Sueños. Oxígeno. Noche. Dinosaurio.

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"Estás en mi mente.
He estado allí toda la noche.
He estado extrañando ver a mi reina de medianoche.
Ven a tomar una copa.
O tal vez tres.
Y, cariño, te haré mi próxima víctima.
Ha sido demasiado tiempo para pasar esta noche solo.
Necesito escuchar el dulce sonido de tus gemidos.
Ven a dar un paseo, cariño, no seas tan tímida.
Prefiero chicas que no tengan miedo a llorar.
Yo quiero
Ah, ah, ah.
Para hacerte
Ah, ah, ah.
Tú me haces
Ah, ah, ah.
En tus sexys jeans ajustados".

I Want To - Rosenfeld.


─────────☾ † ☽────────


Una vez tras otra, TaeYong dejó caer su cabeza muy suavemente en contra de la mesa delante de él, permitiéndose hacer un berrinche infantil mientras aún estaba solo. Berrinche que, seguramente, le dejaría con una marca roja en el centro de la frente, que era donde se estaba golpeando.

Aún no podía creer lo que había dicho la noche recién pasada, lo que había hecho, dejando al descubierto toda aquella confianza que sentía con YoonOh.

En el momento, claro, se sintió completa y absolutamente correcto; su cuerpo y su alma parecían estar a gusto allí, acurrucados contra YoonOh, envolviendose en su calor -a la mierda con que fuera un vampiro, seguía siendo cálido a su manera- en sus toques, su mirada, su risa y su exquisito aroma. Pero ahora que tenía la racionalidad de su lado, mierda, no era más que una tortura.

Claro, podría fingir y decir que no recordaba, pero aquello no le convenía porque YoonOh, durante esos minutos, le había soltado más información que nunca, mostrándose tan relajado y a gusto que, Cristo, controlar las ganas de besarlo había sido terrible.

Si SungChan no hubiese estado allí, ayudando con toda esa confianza, complicidad y relajo, TaeYong no sabía cuánto tiempo hubiese soportado sin poner sus labios sobre ese jodido y encantador vampiro.

Oh. Mierda.

Estaba perdido.

Soltando un lloriqueo infantil, TaeYong apoyó su mejilla sobre la mesa en un gesto derrotista y miró a su alrededor.

La luz que entraba por los ventanales estilo victoriano de aquella antigua, bonita y elegante casa, le daban cierto aire etéreo a todos los objetos que en su mayoría eran sobrios. La decoración en la casa de YoonOh era algo así como minimalista, viajando en toda la gama de escala de grises que a veces era interrumpida por algún o que otro objeto de madera.
Era un lugar cómodo y acogedor, sumamente ordenado y que en cada maldito rincón, tenía el perfume del vampiro.

Una mezcla varonil, cálida y con tintes de café.

Exquisito.

A pesar de que había juguetes y libros de SungChan esparcidos por distintos rincones de la casa, todo seguía viéndose ordenado y limpio, como si todo allí fuese sumamente tranquilo.

Joder. Sí. Le gustaba.

Le gustaba demasiado el lugar, y no podía evitar sentirse lo suficientemente cómodo como para moverse por donde quisiera sin pensar que se inmiscuia demasiado.

¿Sentido? No, TaeYong sabía que no tenía sentido. Pero todo lo que él parecía sentir cerca de YoonOh, no tenía en lo absoluto sentido.

Abultando los labios, TaeYong detuvo su mirada en un transparente frasco de plástico que tenía una bonita etiqueta en negro con la palabra "Sueños" en ella, escrita de una forma sumamente elegante y pulcra.

Piel Escarlata. [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora