Piel Escarlata. [JaeYong]

La obvia y peligrosa atracción del chupasangre.

"Me emborracho con esta extraña sensación,
no puedo ocultarla.
Mi corazón confundido se congeló.
Quiero tenerte.
Un gesto tímido tienta a mi yo salvaje.
Una silueta negra,
un movimiento que me seduce".

Chocolate - Max ChangMin. 

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Ese olor a chocolate caliente y frambuesas se había metido a sus sistemas a tal punto que YoonOh casi parecía poder saborearlo en su lengua; algo denso, caliente, pesado y delicioso que lo mantuvo en un estado de alerta constante desde el momento en que llegó a él a través del bosque como un fuerte puñetazo que le llevó a detener sus inútiles intentos de romper aquel hechizo de protección.

Si DoYoung le dijo algo, si algo pasó a su alrededor, no estuvo del todo seguro y tampoco le importó.
Simplemente se movió, buscando la fuente de aquel aroma como un maldito animal; fascinado y desesperado.

Algo que no entendía y que no tenía sentido en su cabeza.

Odiaba a las brujas.

Odiaba su aroma.

Y no podía decir que el aroma de aquel brujo le gustase pero... ahora que parecía aún más concentrado, removía aquel lado bestial dentro de él.

Quería atacarlo.

Morderlo.

Era una especie de necesidad animal que, supuso él, iba relacionada con la ira, desesperación y frustración que sentía en ese momento.

Nadie le sacaba de la cabeza que el brujo aquel le había hecho algo a sus hermanos, tal y como esa otra bruja había hecho algo con él.

No, no aquella bruja, sino que aquel jodido aquelarre completo.

Y eso hacía hervir su sangre.

Pero, para ser sincero, estaba teniendo una batalla interna entre lo racional y lo animal, porque su lado más tranquilo no dejaba de repetirle una y otra vez que no todas las brujas eran iguales, que sus hermanos, incluso con pocas fuerzas, habrían podido defenderse de una bruja que actuaba por solitario, que aquel -delicioso- aroma dulzón y cítrico en igual medida, no era ensuciado por el aroma a muerte y sangre de sus hermanos.

Pero su lado bestial gritaba desesperado, rasgando sus entrañas y repitiendo en su memoria, sin un ápice de descanso, las imágenes de su pasado.

Todas esas brujas.

Esa bruja.

El engaño.

La maldición.

Mierda.

Odiaba y amaba aquel instinto asesino.

Un instinto asesino que era impulsado por el miedo de perder a dos de los vampiros más importantes en su vida.

Un animal asustado podía ser mucho más peligroso que uno enfadado.

Su cuerpo parecía estar separado de su mente, animal y mente dividiendo su corazón. Y, por lo mismo, YoonOh no se sorprendió de cuando, antes de poder pensarlo siquiera, ya se estaba abalanzando por entre los árboles en contra de aquella figura que había visto en medio de su extraña búsqueda desesperada; figura enfundada en ropas negras, destacando la bonita cabellera rosa pastel.

Chocolate y frambuesas.

El tiempo transcurriendo a un ritmo lento, separándose del espacio.