Capítulo 39. Piecitos

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Durante esos primeros días prácticamente no durmieron nada, tener niños en la casa dificultaba que lo hicieran durante el día por suerte tenía a su suegra que amablemente se los llevo al parque por un rato, Vicky decidió quedarse pues quería estar más tiempo con Bruno, con Gabi no se llevaba muy bien, cada que quería cargarla ella lloraba.






- No puedo con ella – se la da a Altagracia

- Tienes que tenerle paciencia – ríe tomándola en brazos – Ella es algo especial

- Directamente no me quiere – va por Bruno – Pero el si! – besa su mejilla

- No es que no te quiera – la acuesta sobre su pecho – Es que no la cargas como a ella le gusta

- Ya es así de quisquillosa ahora? – niega – Lo que te espera

- Ay no hables así de ella – la mece – Los bebés son así

- Bruno no es así – le recuerda

- Bruno es un caso especial – sonríe – Tiene el carácter de su papi, por eso es todo relajado

- Y el carácter de quién saco Gabi? – ríe

- Pues el mío – suspira sentándose en la mecedora – Era inevitable, alguno lo heredaría

- Pero no eres así – la ve

- Estar casada con Luís me cambió bastante – ríe – Luego llegaron ustedes y pues no podía ser quisquillosa, se supone soy su ejemplo

- Pobre Gabi, no es su culpa ser así – niega

- Ay bueno! Tampoco es para tanto, se le va a pasar pronto – soba su espalda – Verdad mi corazón, esto es sólo una fase

- Y si no lo es? – la molesta

- Dale atención a tu hermano – señala

- Me lo puedo llevar a mi cuarto? – ríe – Es que quiero presumirlo en lo que hablo con mis amigas, porfi!

- Bueno pero luego me lo traes, le dará hambre pronto – avisa

- No te preocupes que te lo traigo de volada cuando eso pase – abandona el cuarto de Gabi

- Y tú – la mira – Por qué tanta queja? Uhm? Vicky todavía no te sabe cargar, tenle paciencia

- Qué están haciendo las dueñas de mi quincena? – entra al cuarto – Sesión de mimos?

- Más o menos – sonríe – Sabes que no le gusta cuando Vicky la carga de cierta manera

- Ah! Andamos de berrinche entonces – se inclina para besar su cabecita

- Un poco – asiente – Pero ya está más calmada, ahora la quería bañar pero estoy esperando a que se le pase del todo

- Pero a ella le gusta el agua – se endereza

- Sabes que cuando se enoja, luego ya nada le gusta y empieza a armar desmadre – ríe

- Se ve mejor, deja preparo la tina – camina al baño

- Tu papi sigue bien paranoico – le susurra – Aunque ya llevan aquí varios días, el piensa que salimos ayer del hospital

- Hasta donde la lleno!? – alza la voz

- Entraré con ella, hasta la mitad más o menos – se levanta

- Y a que se debe? – reaparece

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora