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-Villa? - preguntaba Isaza intentando abrir la puerta que tenía la cadena puesta.

-Mierda... - se dijo entre dientes - ya voy - terminó gritando. Se escucharon un par de portazos, y ruidos extraños - un minuto - siguieron los portazos.

-Villa todo bien? - le preguntó Simón.
De otro lado de la puerta Villamil solo maldijo que Simón también estuviera ahí

- Está perfecto, solo estoy dando los toques finales.

-Finales, ajá - interrumpió Nath.

-Bueno jueputa ¿también trajo a Aleho o que carajos? - se quejó Villa que ya iba camino a la puerta.

-Insistieron en venir - se excusó el más alto.

-Y bien, ¿dónde está el desastre? - Simón frotaba sus manos ansioso.

-Que poca fe - se quejo Villa.

-Oiga perro, no me diga que... - Simón notó de inmediato que algo faltaba en esa habitación y no tuvo corazón para terminar la frase.

-Si - apretó los labios y tomó aire - venga, veamos que hizo papo - hizo un gesto con la mano y se adelantó - pero si esto no parece que tenga ningún problema - le dijo al ver una estructura perfectamente ensamblada.

-Pues claro que no. ¿Quién la hizo? ¡El gran Juan Pablo Villamil para servirle! - se indignó.

-Ya me dejara salir señor Juan? - sonó una voz dentro del armario.

-¿Y eso? - preguntó Isaza abriendo las puertas.

-Le dije que no hablara hasta que yo le abriera - le regañó el ojiverde.
-¿Qué está pasando acá? - Le cuestionó el del sombrero.

-Pasa que su amigo me llamo porque su estructura nomas no le quedaba. Viera lo sencillo que fue. - chasqueó los dedos y Villa se cruzó de manos mostrando su inconformidad.

-Ya había hecho yo el trabajo difícil - dijo aún indignado.

-¡Olvídese de lo de ver el partido el sábado! - le gritó Villa cuando el hombre se fue.

-Bueno, y ¿cuánto le debo a ese hombre? - le dijo Isaza poniéndole la mano en el hombro.

-Que va. Nada, si solo ajusto un par de tornillos.

-Villa.

-Bueno quizá sí hizo un poco más, pero no se preocupe, me debía el favor así estamos bien - terminó dándole palmadas en el hombro.
Tocaron el timbre. Era la mudanza. Rápidamente todo estaba abajo y se dedicaron a acomodarlo, o más bien a seguir las instrucciones de Nath para acomodarlo.

La hija de IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora