Asustada de muerte... una vez más

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Asustada. Estaba aterrorizada, sabiendo lo que pasaría. Pero no sabía qué debería hacer. ¿Debería mostrarme? ¿Ocultarme?

Estábamos sentados en un banco, esperando en una sala en la prisión. Nos llamarían, y nos llevarían a una sala de audiciones, donde había acudido a ver alguna vez la ejecución de asesinos en serio. Era, normalmente, una sala con asientos, unida a una sala contigua, donde matarían al preso. Y todo, a través de un cristal, por donde veríamos todo. Pero con el permiso especial, Hotch había conseguido una entrevista con él antes de la ejecución. Podría hablar conmigo y con mi madre, y también con mis hermanos. ¿Qué debería hacer?

-Hermione...

-¿Eh? Si... Dime, mamá...

-¿Estás bien, cielo?

-Eh, si... estoy... pensando...

Mi madre me miró dudosa. Ron salió en mi defensa.

-A veces le pasa. Se queda perdida en sus pensamientos...

-Ya veo...

Rose se levantó, arrodillándose frente a mí.

-Hey, Herms... todo estará bien

-Espero, Rose...

-¿Qué te preocupa?

-La verdad... es que... desde hace años, me siento culpable, porque no puedo odiarle...

-¿A quién? ¿A Robert?

-Así es, mamá... no sé por qué... supongo que es por ser mi padre, por haberme cuidado bien cuando era niña, a pesar de...

No terminé mi frase. Miré a mi madre, que estaba consternada. Recogió mi cara, y la apoyó con mucho cariño en su hombro.

-Tranquila, cielo... es comprensible... eras muy pequeña... no debes sentirte mal. Tal y como has dicho, es tu padre... y a pesar de ser un asesino... nunca se portó mal con ninguno de vosotros...

-¿Y contigo, mamá? ¿Te trataba mal...?

Cambió su expresión, de dulce comprensión, a doloroso recuerdo fugaz. La miré, triste, imaginándome lo peor.

-Hace unos meses... encontré en casa un pequeño diario que escribía antes de que desaparecieses. Me sentía bien al escribirlo, porque no tenía a quién contarle todo lo que me ocurría...

-¿Y qué tiene de especial ese diario?

-Lo estuve leyendo hace algunas noches... de hecho, lo he traído hoy

-¿Y...? ¿Qué dice?

-Hace poco más de veinte años que sucedió, y la verdad, no lo recuerdo muy bien... pero leí en aquel diario... que Robert me maltrataba. Nunca me pegaba o me hablaba mal delante de vosotros... pero cuando estabais lejos, me daba golpes, me insultaba, y me hacía sentir que mi vida no valía nada... Por aquella época, fue cuando empecé a beber... Realmente, me convertí en alcohólica... pero, cuando desparecisteis, lo dejé. Me di cuenta, que tenía que ser fuerte por Jamie y Rose... y dejé de beber para siempre

Todos, al borde del llanto, escuchamos el relato de mi madre, que se mostraba ahora tranquila y serena. Decidí, en aquél instante, qué iba a hacer.

-Chicos... yo no entraré

-¿Que? ¿Por qué?

-James... creo que vosotros tres merecéis que os atienda primero, y que responda vuestras dudas...

-¿Estás segura?

-Sí. Sé lo que tengo que hacer... pero, si sale el tema, recordad que yo estoy muerta

Criminal mindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora