S (SEÑORAS MALHUMORADAS Y DISCULPAS)

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Llamaron a la policía para reportarle como desaparecida, y todos en grupo comenzaron a buscar a la pequeña, gritaban su nombre esperando que los escuchara, pero lo único que lograron fue despertar a los vecinos.

-¡Ya cállense! Hay personas normales que quieren dormir - les gritó una señora evidentemente somnolienta desde su ventana.

-Si, lo sentimos, pero estamos busca... - la mujer no lo dejo terminar.

-Peros peros peros, este mundo está lleno de peros. Excusas hay muchas, déjense de ellas y vayan a sus casas a dormir - la mujer cerró la ventana indignada.
-Mamá, ¿qué pasa? - le decía su hija entrando a la habitación.
-Primero la niña gritona viene a despertarnos y ahora este grupo de patanes, ¿qué no ven las horas que son? - la señora estaba muy alterada.
-Pero y si la niña es a quie... - la mujer le interrumpió.
-Ahí vas tú también con los peros. ¿Sabes qué? Mejor ya vete a dormir, mañana hay escuela, necesitas descansar - la mujer la echó de su cuarto.
Ella se quedó pensando, y finalmente salió a donde los chicos buscaban - oiga, señor, por aquí - hablaba bajo para no llamar la atención de su madre.
-Ya nos lo hizo saber esa mujer, nos iremos en seguida - aclaró Isaza.
-No, yo solo quería decirles que hace rato pasó una niña por aquí. No la vi, pero se puso a gritar. Estaba como llorando. Se echó a correr cuando mi madre le gritó - dijo la chica captando la atención de todos.
-Pero ¿qué gritaba? ¿Por qué estaba llorando? - preguntó esta vez Villamil.
-No estoy muy segura, algo de arruinar las cosas, y que todo mal. No sé muy bien, estaba medio dormida. - les aclaró.
-Muchas gracias por decirnos, y a tu mami también, ya nos vamos para que pueda volver a dormir - le dijo Laura sonriéndole y los 5 se alejaron de ahí.
-¿Creen que haya sido Isabel? - les preguntó Simón incrédulo.
-Ni idea, ¿qué la regaño, o qué pasó perro? - le preguntaron a Isaza.
-No, todo estaba bien, habíamos quedado de ir al zoológico en la mañana... - la voz del mayor se cortaba - fueron esos bastardos, estoy seguro - apretando fuertemente el sombrero entre sus dedos.
-Isaza, no hay pruebas - le recordó Villa.
Pero entonces ¿dónde está? ¿Quién le haría algo así a mi bebé? - lanzó el sombrero y cuando fue a recogerlo su mirada se clavó en los juegos del parque al otro lado de la calle, recordaba que su padre lo llevaba ahí a jugar con sus hermanas, se acercó a sentarse en uno de los columpios, estaba amaneciendo, el sol se asomaba entre las colinas entonces se iluminó una casita de plástico cercana a donde él, y entonces la vio, acurrucada y abrazando el peluche, corrió hacia ella con pasos torpes - ¿Isabel? - dijo llamando la atención de sus amigos.

-Perdón perdón perdón, me equivoqué, me equivoqué, perdóname papi, perdóname por favor.

La hija de IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora