sin antes ponerte al tanto —me responde también al oido—. Gracias Atria por el cuidado.

—No hay de qué... —responde la mujer. Estoy para servirles y me alegro poder ayudarlos.

—Bien —habla Edara— ¿Qué hacemos hermana?

—Vamos junto a los abuelos de Hisa, luego a visitar a Mortel, Orkias mi amor, ¿Te puedo dejar a cargo de Luriel?

—Por supuesto... déjame a la fiera, pero primero, ponme Ñ tanto de todo para que yo lo pueda tranquilizar.

Le doy un beso de agradecimiento, mientras él coloca su mano sobre mi vientre y acaricia el lugar donde están sus hijos, le susurro un claro, y en eso me siento observada, volteo ye fijo que Franco nos analiza atentamente, solo le ofrezco una sonrisa amable, pero algo en mis adentros me lanza una alarma. ¿Por qué?

Los secretos de La Colmena  [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora