Capítulo 32. Sal Ya!

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Pues al final José Luís se termino enterando, así que se enojo muchísimo con el muchacho, Vicky al ver su reacción lo hizo prometer que no iría a golpearlo a lo que el acepto luego de verla tan preocupada, pero ella sólo le prohibió ir, así que contrato a unos jovencitos (que eran sus sobrinos) para que fueran a golpear al estúpido este en un callejón.

Aquella operación salió perfecta, quedo cómo si lo hubieran intentado asaltar pero no iba a poder denunciarlos pues tenían puesto una máscara, Eduardo pasaría un tiempo cojeando pero bueno, después de eso sólo se encargo en cuidar de su hija, quien mejoró bastante luego de convivir con su familia, además de amigas, noches de helado y películas, también se puso a decorar el cuarto del bebé.

Tendrían un niño, ahora habría un equilibrio en la familia, serían tres hombres que lidiarian con las tres locas, gracias a que se pudo concentrar en eso olvido rápido su corazón roto, estaba muy emocionada por la llegada de ese bebé, pero extrañaría mucho hacerle bullying con amor a Altagracia, es que ya no podía agacharse y levantarse a la misma vez, en general no se podía levantar, la panza le pesaba bastante.






- Ay ya deja de burlarte! – se queja – Ayúdame si?

- Para que quieres salir del sofá? – ríe – Si este es tu lugar feliz

- Tengo un bebé de tres kilos aproximadamente apretando mi vejiga – extiende la mano a ella – Andale, ayúdame

- Bien – la levanta – Oye me da cosita, en cualquier momento explotaras

- No soy piñata – ríe – Pero si, ya quiero salir de cuentas! – va al baño

- Yo también quiero que salgas de cuentas – se sienta – Quiero llenar de besos a mi hermanito, vestirlo y tomarle fotitos bonitas – dice ilusionada

- Bueno pues no falta mucho – aparece – Supuestamente sería la próxima semana – se tira al sofá, con cuidado obviamente

- Bebé! – abraza su vientre – Sal ya! Te quiero conocer y consentir! Patea dos veces si te están reteniendo contra tu voluntad! Veré la manera de sacarte – ríe

- No seas payasa – palmea su hombro – Todo mi cuerpecito quiere que salga, si está ahí es por gusto

- Quisiera estar con ustedes cuando nazca – molesta al bebé – Pero no creo que me dejen entrar

- Estás chiquita – juega con su cabello – Mejor quédate ahí en el pasillo, te dejaran pasar a penas nazca

- No soy boba – vuelve a reír – Sé muy bien lo que va pasar ahí dentro, no me voy a desmayar o vomitar – promete

- Por mi estarías ahí si es lo que quieres pero el hospital tiene ciertas políticas – explica

- Pinches políticas – se queja acostando la cabeza sobre su vientre – Prácticamente ayudé a que este bebé se desarrolle y no me dejaran estar presente cuando llegue

- Lo sé – ríe – Bueno pero se lo podrás echar en cara cuando este más grande

- Bueno si – concuerda – Le diré "No me contradigas que yo te cambiaba los pañales" – sonríe – Ay! Ya me vi! Bebé sal de una vez!

- Estás igual de ansiosa que tu papá – niega – Cada que llega del trabajo esta...

- Mi amor! – entra corriendo a la sala – Estás bien? Sientes alguna cosa? Debo subir las cosas al coche?

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora