Capítulo 32: "The Interlude"

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- ¿Segura que no puedes venir, amor? -dijo acariciando mi cabeza, acomodando después uno de los mechones de mi cabello tras mi oreja.

- No puedo, amor, ya te dije que tengo encuentro de padres en la escuela de Lucas por final de año y tengo que arreglar la ceremonia de graduación de los chicos de la secundaria -murmuré acurrucándome en su pecho.

- ¿Qué haré 4 días completos sin ustedes? -murmuró y yo medio sonreí, recorriendo su abdomen desnudo con las yemas de mis dedos.

- Podemos hacer video llamadas por FaceTime y mandarnos mensajes -murmuré.

- Creo que desde que nos conocemos que no pasamos tanto tiempo lejos.

- Amor -murmuré y levanté la vista para mirar sus ojos. Él estaba pensativo, algo nostálgico- estará todo bien. Te estaremos esperando con una rica comida para que festejemos que ganaste las jodidas nacionales con tu Club Glee -murmuré sonriendo ampliamente y él asintió con su cabeza, regalándome una linda sonrisa.

- Mañana saldremos a las 14:00hrs desde la secundaria. ¿Nos irás a despedir?

- Claro que sí, mi amor. Pero debes despedirte bien de Lucas.

- Claro que lo haré -dijo sonriendo, asintiendo con su cabeza, besando mi cabeza- Te dejaré las llaves de mi vieja casa por si necesitas algo, ¿sí? Y mi llave se las dejaré a Mike y Spencer, por cualquier cosa -dijo mirándome a los ojos.

- Sam, estaremos bien -dije mirándolo a los ojos. Sé que le preocupaba dejarnos solos, sobre todo por mis múltiples miedos, pero esta oportunidad no podía ni debía desperdiciarla.

Hace unas horas, cuando estábamos cenando los 3 juntos, me dijo que quizás Finn y Santana deberían ir con los chicos del Club, para que él se pudiera quedar con nosotros. Me enojé, me molesté mucho. Desde que le había comentado que haría la entrevista con Sherry para contar mi historia, se había puesto muy a la defensiva. Lo entiendo, se asusta, sobre todo porque le pedí que la leyera antes de cualquier cosa. No porque necesitara su permiso, sino que hay cosas que podría contarle a Sherry que no le he dicho y que no quiero que lo sorprendan.

Luego de conversar el tema con Lucas ahí, Sam admitió que estaba exagerando. Él debía ir con sus chicos porque esos chicos cuentan con su profesor, cuentan con su apoyo y enseñanza en todo momento. No les puede fallar. Yo no dejaré que falle.

Después de cenar, estuvo con Lucas jugando, conversando y riendo, vimos una película donde Lucas se durmió, subimos a nuestra cama y acá nos habíamos perdido entre besos, caricias y amor. Ahora estábamos desnudos los dos, abrazados, aprovechando esta noche antes de 4 días de distanciamiento.

Algunos dirán que exagerábamos, pero él tiene razón cuando dice que no nos habíamos separado desde que nos conocimos, hace ya varios meses.

Cuando mi alarma sonó, indicando que ya era hora de despertar, pude ver que estaba sola en la cama. Fruncí el ceño y me senté en esta, afirmando las sábanas sobre mi pecho desnudo, encontrando a Sam de pie frente al espejo de cuerpo completo que teníamos en la habitación. Él ya estaba vestido con unos jeans negros, zapatos de vestir y una camisa azul algo brillante dentro del pantalón y, como era costumbre, el botón del cuello sin abrochar.

- ¿madrugaste? -murmuré mirándolo, refregando mis ojos.

- No pude dormir mucho, estuve algo nervioso -admitió girándose para mirarme, regalándome una sonrisa, pero estaba nervioso, sus ojos lo demostraban.

"Every rose has its thorn" (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora