Prólogo: conoce el UAC

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Hace años, cuando era niña, viví una infancia terrible, marcada por el horror, la tragedia, y la mente enferma de mi padre. Era muy pequeña, tenía seis años cuando ocurrió. Lo más triste es, que cuando yo creía que aún empezaba, no hacía más que continuar con su largo camino.

Mi padre, Charles James, es un psicópata, conocido en Estados Unidos por haber asesinado a quince chicas en diferentes descampados de la zona. Yo era su única hija, mi madre había muerto cuando nací y no tenía más familia, por lo que al capturarle, el gobierno lo envió a la cárcel, dejándome en manos de un orfanato público. A pesar de lo que todos decían, él era mi padre, y con todo lo que eso conlleva: nunca me hizo daño, siempre fue un padre normal. Todo lo normal que se puede ser a los ojos de una niña de seis años.

Crecí en un orfanato de California, donde aprendí que la vida no era fácil, pero también aprendí a ser fuerte. Gracias a Dios, tuve una buena educación, gracias a las becas que pude conseguir al tener las mejores notas de mi instituto. Tras varios años de estudio, en el colegio y en el instituto, uno de mis profesores, que había sido mi tutor durante los últimos años de mi minoría de edad, descubrió que era una chica más inteligente que la media. Era superdotada.

Finalmente, conseguí entrar en la facultad de Salud, y estudié Psicología. Pero lo que realmente me apasionaba era la Criminología. Asistí a muchas charlas, dadas por tres agentes muy especiales para mi, del FBI: el agente Aaron Hotcher, David Rossi, y Jason Gideon. Ellos tres, formaban parte de la Unidad de Análisis de Conducta (UAC). Ellos tres, consiguieron atrapar a mi padre, estudiando su mente, cada pista que dejó tras cada asesinato.

Me llamo Dylan Rose James, y después de luchar muchos años por entrar en el equipo, soy agente del FBI, especializada en Psicología, y formo parte de la Unidad de Análisis de Conducta. Mi trabajo, y el de mi equipo, consiste en estudiar la mente del asesino, pensar como él, introducirnos en su mente, y estudiar sus movimientos, para averiguar cuál será su siguiente víctima y porqué.

Mi equipo, formado por: Aaron Hotcher, el jefe de la unidad. Nunca sonríe, solo cuando habla de su hijo Jack. A pesar de todo, para mí ha sido como un hermano, al protegerme incluso antes de entrar en la unidad.

Derek Morgan, el chico duro. Es el más divertido, y siempre intenta llevar un poco de alegría al grupo para apaciguar el horror que vemos día a día. Otro más que realmente me llama 'hermana' y me trata como tal.

Emily Prentiss, la chica del riesgo. Siempre se expone por los demás, y es capaz de recibir una paliza con tal de que no le peguen a nadie más. Ella se ha preocupado por mi, tal y como una madre haría.

Jennifer Jareau, 'JJ', es la enlace con los medios. Ella controla toda la información que se filtra a la prensa sobre nuestro trabajo. Tiene un hijo, Henry, y su marido, Will, era policía en Nueva York, pero en un caso, se enamoraron.

Spencer Reid, es el chico listo. Genio superdotado, con un coeficiente intelectual de 185 puntos, puede leer veinte mil palabras por minuto, resuelve los problemas más increíbles... nada, que yo soy tonta comparada con él. Pero a pesar de su inteligencia, tiene un pasado oscuro con sus padres, y su sociabilidad se reduce al equipo de trabajo.

David Rossi, el escritor sarcástico. Se retiró del equipo poco después de atrapar a mi padre. Comenzó a escribir libros sobre sus casos, pero volvió para resolver asuntos pendientes.

Penélope García, la mejor analista del mundo. Ella es la clave para resolver muchos casos. Se pasa el día en su pequeña oficina, entre ordenadores, buscando toda la información que le pedimos, y nos la manda al momento. Fue una hacker muy buscada por el gobierno. Ella misma dice que puede hackear el Pentágono, y jugar al Solitario online al mismo tiempo. Ella realmente también es como mi hermana. Sabe lo que he vivido, porque ella también perdió a sus padres.

Y por último, Jason Gideon. Él ha sido como un padre para mí. Desde la captura de mi padre, y mi ingreso en el orfanato, me envió cartas siempre que pudo. Se alegró mucho al saber que quería estudiar psicología y criminología, y me ayudó a entrar en el equipo. Siempre tiene un buen consejo para darte, y si estas en peligro, no duda en salir a ayudar.

Y este es mi equipo, con el que trabajo día a día, resolviendo los casos de asesinatos, desapariciones, horrores cotidianos que solo nuestro equipo es capaz de resolver. Ellos son mi familia. Día a día, JJ recibe cientos de casos desde todas partes de Estados Unidos. Tenemos nuestro jet privado para viajar, y la mayoría de las veces, conseguimos resolver complicados casos. Pero hubo uno en concreto, que cambiaría mi vida para siempre. Después de resolver casos y casos de desapariciones, algunos extremos, otros, simplemente eran aficionados, pensábamos que podríamos resolver aquél. Sin duda fue un caso excepcional, un juego con la muerte.

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