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-Bueno ponte tu cinturón - le dijo Isaza poniéndola de regreso en su asiento.

-Qué?, ¿Por qué? - La pequeña parecía preocupada.

-Para ir a comprarte algo de ropa. La vas a necesitar si es que aún quieres vivir conmigo - dijo acariciándole la mejilla con su dedo pulgar.

La menor soltó un suspiro y se relajó considerablemente - Si, eso creo - dijo abrochando el cinturón.

-Alguna marca en especial? - le preguntó Isaza.

-No me voy a poner exigente - la pequeña le sonrió.

-Eso que significa? - dijo confundido.

-Significa que somos un equipo - le extendió la palma para que chocara los 5.

-Eso no responde la pregunta, pero bueno - le correspondió al choque de palmas, encendió el auto y condujo hasta una plaza cercana - bien, vamos o se hará tarde.

Ambos bajaron del auto y entraron a la plaza - no te vayas a separar de mí, de acuerdo? - Dijo tomándole la mano con fuerza.

-Ni un centímetro - le respondió divertida.

Ambos caminaron por un rato mientras el mayor le señalaba tiendas con maniquíes de niñas en la vitrina, pero Isabel sabía perfectamente que todas esas tiendas vendían cosas exageradamente costosas, así que las ignoró por completo. Mientras Isaza revisó por un momento su teléfono la pequeña vio a lo lejos una tienda con círculos rojos por todos lados, eso solo puede significar una cosa: Descuentos. Perfecto. - Mira papi, deberíamos ir ahí. - le dijo señalando la tienda con una sonrisa en el rostro.

-Iremos donde usted mande princesa de mi corazón - se agacho para poder cargarla.

La hija de IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora