Capítulo 26. Reposo

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- Mi amor tienes que descansar – evita que se levante

- Pero si estoy bien, es Vicky la que me preocupa – suspira

- Mi amor el mayor impacto lo recibiste tú – recalca

- Dónde está ella? – lo encara – La dejaste sola?

- Ella está en la sala de espera – sonríe – Quise entrar primero a verte para luego decirle que venga

- Se lastimo mucho? – pregunta preocupada

- Casi nada, tiene una leve cortada en la frente – le resta importancia – Nada más dos puntos le hicieron





Instantes antes...

Mientras continuaban charlando, un coche que venía en sentido contrario perdió el control impactando contra ellas, Altagracia pudo evitar que el golpe fuera de frente pero se lo termino llevando todo ella al girar a la derecha, por la fuerza ambas fueron impulsadas hacía el parabrisas pero como traían el cinturón no les paso nada grave.

Las dos estuvieron inconscientes los primeros minutos, ya cuando vino la ambulancia es que despertaron y la preocupación llego, a Altagracia le tuvieron que administrar un calmante leve por esa razón además de un fuerte relajante muscular, lo mismo a Vicky, andaba toda medio floja pero podía caminar.

A ella le dieron el alta de inmediato porque no le había pasado realmente nada, claro que se le hizo todos los estudios correspondientes para descartar algún hueso roto o hemorragia interna, una vez descartado eso pudo salir agarrada del brazo de José Luís, quien vino lo más rápido posible cuando le llamaron.

Altagracia estaba ingresada porque aún no salían sus resultados, ella no tuvo ninguna cortada pero si traía algunos moretones/morados/etc por el golpe y el cinturón, en lo que José Luís terminaba de contarle lo que había pasado con Vicky, ella abría tímidamente la puerta ingresando a la habitación, a penas vio a Altagracia con todos esos cables pegados a su pecho, para medir su ritmo cardiaco pues instantes antes parecía que le daría un infarto, ella comenzó a llorar.





- Perdón, no debí distraerte con tanta plática – solloza – Es mi culpa que chocaramos

- No, no, no – extiende la mano a ella – Ven aquí

- Perdón – va a ella

- No es tu culpa corazón – la trae a un abrazo – Es culpa del conductor, el nos choco

- Me asusté mucho – admite abrazandola con cuidado – Desperté y me estaban subiendo a la ambulancia, tú no estabas ahí...

- Estaba en la ambulancia de al lado – besa su cabeza – También me asusté, creí que te paso algo grave, si hubiera sido así jamás me lo perdonaría

- Pero tú estás bien? – se separa un poco para verla – Te lastimaste mucho?

- Ay mira tu carita... – acaricia su mejilla – Menos mal no es grande la cortada, ni se va a notar en poco tiempo

Por Casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora