Capítulo 8. Dos de Mil

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Había pasado un buen tiempo, convivir con los niños era cada vez más fácil el reto era Vicky, mientras sus hermanos se hacían más cercanos a Luís y Altagracia, ella sólo se alejaba, era un comportamiento normal dentro de todo.

Hoy había marcado una consulta con su ginecólogo, sólo de rutina, pero con los niños la tuvo que ir aplazando, aprovechando que Luís estaba en casa para quedarse con los chicos fue al hospital.

Después de esperar junto a unas embarazadas que no paraban de quejarse, que si las náuseas, las estrías que producían mucha picazon, sonríe leve al escucharlas, la enfermera aparece pronunciando al fin su nombre.

Al levantarse las dos mujeres se callan por unos segundos observandola, a medida que se acerca al consultorio escucha cómo hablaban de su figura y que era una perra suertuda. 

Toma la bata que le es entregada y va al baño, minutos después esperaba sentada sobre la camilla, viendo esos estribos donde debería de colocar las piernas.

Divisa a su doctor pasar por la puerta, el le regala una sonrisa antes de preguntarle cómo estaba, va a lavarse las manos mientras le pide que suba las piernas, incómoda como todas las veces que viene obedece.

Lo observa colocarse los guantes y preparar todo para realizar la ecografía transvaginal, observa el techo, siempre evitaba mirarlo cuando llegaba esta parte, el sólo sonríe negando observando la pantalla.





- Llevó siendo tu ginecólogo por tanto tiempo y aún te da vergüenza? – ríe

- Perdón, pero nunca voy a acostumbrarme, esto es tan incómodo! – sonríe

- Me enteré que eres tutora de tres niños – comenta

- Si, una de tres, se llama Sofí, luego viene Matías tiene siete y la mayor, Victoria con quince años – ve la pantalla – Qué es eso de allí?

- Son tus folículos – señala – Sólo tienes tres – suspira quitando el aparato de su zona íntima

- No es nada bueno por tu cara – baja las piernas, sentándose enseguida – Qué pasa Mario?

- Altagracia, a pesar de que eres joven, tienes muy pocos folículos – arrastra su silla – Escucha lo normal en tu edad debería de ser entre 6 a 10, a veces hasta 12 si tienes más pues es maravilloso – explica

- Por qué tengo tan poquitos? – lo ve

- Podría ser por el exceso de anticonceptivos o un problema de infertilidad – hace una mueca – Altagracia si es eso, me temo que sólo tienes 2% de probabilidad para quedar embarazada

- Dos de cuánto? – pregunta preocupada

- Mil – suspira – Lamento no poder darte mejores notícias

- No, tranquilo – sonríe leve – Sólo me demostraste lo obvio

- Lo siento mucho – se levanta sobando su hombro – Podrías dejar de tomar los anticonceptivos y realizamos otro recuento de folículos

- Lo voy a pensar – asiente

- Te daré unos minutos para que te cambies – sale del consultorio




Se queda pensando en lo que le había dicho por unos instantes, luego pasa a cambiarse, se despide de Mario y regresa a casa en silencio junto a Matamoros, quien la observaba de vez en cuando por el espejo retrovisor.

No era normal en su patrona que permaneciera tan callada durante el tiempo que pasaban en el coche, siempre hablaban del clima o de cualquier otra cosa, pero está vez fue diferente, ni siquiera le pidió que colocará alguna canción.

Al llegar le agradece por haberla traído y entra a la casa, Luís estaba en el jardín con los niños, Vicky no estaba en casa, había salido hace un rato con sus amigas, sin ganas de hacer absolutamente nada fue a su cuarto dejándose caer a su cómoda cama.

Una hora después tenía a Luís entrando por la puerta con una gran sonrisa, que desaparece al verla en ese estado, se quitó los zapatos y subió a la cama abrazandola de cucharita.




- Qué tienes? – besa su cabeza – Pareces algo triste

- Decepcionada la verdad – acaricia su mano

- Es por la consulta? – la mima – Quieres contarme que paso?

- Nada, sólo que tenía tantita esperanza de estar o quedar embarazada pronto – confiesa

- Por los mareos que llevas sintiendo estos días? – besa su mejilla

- Si pero creo que son de estrés y cansancio – cierra los ojos

- Fue tan feo lo que te dijo? – la ve

- Sólo tengo 2% de probabilidad – suspira – De verdad espero que nos dejen adoptarlos, mereces ser papá Luís

- A ver mi amor – se sienta – Ambos lo merecemos, sé que tú te mueres por ser mamá – sonríe leve – Si pudiera hacer algo para cumplirtelo te juro que lo haría

- Yo sé – se sienta viéndolo – Pero bueno – toma su mano – Sólo nos queda esperar – sonríe – Te andabas divirtiendo allá con los chicos no?

- Si – ríe – Tuve que ser un príncipe y a la vez jugador de Básquet

- Cómo pudiste hacer las dos cosas? – ríe

- Pues durante el medio tiempo el príncipe y el Duque tomaban el té – sonríe – Luego la princesa nos echaba porras mientras jugábamos

- Que tierno !– sonríe – Victoria te dijo a que hora regresaba?

- Viste la nota? – se acomoda – Pues me dijo que a las 05:30 de la tarde, iban a hacer un trabajo también

- Te dijo si quería que la pasemos a buscar? – indaga

- No, la mamá de la tal Viviana la iba a traer – dice al recordar – Cualquier cosa sabe que nos puede llamar, ahora deja que me encargue de ti – se acerca dándole un beso

- Me vas a consentir? – murmura sobre sus labios

- Aja – sonríe asintiendo – No me gusta ver a mi esposa toda triste, tiene una sonrisa preciosa – hace que se acueste quedando sobre ella

- Bueno pues – sonríe – Quiero muchos besos y que tranques la puerta por si... – susurra en su oído

- Ahora mismo! – dice animado yendo a la puerta pero los niños entran corriendo

- Alti, Alti, Alti! – repiten eufóricos subiendo a la cama

- Hola – ríe – Que paso?

- Podemos ver una película con ustedes? – dice Sofí – El tiempo está feo afuera y ya no podemos jugar con Charlie

- Que película quieren ver? – le lanza una mirada de disculpas a Luís quien responde con una sonrisa

- La del yeti que es bebé – empieza a brincar

- Abominable – la corrige Mati

- Ese pues! – abraza su muñeca

- Si dejas de brincar la ponemos – ríe

- Ahs bueno – se sienta

- Mi amor podrías buscar la película? – pide

- Ya estoy en eso no te preocupes – dice frente la tv

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora