O (OCACIONES ESPECIALES Y COMPLICES)

209 19 3
                                    

Los chicos seguían en el departamento del mayor.

-Anímese. ¿No quiere ir a tomar algo? - le preguntó Simón.

-Vayan ustedes. En verdad que no tengo ganas de nada. - dijo el otro sentándose al piano.

-Creo que es mejor dejarlo solo por un momento - le dijo Martín a su hermano.

-Si... sería lo mejor – coincidió.

-Intente de dormir un poco, igual y regresamos en la noche - dijo Villa dándole una palmada en el hombro. Los tres se dirigieron a la puerta y vieron a la oficial acercándose de la mano de la pequeña. Entonces se miraron, con una mirada coincidieron que lo mejor era dejar la puerta entre abierta.

La pequeña, aunque solo los había visto en fotos sabía que ellos eran los mejores amigos de su padre, no les dijo nada, pero agradeció el gesto.

Ambas entraron sin hacer ruido, era como si la oficial también fuera cómplice de los rolos para el reencuentro de los Isaza.

El mayor estaba tocando el piano, Isabel estaba por correr a sus brazos cuando este cantó una estrofa - con un beso llegó la calma.... - hizo una pausa - con un beso dijiste... - Isabel lo interrumpió.

-Papi - dijo al borde de las lágrimas.

El mayor se dio la vuelta y la vio parada ahí, y la oficial que observaba cuidadosamente la escena – Mi pequeña. Mi princesa - se levantó a abrazarla.

-Me da gusto que se alegre, el juez decidió que harán una investigación sobre el caso y ha determinado que la pequeña se quede con usted hasta que el asunto se solucione - dijo la mujer estirándole una hoja con la información.

Isaza por un momento pensó que podía bien estar soñando - Me puedes pellizcar? - le preguntó a su hija.

-¿Qué? ¿Para qué? - dijo riendo.

-Para saber que esto no es un sueño - su sonrisa se le contagió y terminó haciéndole cosquillas.

-Bien - dijo aun riendo y su pequeña le pellizco el brazo.

-¡¡Ouch!! Llamen a una ambulancia - se quejó y se tiró al suelo.

-Papi, no seas exagerado. Fue solo un pellizco - reía de la pésima actuación de su padre.

-Pero si me dolió - hizo como si se sobara el brazo.

-Pero tú dijiste - la pequeña le saltó encima haciéndole una bolita y entonces los tres chicos entraron de nuevo al apartamento.

-¿Quién lo diría mi perro? - dijo Martín en cuanto vio la escena.

-¿Qué nadie aquí sabe tocar la puerta? - fingió indignación el del sombrero.

Ellos nos dejaron pasar - dijo la pequeña levantándose de encima de su padre y parándose frente a ellos estriándoles la mano - Isabel, mucho gusto.

Los chicos correspondieron al saludo en lo que el más alto se levantaba - este es Moncho, Martín y Villa - dijo señalándolos respectivamente.

-Lo sé - dijo ella volviendo a su lado.

-Lo investigaste antes de venir? - bromeó Villa.

-No fue necesario. Mamá siempre hablaba de ustedes - terminó ladeando la cabeza.

-¿Qué opinan de ir a cenar unas hamburguesas para celebrar? - dijo Martín - Simón paga - terminó y todos asintieron mientras el mayor solo se quejaba.

-Solo porque la ocasión lo amerita - dijo saliendo del departamento.

La hija de IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora