-Epílogo uno-

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Ahora que llegaba la parte más importante, aunque no dudaba de su respuesta, noté una gota fría de sudor, y que mi respiración se aceleraba.

-¿Y tú, Ronald Weasley, aceptas a Hermione Granger, como tu legítima esposa?

-Pensé que no lo diría nunca...

-¿Disculpe?

-Eh... Sí, sí quiero...

-Por el poder que se me ha concedido, yo os declaro marido y mujer...

Ron miraba al cura, expectante y nervioso.

-¿Y? ¿No se le olvida algo?

-¡Ah, sí! En nombre del Señor, podéis ir en paz...

-¿¿Qué??

-Ah, no, eso viene después... Emm... ¡Ah, cierto! Ya puedes besar a la novia...

Rápidamente, me cogió de la cintura, dándome un cálido beso, que una vez más, uniría nuestras vidas, hasta que la muerte nos separase. Y nunca mejor dicho.

La pequeña iglesia, se llenó de aplausos. El cura continuó la ceremonia, hasta que finalizó. En cuanto se fue, nuestra familia se acercó al altar donde estábamos. En brazos de mi madre, venía nuestro pequeño Huguito, que había dormido durante toda la ceremonia. Con Molly, venía Rosie aplaudiendo con sus manitas. Ron la cogió en brazos, y le dio un beso en la frente.

-¿Lo hicimos bien, Rosie?

-Sí, papi...

-Tú también lo hiciste bien, cielo... aunque casi tropiezas en la alfombra

-¡James me pisó!

Empezamos a reírnos, mientras besaba a nuestra hermosa hija. Ya hablaba perfectamente... dentro de lo normal para una niña de casi tres años. Ella había traído los anillos, y James había traído las arras de boda. Cogí a Hugo de los brazos de mi madre, para darle un beso y comprobar que estaba todo bien. Tan chiquito... se le notaba el cabello pelirrojo, y los ojos azules de su padre, que tanto amaba. Tan solo tenía diez meses, y se veía tan grande. Su abuela Molly, siempre recordaba que Ronnie también parecía mayor de lo que era de bebé.

Escuchamos al fondo de la iglesia, cómo los gemelos llamaban a Rosie. La pequeña, fue corriendo. Mientras, recibíamos los abrazos, besos y enhorabuenas de todos. Mi madre, junto con Molly, llorando de emoción. Ginny Weasley sacando fotos de todos los ángulos posibles. Fleur y Angelina comentaban lo bonito que era mi vestido. Audrey, Luna y mi hermana Rose, charlaban con JJ y Emily. Harry, entró acercándose a nosotros. Susurró algo a su esposa, a lo que ella sonrió. En un instante, Harry volvió a salir, cerrando la puerta de la iglesia.

-¿Qué estarán tramando?

-Ni idea... pero que cierren así la puerta y que se lleven a Rosie... no es bueno, para nada

Ginny, nos entretuvo, sacándonos fotos con algunos invitados, amigos y familiares. Dejé a Huguito con mi madre, y salió con el resto de la gente. Poco a poco, todos salieron, quedando solo Ginny, Ron y yo. Respiré, y caminamos sobre la larga alfombra de la iglesia. Abrimos el gran portalón... y una lluvia de arroz, confeti, caramelos, garbanzos, papeles de colores brillantes... todo cayó sobre nosotros. Conseguí taparnos con el velo, mientras escuchaba los vítores, los aplausos y las risas. Me fijé en Rosie, que reía llena de alegría en los brazos de Charlie. Todos los Weasley, con sus hijos en brazos, nos tiraban caramelos y pétalos de flores. Todos nuestros amigos, todas las personas que formaban parte de nuestras vidas, estaban allí, sonriéndonos, gritando llenos de alegría. Miré a Ron. Ron me miró a mí. Por unos minutos, todo el alboroto desapareció para nosotros. Pero regresó, cuando escuchamos un sonoro '¡Que se besen!'

Criminal mindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora