El Bosque que esconde los secretos.

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"Te acaricio. 
Dejo que nos pruebes, simplemente tan maravilloso.
Escucha. 
Te daría cualquier cosa, bebé. 
Sólo haz mis sueños realidad. 
Oh, bebé, tú me provocas mariposas. 
Sólo quiero tocar y besar. 
Y desearía poder estar contigo esta noche. 
Tú me provocas... 
Porque tú me provocas mariposas, 
por dentro, por dentro, y yo...
Si tú tomaras mi mano, bebé, te mostraría...
Te guiaría a la luz, bebé. 
Si tú fueras mi amor. 
Bebé, te amaría... 
Te amaría hasta el final de los tiempos". 

Butterflies. - Michael Jackson. 

─────────☾ † ☽────────


Enredando sus dedos en aquellos bonitos y alborotados cabellos rosa, YoonOh sonrió, sintiendo el relajo invadir todo su cuerpo bajo el calor que TaeYong -profundamente dormido- le proporcionaba.

Un calor dulce, suave y adictivo.

Joder, aún no podía creer que realmente había caído. Era casi hilarante toda la situación, un poco terrorífica también, y es que todo estaba siendo -según su estimado de tiempo para vivir las cosas- demasiado rápido y demasiado intenso.
Porque todo lo que sentía estaba allí, con la intensidad y la fuerza de un tornado, alborotando su corazón y llenándolo de algo tan agradable que, maldición, no sabía cómo mierda expresarse o reaccionar.

Con las mismas ganas que tenía de cuidar a TaeYong, de mimarlo, de tratarlo con suaves besos y caricias delicadas, también tenía ganas de hacerlo enojar, de mordisquearlo, de ser dominante, de llenarlo de caricias bruscas y marcas de besos.
Una situación contradictoria pero que, en el fondo -no tan en el fondo- tenía un mismo fin: cuidar de TaeYong y sentirlo suyo, todo suyo.

Joder. ¿Desde cuándo era un maldito neandertal?

Sus instintos animales estaban más a flor de piel de lo normal aunque... a TaeYong no parecía molestarle, en lo absoluto, y eso era una caricia directa a su ego enamorado de un brujo.

Bufando una sonrisa, YoonOh se inclinó a dejar un beso en la coronilla de TaeYong y continuó acariciándole el cabello.

—Brujo odioso. —susurró en un tono cariñoso.

Ahora que estaba allí, recostado en el sofá y con TaeYong sobre él, con toda la casa sumergida en el silencio ya que la mayoría de los vampiros se habían ido apenas el cielo se oscureció gracias a unas pesadas nubes -no debían ser más allá de las tres de la tarde. ¿Qué clases de hábitos le estaban dando a SungChan?- se podía dar el lujo de pensar en todo ese jodido exceso de información que le estaba destruyendo los sesos.

Bueno, más que exceso de información, era exceso de preguntas.

¿De dónde provenía específicamente TaeYong? ¿Qué tan relacionados estaban TaeYong y el Brujo Infernal? Porque, sinceramente, no se creía eso de que sólo venían del mismo clan de brujos, no con lo físicamente parecidos que eran. ¿Primos? ¿Hermanos? ¿Tío y sobrino? ¿Padre e hijo? Sea cual fuera la respuesta, eso ponía sobre la mesa el hecho de que TaeYong y SungChan tenían un lazo de sangre entre ellos, lo cual explicaría ese ligero parecido que alguna vez creyó ver en ellos.

¡Y no sólo eso estaba destruyendo su paz mental! Joder, claro que no. También tenía dando vuelta en su cabeza el tema del libro.
¿Qué relación tenía aquel libro que Winter cargó con ella, con el poder de TaeYong? ¿Qué podría encontrar allí que estuviera relacionado con el bonito chico acurrucado sobre él? Por lo que recordaba, aquel libro tenía hechizos, muchos hechizos, entonces... ¿por qué? ¿Por qué ese libro? ¿Acaso Winter había escondido algo de él? Eso último no sería una sorpresa precisamente si es que se pensaba en las grandes cosas que la bruja le había escondido durante su tiempo juntos.

Piel Escarlata. [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora