La hija de Isaza

O (OBJECIONES Y HERIDAS)

Cuando se calmó un poco, Isaza le explico lo que había pasado, al terminar la pequeña tenía una cara de preocupación y desviaba mucho la mirada hacia sus pies.

-No te preocupes, no dejaré que te alejen de mi lado - le dijo mirándole a los ojos que ahora temblaban a punto de llorar. De nuevo la mirada fue hacia sus pies y de regreso rápidamente - qué tienes? Hay algo en el suel... - No pudo terminar de hablar a ver una herida en el tobillo de Isabel - Hija, amor, ¿qué te paso? - la levantó y la sentó en la cama.

-La venda se cayó - dijo restándole importancia.

-Me refiero a cómo te lastimaste - le levantó la barbilla - Lo hicieron con los bomberos? - la pequeña negó - ¿Lo hizo tú madre? - Volvió a negar, y hubo una pausa incómoda - ¿Lo hiciste tú? - negó de nuevo y su nariz temblaba delatando miedo - No tengas miedo mi vida, dime quién lo hizo - la cara de Isaza estaba notoriamente preocupada.

-No puedo - fue lo único que dijo antes de romper en llanto.

-Ya, ya - repetía Isaza sobándole la espalda para consolarla - Solo dime quién lo hizo, no pasara nada - terminó acariciando su pelo aún mojado.

-No puedo - repitió entre sollozos.

Isaza la separó e intentó mirarle a los ojos - ¿lo ha hecho otras veces? - la pequeña le evitaba la mirada - Isabel mírame a los ojos, ¿lo ha hecho otras veces? - el tono de voz era suplicante, pero la pequeña no cedió y le seguía evitando - amor, por favor... creí que éramos un equipo - dijo casi en un susurro, y con eso un sentimiento de culpa llenó a Isabel que apretando los labios por fin le correspondió la mirada.

-Mis tíos - dijo rápido y tratando de contener el llanto, pero fracasando en el intento.

Isaza abrió los ojos como platos - Son ellos los que quieren la custodia – dedujo.

-No dejarás que me lleven con ellos, ¿verdad? - se aferró a la camiseta del mayor.

-No mi amor, te lo juro que no. - le abrazó con más fuerza.