Hilos Escarlata. (Parte I)

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"Agarremos una navaja de oro
y hagamos un pacto de sangre, cariño. 
Para amar y follar, y sólo vernos a nosotros mismos. 
Y recuerda esto...
El hotel de tu corazón no estará tan vacío
y puedo decir que no estás fingiendo. 
Porque tomo amenazas de muerte 
como el mejor de ellos. 
¿Matarías, matarías, matarías por mí?
Te quiero lo suficiente para preguntarte de nuevo. 
¿Matarías, matarías, matarías por mí?
No me besarás a menos que mates por mí." 

Kill 4 Me - Marilyn Manson. 

─────────☾ † ☽ ────────

Cubriendo su boca y sintiendo las lágrimas quemar en la comisura de sus ojos, TaeYong bostezó, emitiendo un sutil sonido agudo que, quisiera o no, le hizo sentir avergonzado.

Odiaba cuando sonaba como "gatito", que era como usualmente le decían sus amigos licántropos cada vez que emitía ese sonido en específico al bostezar; cosa que, por suerte, no siempre pasaba.
Aunque, por la risita que escuchó por parte de Ten, supo que su amigo y jefe, estaba pensando en exactamente lo mismo.

—¿Y ese gato pequeño?

Preguntó Ten entre risas, dando unas juguetonas caricias en la espalda de TaeYong quien, sin dejar de cubrirse los labios, le dedicó una mala mirada.

Ah. Joder. Estaba agotado.

Y ya no era capaz de esconderlo.

No cuando, con algo de suerte, apenas había dormido dos horas; y ni hablar de lo fatigante que era "donar" sangre. 

Si es que quería decirlo de forma elegante, claro.

Se sentía más como un repartidor de comida que un donante. 

Incapaz de decirle algo mordaz a su amigo -más que nada por el cansancio, no porque temiera que Ten se fuera a sentir ofendido- TaeYong bajó su brazo con un movimiento brusco y suspiró, permitiéndose ser algo infantil al emitir un lamento desde lo profundo de su garganta.

—Quiero dormiiiir. —se quejó, alargando la última vocal para darle mayor énfasis a su sufrimiento llamado: "me metí en la guerra de los vampiros y ahora no sé cómo mierda vivir en paz"—. Tu café no me hizo ningún efecto. Pondré una demanda por publicidad engañosa.

Con los brazos cruzados sobre su pecho y los labios ligeramente abultados, TaeYong asintió, mostrándose como un niño encaprichado.

Siempre era divertido molestar a Ten; y fue aún mejor cuando, bufando con pesadez, Ten rodó los ojos y de inmediato se alejó de él, yendo hacia la puerta de la cafetería para comenzar a cerrarla. Enfurruñado.

¡Adorable!

Sonriendo, TaeYong dio un toque sutil a las cintas rojas atadas a la base de ocho de sus dedos, siguiendo los pasos de su amigo hasta terminar por apoyarse en el ventanal junto a la puerta de la cafetería para mirarlo.

Habían tenido un día de locos. El resto de trabajadores del local no se habían presentado ya sea por licencia médica o cosas más importantes -llámese temas familiares- con los que Ten nunca tenía problema para dar el día libre.
Y, a decir verdad, jamás había demasiado problema con que estuvieran sólo ellos dos, menos un día de semana pero, por alguna razón, ese día el local se llenó, y apenas habían podido respirar entre un cliente y otro. 

Así que, en teoría, estaban "muertos" -como popularmente se decía- y ese cansancio era visible en el rostro de Ten quien, a pesar de ello, seguía viéndose hermoso. 

Piel Escarlata. [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora