Dientes de leche. Celos de sangre. Colmillos de mentiras.

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"Quiero ser tu loción fijadora
para sujetar tu cabello con profunda devoción. 
Al menos tan profundo como el Océano Pacífico,
Quiero ser tuyo. 
Los secretos que he tenido en mi corazón 
son más difíciles de ocultar de lo que pensaba. 
Quizás yo sólo quiera ser tuyo. 
Quiero ser tuyo. 
Quiero ser tuyo. 
Quiero ser tuyo." 

I Wanna Be Yours - Arctic Monkeys.
 

─────────☾ † ☽ ────────


—YoonOh... —llamó TaeYong en un susurro urgido, alternando su mirada entre el niño acurrucado tranquilamente en su regazo y el vampiro que estaba sentado frente a él.

Mierda.

¿Cómo había terminado en esa situación?

TaeYong no lo entendía. En lo absoluto.

Es decir, teóricamente sí, lo sabía, pero por otro lado no sentía nada más que su cabeza dar vueltas entre la información de que YoonOh no era sólo un "vampiro", y que aquel bonito niño llamado SungChan, no parecía querer despegarse de él, olfateando su cuello cada tantos -breves- minutos.

Su yo racional se burlaba de él por creer que los vampiros no eran más que "vampiros". ¡Joder! Obvio que necesitarían dinero para vivir, vestirse, comprar aparatos tecnológicos y quién sabe qué otra cosa más; no así como en los libros e historias en donde, mágicamente, todos tenían la billetera llena de magníficas herencias.

Y, por otra parte, su yo irracional le ganaba al racional mientras de derretirse por SungChan, se tratase.

Algo que no le quitaba en lo más mínimo el pánico que le producía el estar siendo "víctima" de tanto amor infantil.

Hasta había olvidado su aversión por las agujas, y eso era mucho decir.

—¿Hm? —respondió YoonOh de forma suave, terminando por acomodar la aguja en la vena de TaeYong, y mirarlo—. ¿Estás bien?

A pesar de que era una pregunta que sonaba bastante amable, TaeYong no tuvo problemas en ver e identificar la burla en YoonOh; en su voz y en la forma en que le miró de soslayo, con ambas cejas en alto y una sonrisa imposible de esconder.

Maldito bastardo.

Pero, incluso si por unos segundos TaeYong puso una expresión de fastidio, esta rápidamente cambió a una de pánico cuando SungChan volvió a sostenerse de sus hombros y, sin levantarse demasiado de su regazo, olfatearle el cuello.

Mieeerrrrda.

Fue instantáneo el que se tensara por completo, removiéndose en su posición.

—No te muevas tan bruscamente. —gruñó YoonOh entre dientes, logrando robarle un lloriqueo al pelirosa.

—Es que... —tomándose un segundo, TaeYong tragó saliva con pesadez y frunció sus cejas hacia arriba—. No me suelta. —susurró apenas con voz, queriendo evitar que SungChan le escuchara. Tampoco quería lastimar a su inocente corazón—. ¿Qué hago?

¡Le hacía cosquillas!

TaeYong sintió como una jodida tortura la forma en que YoonOh le miró fijamente, en silencio. Envolviéndolo. 

Segundos que parecieron eternos hasta que el pelinegro dejó salir una risa suave, volviendo a bajar la mirada en lo que seguía manipulando todos aquellos utensilios de mierda que TaeYong no quería mirar mientras la sangre abandonaba su cuerpo.

¿Qué clase de dimensión extraña era esta? 

Piel Escarlata. [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora