Tres meses después...
Altagracia decidió alejarse de la constructora, quería disfrutar tranquila de sus hijos y esta nueva etapa que comenzaba a vivir, pero como había ocultado el embarazo de su familia, salvo su padre, hoy se los tendría que decir, ya las fiestas estaban a la vuelta de la esquina por lo que mejor se enteraban de una vez.
Además Vicky no estaba muy lejos de la cafetería en donde se reunirían, ella se encontraba en el parque de enfrente con su novio, así que se mataban dos pájaros de un tiro, en lo que esperaba revisaba en la carta cual té se tomaría pues el café salió por completo de su vida, su té de frutos rojos llegó justo cuando lo hicieron su madre y hermana, quienes tuvieron que pestañear varías veces antes de acercarse.
- Hola – saluda – Se van a quedar viéndome nada más o tomarán asiento? – recibe su té -- Muchas gracias
- Cuándo es que paso? – señala Lucía sentándose – Y por qué no nos dijiste antes?
- Hace 5 meses – le da un sorbo a su té
- Ya sabes el sexo? – se acerca Regina
- No se deja ver – baja la taza – Esperamos que en esta semana si lo podamos descubrir
- Por qué te lo guardaste tanto hija? – sonríe viendo su vientre
- Tenía que descansar bien después del accidente – da de hombros – Además quisimos esperar un poco hasta que no supiéramos de alguna complicación — miente, en realidad no les quiso decir nada más
- Ya sentiste sus pataditas? – Regina decide sentarse a su lado colocando la mano sobre su vientre
- Aún no – se acomoda – Pero si cuando se gira, creo que es algo tímido o tímida
- Y cómo se lo tomo José Luís? – indaga Lucía
- Bien, el estaba muy emocionado y feliz, yo me tome unos minutos para procesar la noticia – ríe – Los chicos reaccionaron muy bien, están felices – sonríe
En lo que las dos le hacían unas cuantas miles de preguntas más, Vicky andaba dándose de besos que la verdad estaban un poquito más subiditos de tono, pero paso algo realmente inesperado, una chica apareció gritando que el era su novio y unas cuantas cosas más pero pues ya eran insultos hacía Vicky que no valen la pena mencionar, obviamente ambas terminaron con el en ese momento.
La pobre Vicky tuvo que irse corriendo para evitar la vergüenza que aquel imbécil le había echo pasar se hiciera más grande, cuando llego a la cafetería, avanzo con pasos algo acelerados hasta el fondo donde sabía que se encontraba su mamá, ella estaba sola a nada de comer un pastel de frutas, que hizo a un lado cuando la vio parada frente a ella, cabello todo despeinado, los ojos bien rojos y las mejillas mojadas.
- Pero que paso? – se preocupa – Mi amor ven aquí
- No quiero hablar – llora sentándose a su lado – Me abrazas?
- Ni lo tienes que pedir corazón – la abraza – Te hicieron algo en el parque? O cuándo venías por acá?
- No – solloza – Eduardo estaba con otra chica – revela – Ella lo descubrió y pues yo también
- Ay mi amor – besa su cabeza – Lo siento mucho
- Debí verlo venir sabes? Bianca me lo dijo en esa estúpida pelea – se acomoda en su pecho – Soy una estúpida
- No eres estúpida – niega – El es un estúpido por hacerte esto a ti
- Pero le creí – levanta la cabeza para verla – Le creí
- Mi amor eso no te hace estúpida – seca sus mejillas – El que jugo con tus sentimientos fue el, te lastimo y eso se paga, la vida le dará una buena patada muy pronto por hacerte llorar de esta forma
- Una patada? – ríe bajo
- Si en sus pelotas – deja un beso en su frente – Y sino le contamos a tu papá que se va a encargar de hacerle llegar esa patada porque si yo lo hago me caigo para atrás
- Ay – acaricia su vientre – Es que ya pesa el bebé
- Si – sonríe – Pero ya no llores por ese idiota mi amor, mejor te pides algo rico y luego nos vamos a casa para que te concienta o llamamos a tus amigas, lo que tú quieras y necesites
- No te vas a comer tu pastel? – lo señala
- Pido que me lo pongan para llevar y ya – le resta importancia – Nada más estaba haciendo tiempo en lo que llegabas
- Esperaste mucho? – se preocupa
- No, hable aquí un rato con mi mamá y hermana – rueda los ojos – Se fueron hace unos minutos entonces pedí el pastel – le hace señas al mesero – Vas a pedir algo?
- Si, su pastel de chocolate se veía rico – toma la servilleta limpiando mejor el maquillaje que se le había corrido
- Bueno entonces en casa te das una buena ducha – toma el pastel – Joven me lo podria poner para llevar y agregué una porción del pastel de chocolate también
- Si señora – sonríe – Permiso – dice antes de retirarse
- Ah bueno y luego vemos unas buenas películas en tu cuarto – continúa – Mientras comemos pastel obvio
- Suena bien – dice algo desanimada
- Ay mi corazón – vuelve a darle un abrazo – Verás que pronto todo esto que sientes en tu pecho se va ir, tendrás que tener un poquito de paciencia – soba su espalda – El corazoncito se tarda en sanar bien del todo pero me tendrás aquí bien cerca para lo que se te ocurra, si quieres llorar todo un día, ahí voy a estar para pasarte pañuelos – sonríe leve – Acariciar tu cabello y para darte tu espacio también, sólo dime lo que necesitas que yo me haré cargo de que se cumpla si?
- Dile a papá que no lo golpeé – pide – Puede irse preso por agredir a un menor
- De el me encargo no te preocupes – ríe – Sabes que con el también puedes contar no? – se separa un poco para verla a los ojos – Aunque no lo parezca, es un buen soporte emocional, siempre sabe que decir cuando andamos así todas tristes – acaricia su mejilla con el pulgar
- Señora aquí tiene su pedido – interrumpe el mesero
- Muchas gracias – saca dinero de su cartera – Su propina joven
- Gracias, espero que la atención fuera de su agrado y la esperamos aquí siempre – se retira con una sonrisa
- Crees que se lo podamos ocultar a papá por hoy? – se levanta tomando la bolsa
- Si, veré que excusa le invento cuando pregunte – se pone de pie – Ahora vamos a casa por ese baño y las películas – la abraza de los hombros en lo que caminan a la salida
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Por Casualidad
FanfictionAltagracia y José Luis son una pareja adinerada sin hijos, tras años de puro éxito, un día se plantean la idea de formar una familia, pero no sería nada fácil. En especial al no recibir el apoyo de su familia al tomar aquella decisión.