Parte II: El pasado

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Hay casos que te marcan de por vida. Otros, intentas olvidarlos. Y el mío, simplemente, me hizo feliz.

Desde que conocí a Ronald Weasley, mi vida parecía ir mejor. En el trabajo, era más productiva, siempre estaba alegre, a pesar de que tuvimos casos horribles. Con mis amigos, siempre me sentía bien, segura. Y con Ron, la vida, por una vez parecía ser perfecta. Ya habíamos formalizado nuestra relación, y ya era oficial. Estábamos juntos.

Ya habían pasado varios meses desde el caso Weasley. Los gemelos, habían conseguido recuperar el negocio, arreglarlo, conseguir mucho dinero... y no tener deudas con nadie. Ginny estaba a pocas semanas de casarse con Harry Potter. Neville Longbottom continuó su vida, ingresando junto con Ron y Harry en el cuerpo de policía. El resto de la familia Weasley, consiguieron la estabilidad que querían desde hacía tiempo. Y en mi equipo, todo era igual. Derek le gastaba bromas a Reid, García flirteaba con Derek, Emily seguía con su ritmo de vida entre el trabajo y su misteriosa vida privada, JJ cuidaba de su pequeño Henry, Rossi empezó un nuevo libro, y Hotch cuidaba a su pequeño Jack e intentaba pasar más tiempo con su mujer Hayley.

Vivimos una época bastante buena durante esos casi cinco meses, hasta que llegó a mis manos, un caso especial.

Una mañana, la jefa Strauss me llamó a mi departamento.

Después de mucho pelear con su madre y prometerle que iría siempre que pudiese a visitarla, Ron consiguió que lo desplazaran a DC en el cuerpo de policía para vivir conmigo. Y ahora vivíamos juntos en mi piso. Nuestro piso. Ron estaba completamente cansado, al igual que yo, y seguíamos enredados en las sábanas, juntos y abrazados, como todas las noches. Había contestado al teléfono, con los ojos cerrados, y medio dormida. Al finalizar la llamada, colgué el teléfono y me volví a abrazar a Ron, que reaccionó.

-¿Tienes que irte...?

-Si... la 'loca Strauss' quiere verme... dice que es importante...

-Pues tienes que levantarte, culo bonito...

-¿Acaso hay algo más importante que nosotros...? Y no me llames culo bonito...

Con los ojos aún cerrados, empezamos a reír. Le di un tierno beso, y me levanté a preparar el desayuno. Era un maldito sábado, y eran las nueve de la mañana. Normalmente, dormíamos hasta las doce. Empecé a preparar el zumo, las galletas, la leche, el chocolate, las tostadas y la mermelada, todo listo para desayunar. Me senté en la barra de la cocina, en uno de mis taburetes altos, y enseguida vino Ron a acompañarme. Me abrazó por detrás, y me dio un beso en una mejilla. En cuanto vio el desayuno preparado, enseguida se sentó.

-¿No deberías ir lo antes posible?

-De eso nada. No voy a dejar que esa maniática me haga perder los nervios y las ganas de comer tan temprano. Con calma y buena compañía

-Esa es mi chica

Conversamos durante todo el desayuno, y empezamos a planear lo que haríamos ese sábado. Primero iríamos a comer fuera, luego miraríamos algunas tiendas de muebles y buscaríamos una mesa de escritorio para Ron. Más tarde iríamos al cine, y luego a cenar a casa. Y quizás, más tarde tendríamos el 'postre' los dos juntos...

Me fui a vestir, y en cuanto estuve lista, me despedí de Ron, que prometió poner orden a la casa mientras estaba fuera. Llegué a Quantico a pie, en diez minutos. Subí hasta el despacho de la jefa Strauss, y llamé a la puerta.

-Pase...

-¿Quería verme, señora?

-Así es. Siéntate, por favor...

Cogí asiento, y la señora me enseñó una carpeta.

-Espero que no tuviese nada preparado para esta mañana, porque tiene que acompañarme

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