Subimos al auto de Sam y él comenzó a conducir de vuelta hasta nuestras casas. No dijo nada ni preguntó nada, lo que agradecí. No tenía ganas de hablar en ese momento. Había pasado 4 meses libres de él y ahora, en 5 minutos, James Holloway volvía a destruir mi paz mental.
- Mi amor. Quinn, estás llorando -Dijo Sam, rodeándome con sus brazos.
No fui consciente de que ya estábamos en el interior de mi casa, de pie en la sala. Tampoco era consciente de que estaba llorando, pero llorando de verdad, con el pecho agitado.
Sam me guio hasta el sillón, dejando la caja de pasteles en la mesa de centro. Se sentó a mi lado, abrazándome contra su pecho, acariciando mi cabello con una mano mientras yo comenzaba a calmarme de a poco.
- Creo que jamás sabré todas las mierdas que ese hijo de puta te hizo para que, sólo con verlo, te pongas así -murmuró acariciando mi cabello con una mano.
- No quiero hablar de ellas ahora -Murmuré mirándolo a los ojos, mientras su pulgar acariciaba mi mejilla, secando mis lágrimas. Sin pensarlo, me acerqué y di un pequeño beso en sus labios. ¿Era posible que alguien fuera más tierno y adorable que Sam Evans? Lo dudo. Mírenlo.
El chico está ayudándole a una chica demasiado rota a luchar contra sus demonios y fantasmas. Desde que lo conozco, él siempre ha buscado ayudarme a salir adelante. Me consiguió mi empleo, por favor. Lleva 4 meses conmigo y ha cambiado mi vida de maneras infinitas que estoy segura que ni él mismo nota. Él me ha ayudado a sanar, pero no de manera física. Sam Evans me ha ayudado sanar las cicatrices internas, esas que la crema milagrosa de Santana no puede eliminar. Me ayudó a volver a tener sentimientos, a sentir, a quererme, a querer a alguien, a amar a alguien, porque lo amo... Jamás pensé que me podría enamorar de alguien, pero si, a él lo amo mucho más de lo que yo podría admitir y ya no me asusta decirlo. En 4 meses me reconstruyó como pudo, juntó los pedazos de una chica rota y los está uniendo todos de apoco, y agradezco tanto que lo esté haciendo.
- Mi amor... - Murmuró separándose de a poco de mis labios- quizás necesitas dormir y descansar, eso te puede ayudar. Vamos a acostarnos y descansas, ¿sí? - Sonrió acariciando mi cabello, mirando mis ojos mientras yo subía una mano, acomodando un mechón de su cabello que se había escapado de su peinado. Miré sus ojos y lo confirmé.
- Te amo, Sam Evans -murmuré mirando sus ojos. Él me miró y pude ver una sonrisa aparecer en la comisura de sus labios- Te amo mucho. Te amo como nunca he amado a nadie -dije sin poder detenerme- Estoy enamorada de ti y jamás pensé que yo me podría enamorar de alguien de esta forma, porque.... Hasta hace un tiempo, ni siquiera era capaz de amarme a mi misma -dije medio sonriendo- Y te amo por ser quién eres y por todo lo que eres y por todo lo que me haces ser, Sam -Sentí lágrimas en mis ojos, pero él las supo detener con un beso. Supo calmarme. Besó mis mejillas, siguió con mi frente, mi nariz, el mentón y terminó en mis labios.
- Yo lo quería decir primero -murmuró sonriendo sobre mis labios- porque yo también te amo, Quinn Fabray. Amo todo de ti... amo tus sonrisas, tus caricias, tu forma de ser... tus demonios y fantasmas del pasado, que fueron los que te trajeron hacia mí, para que pudiéramos vivir un futuro juntos -murmuró volviendo a besar mis labios.
- Te amo -Repetí en un susurro sin dejar de besarlo.
- Te amo -Repitió rodeando mi cintura con sus brazos sin dejar de besarme, haciendo que me subiera sobre sus piernas, sentándome sobre sus muslos.
- Te amo -Dije nuevamente, sin dejar de besarlo, metiendo esta vez mi lengua en su boca, haciendo el beso un poco más intenso, mientras sus manos tomaron mis muslos y se levantó conmigo en brazos. Yo rodee su cuello con mis manos sin dejar de besarlo.
Sam subió las escaleras conmigo en sus brazos, caminando hacia la habitación, recostándome sobre la cama, subiéndose él sobre mi cuerpo sin cargarse, apoyando sus rodillas en la cama y una mano al lado de mi cabeza, mientras la otra la apoyaba en mi cintura sin dejar de besarme. Acaricié su cabello con una mano, siguiendo el beso con la misma intensidad, apoyando mi otra mano en su hombro.
Después de un rato de seguir besándonos de la misma forma, mis manos bajaron a su cintura, acariciándola por sobre la camisa, mientras su mano se metía por debajo de mi vestido, acariciando mi muslo, erizando mi piel, acomodándose entre mis piernas, acercando aún más nuestros cuerpos, permitiéndome sentir la erección que crecía bajo sus pantalones.
Pensé en detener todo. En hacerle caso a la pequeña voz de mi cabeza que decía que esto no era bueno, que él me vería y que no estaba lista. Pero la otra parte de mi cerebro, la más grande, decía que debía intentarlo, que debía seguir. Que él no era James. Que estaba enamorada de él y que debía permitirme el estar con él. Que debía permitirme ser feliz y dar este paso con el hombre que amo.
- Creo que... -murmuró Sam separándose del beso, como si él escuchara a esa voz pequeña de mi cabeza.
- Cállate, Sam -Murmuré totalmente convencida, aunque mi voz sonó más como un ruego- Cállate y sigue -Murmuré algo agitada, mirando sus ojos. Él sonrió bajando a besar mi cuello de a poco, dando pequeños besos mientras recorría mi muslo con las yemas de sus dedos, haciéndome jadear.
Lentamente mis manos comenzaron a desabotonar su camisa hasta abrirla, recorriendo su abdomen y pecho con las yemas de mis dedos. El cuerpo de Sam estaba marcado. Se reflejaban los ejercicios que hacía para mantenerse en forma, lo que era jodidamente cautivador.
Él se separó de mi cuello, sentándose sobre sus rodillas, quitándose su camisa. Me quedé mirando su cuerpo medio desnudo, bajando mis ojos hasta la parte baja de su abdomen y luego su entrepierna, donde su pantalón dejaba ver su erección. Mordí mi labio inferior y suspiré, pasando la lengua entre mis labios, quitándome el chaleco, luego el cinturón y los arrojé al suelo, mirando después sus ojos.
- No debemos seguir si aún no estas lista, mi amor -dijo mirando mis ojos, acariciando mi mejilla con una de sus manos. Yo miré sus ojos y sonreí convencida. Me senté sobre la cama manteniendo mis piernas abiertas y levanté los brazos. Sam se acercó como si entendiera a lo que iba, tomó el borde de mi vestido y lo levantó hasta quitármelo, dejándome sólo con un conjunto de brasier y ropa interior negra de encaje. Arrojó mi vestido al suelo y se quedó mirando mi cuerpo. Ya no había moretones, sólo las marcas de quemadura en mis muslos que ahora eran sólo dos marcas pequeñas.
- Quiero seguir, amor. Estoy segura -Dije mirando sus ojos, acercando una mano hasta su pantalón, desabrochándolo.
- Si quieres parar, me lo dices, ¿Estás de acuerdo?
- Claro -Murmuré mirando sus ojos, desabrochando su pantalón, tomando los bordes, bajándolo un poco.
- Te ves hermosa en ese conjunto, pero definitivamente es inapropiado para salir de casa -murmuró sonriendo, mirando mis ojos, mordiendo su labio inferior cuando sintió mi mano acariciar su entrepierna.
- ¿Te gusta cómo se me ve? -murmuré sonriendo, levantando una ceja.
- Me va a gustar más cómo se verá tirado en el suelo y tú desnuda, amor -murmuró sonriendo, acercándose para besar mis labios, haciéndome reír.
Continuamos besándonos de la misma forma, jugando con nuestras lenguas mientras, con mis manos, le quité los pantalones a Sam, quien quedó sólo en bóxer. Las manos de Sam recorrieron mi cuerpo, acariciando mis muslos, recorriendo cada parte de mí, acariciando mis cicatrices, haciendo que mi piel se erizara.
Quedamos completamente desnudos después de un tiempo. Él se acomodó entre mis piernas, me miró en busca de aprobación y cuando asentí con mi cabeza, él comenzó a moverse. Debo admitir que al comienzo sentí dolor, como cuando se hace por primera vez, pero después el verdadero placer se apoderó de mí. Me aferré a su cuerpo, mis uñas se enterraron en su espalda, mientras Sam se movía, me acariciaba y gemía conmigo.
También debo admitir que una vez no fue suficiente.
Esa noche, nos entregamos el uno al otro y no me arrepiento de nada en absoluto.
![](https://img.wattpad.com/cover/262155799-288-k671879.jpg)
ESTÁS LEYENDO
"Every rose has its thorn" (COMPLETA)
Hayran KurguLucy cambia su nombre a Quinn y escapa de Londres junto a su hijo, de una vida llena de violencia. Al llegar a Nashville descubre a su vecino Sam, quien le ayuda a encontrar un trabajo y volver a confiar en la gente, pero no siempre se puede escapar...