N (NO HABÍA NADIE)

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Isaza se decidió a abrir la puerta después de un rato. Al abrirla no había nadie, se asomó por el pasillo y vio a una pequeña parada en medio del pasillo, había un charco de agua a su alrededor, se acercó a ella y le tomó por el hombro - Oye niña, ¿fuiste tú quién tocaba? ¿Estás perdida? - dijo cuando esta se dio la vuelta para mirarlo.

-No. Ya no. - dijo aferrándose en un abrazo al mayor.

-Hey hey, ¿qué te pasa? ¡Suéltame! - se quejó Isaza aventándola para que se alejara.

-Pero - de nuevo la mirada de la pequeña se cristalizó.

-Pero nada. Será mejor que busques a tus padres - interrumpió Isaza sacudiendo su ropa ahora húmeda por el abrazo y caminado hacia su departamento.

-Es que yo... - sonó el portazo detrás de Isaza - soy tu hija... - terminó casi inaudible y cayendo de rodillas en el suelo. Cortados sollozos inundaban el pasillo. Pronto había anochecido. La pequeña se limitó a recargarse sobre la puerta esperando a que Isaza volviera a abrir. Aun temblando se quedó dormida.

La hija de IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora