En llamas

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-Respira. Uno, dos, tres. Respira. Uno, dos, tres...

-¡¡Ron, cojones!! ¡¡Que te calles y me lleves al puñetero hospital!!!

Estaba dando vueltas por la habitación. Ron estaba desesperado, llamando a Emily, que no contestaba. Probó con JJ, Hotch y Reid. Nada. Yo, con una mano, sujetaba mi vientre. La otra, la pasaba por mi pelo, con nerviosismo. Durante la noche no me había enterado de nada, pero ahora... ¡oh, ahora sí que me enteraba, y a base de bien! ¡Dolía más que el cuchillazo! Bueno, quizás no tanto, pero era algo bastante doloroso, por no decir latoso e incómodo. Ron se tiraba de los pelos, porque nadie respondía.

-¿¿Has llamado a todos??

-¡Sí! ¡Y nadie responde!

-¿JJ?

-Nada

-¿Hotch? ¿¿Dave??

-¡Nada!

-¿¿Reid??

-¡No!

-¿Emily? ¿¿Penélope??

-¿Derek?

-Ehm...

Le miré, con un poco de cabreo. ¡Pero será posible...!

-¿Le has llamado?

-Ehm... bueno... la verdad... no

-¡RONALD!

-¡Lo siento!

-¡Llámale! ¡Ahora mismo!

-Está bien...

Cogió el teléfono. Me quedé mirando, comprobando que le llamaba. Vi como lo hacía de mala gana. Me fijé en que estaba cruzando los dedos. Seguramente, estaba pidiendo que no respondiese.

Pero respondió. Puso una voz muy grave de golpe, lo que me hizo un poco de gracia.

-Derek... ejem... soy Ron... necesito... bueno, necesitamos que nos ayudes... Sí, está de parto... Nadie más respondía el teléfono, y ahora no tenemos el coche... Está bien, te esperamos... ¡Rápido!

Colgó. Me miró, y se sorprendió.

-¿Qué? Ya le llamé, ¿estás contenta?

-Tú deberías estar contento...

Se acercó a mí. Intenté parecer tranquila, y sonreír. Pero en cuanto lo tuve cerca, me agarré a su hombro, y me doblé ligeramente, gritando hacia el suelo. Cuando me puse de nuevo recta, con la cara roja de gritar, él estaba casi espantado.

-¡Dios mío, Dy! ¡No me des esos sustos!

-¿Sustos? ¿¿Sustos?? Mira... ¡Yo me cago en tu madre! ¿¿¡Pero tú sabes lo que duele esto!?? ¡Ojalá tuvieras que sacar tu a tu hijo por tu...!

Él se miró entre las piernas, y compuso una mueca de dolor. Yo, continué dando vueltas por donde podía, intentando resistir el dolor, que parecía ir y venir con más y menos intensidad. Pasaron alrededor de quince minutos, por lo que calculó mi mente enajenada de dolor. Derek aporreó la puerta. Ron fue a abrir, y Derek entró sin pensarlo dos veces, sin mirar quién abrió la puerta, directo a donde estaba yo. Me agarré a sus brazos en cuanto lo vi.

-¡Vámonos! Tienes que ir al hospital de inmediato...

-¡Derek! ¡Quiero que vengas con nosotros!

-¿¿Qué?? ¿Por eso habéis esperado aquí?

-Claro... le dejamos nuestro coche a los Weasley cuando se fueron al hotel... ¡venga, vamos! Necesitamos que nos ayudes...

Ron fue a nuestra habitación, cogió la cartera, los papeles para ir al hospital y nos fuimos. Al bajar, me agarré a los dos. El ascensor me dio un mareo tremendo, y quería salir de allí. Bajamos al hall, donde el portero, muy asustado, nos ayudó a salir rápido de allí. Eran cerca de las seis de la mañana. El tráfico empezaba a moverse por la gran ciudad, y como no, todo el mundo, o muchos, se dirigían a sus trabajos. Derek, pasó de todos, e intentó adelantar, acelerando cuanto pudo. Nos encontramos con un enorme atasco, que me puso aún más nerviosa. Ron y yo estábamos en la parte de atrás, y Derek conducía. Aporreaba el claxon, como un loco, hasta que un agente se le acercó, un poco enfadado.

Criminal mindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora