Capítulo 23. No La Puedo Castigar?

502 69 54
                                    

Ya estaba algo oscuro cuando Matamoros le mando un mensaje avisándole que todo estaba bien, llegarían en unos 20 minutos a la casa, eso dejo tranquila a Altagracia pero con José Luís fue algo diferente, estaba ansioso para hablar con Victoria por lo de hace rato, ya ahora le valía si descubría lo de su perfil falso.

Altagracia les estaba preparando a los chicos algo rápido para cenar, iban a pedir comida rápida pero prefirió que comieran bien al menos esa noche, ya mañana si querían almorzar pizza o hamburguesa no se iba a oponer, en lo que ellos comían le llevaba a su papá y suegra un vaso con agua, sabía que este era el horario del medicamento de su padre y su suegra le había pedido agua con anterioridad.



- Mejoraron un poco las cosas? – se los entrega

- No, tu marido está celosisimo – ríe

- Voy a tratar de hablar con el – asiente

- Me avisas si necesitas que lo haga aterrizar – dice Angie

- Si – ríe yendo hasta Luís – Mi amor

- Ya sé lo que me vas a decir – niega cruzando los brazos

- Mi vida – lo toma de los hombros luego de ponerse en las puntas de sus pies – Entiendo tu enojo, indignación y demás pero enves de que explotes con ella, hazle entender de una manera civilizada lo que pasa en tu cabeza, sin gritos

- Pero ya lo hablamos con ella! Tuvimos una charla incomodisima sobre condónes – le recuerda – Las pastillas y no recuerdo que otras cosas más eran

- Bueno pero es necesario que ella sepa de las opciones que tiene – dice tranquila – Además de que le generemos confianza, con ella avanzamos realmente poco – suspira – Por favor, no retrocedas

- Osea que no la puedo castigar? – frunce el ceño

- Amor, la verdad yo no veo un motivo de peso para que la castigues – da de hombros – Viste todas las historias que subió, en ninguna hizo nada indebido, ahora si le hueles alcohol, la cosa cambia

- Crees que haya tomado? – la ve

- Pues no sé, espero que no – dice obvia – Pero de ser así, ahí la puedes castigar

- Bien – asiente – Es que no me gusta mucho su noviecito

- Y no va ser el primero – ríe abrazandolo – Amor a mi papá tampoco le agradazte

- Pensé que mi suegro me amaba – apoya el mentón sobre su cabeza – Mi vida fue toda una mentira

- No seas exagerado – rueda los ojos – Mi papá te adora ahora, antes pues la cosa era distinta

- Bueno con caerle bien ahorita me conformo – soba su espalda – Tú como estás? No se me olvida lo de hace rato – advierte

- Primero habla con Vicky – se separa un poco – Y luego tratas de descubrir que me pasa, va?

- Bien – suspira – A poco Sofí también necesita que le cheque algo?

- No – ríe – Anda cenando con Matías, después los pondré a ver una película, aún no quieren dormirse




Luego de unos minutos llego Vicky, saludo a sus abuelos y a sus tutores, obvio no entendía la cara de José Luís hasta que la abrazo de lado pidiéndole que fuera con el al estudio, hablaron por unos 5 minutos más o menos y cuando salieron de ahí los dos andaban sonriendo, por suerte las cosas salieron bien o bueno esa era la impresión que daba, Vicky se le unió a sus hermanos ya que se estaba muriendo de hambre.

Los abuelos de despidieron de todos al ver que todo parecía normal, ocuparon a Matamoros para poder regresar a casa, Altagracia andaba en la cocina lavando los poquitos trastes que estaban allí, José Luís por su parte estaba en la mesa con los chicos, ayudando a los más peques de vez en cuando, al terminar Vicky lavo los platos de ellos tres mientras que en la sala la esperaban para ver una película.




- Quieres que te preparé algo rápido mi amor? – lo abraza aprovechando que se encontraba sentado

- No te preocupes – besa sus manos – Si me da hambre voy a prepararme un sándwich

- Puedo hacerte unas quesadillas – decide sentarse en sus piernas – De verdad no me cuesta nada

- Mi vida, tienes una cara de cansancio – acaricia su mejilla – Ahorita no tengo hambre, pero si tú si, te hago la quesadilla yo

- La verdad yo tampoco tengo hambre – se acomoda – Necesito ducharme y luego mi camita

- Yo igual – la abraza – Aprovechando que los tres andan en la sala – besa su mejilla – Me quieres contar que paso hoy?

- Ay amor lo mismo de siempre – le resta importancia – Mamá ofreciéndome de manera "discreta" tratamientos, hablaba de las hijas de sus amigas que fueron con tal obstetra y así – niega – No es que el tema me afecte, sólo que me harta sabes? Yo estoy feliz con nuestros hijos, ya lo supere

- Eso lo sé – asiente – Pero no me vayas a mentir a mi sí? A veces andas revisando esas páginas que publican cosas de bebés

- Mi amor, casi todo el mundo va para ver a esos bebés tiernos – rueda los ojos – Tengo algo con la risita de bebé sabes? Me la contagia y ya ando toda feliz igual que el bebé, es bien raro pero pues me pasa – da de hombros – De todos modos cuando me pediste matrimonio sabías que no era normal

- Mi amor, la risa de un bebé es la cosa más tierna -- sonríe – No me parece raro

- No te voy a mentir – suspira – Obviamente quiero un bebé pero de verdad no quiero someterme a tratamientos dolorosos – dice sincera – También quiero la custodia de nuestros tres hijos, ellos me hacen muy feliz, no los quiero perder

- Yo también quiero la custodia – toma su mano – De verdad cambiaron nuestras vidas

- Ya no estamos vacíos no? – sonríe leve

- No, incluso disfrutamos más estar en casa – concuerda

- Es que antes nos quedaba inmensa – esconde el rostro en su cuello – De verdad no quiero que las cosas cambien

- Haremos de todo para que no sea así, está bien? No quiero que te andes preocupando antes de tiempo – pide – Tenemos muchos testimonios que pueden garantizar que somos buenos padres, si le preguntan a los chicos – sonríe – Ellos van a decir la verdad, les encanta estar con nosotros y nos quieren mucho, así que tranquila, todo nos va salir bien

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora