Cap 11

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Mirando a Alex y luego a ambos ella sólo pudo ahogar un sollozo.

“Tráeme al bebé Ágata, tú y él que vengan a mi y yo los protegeré”

¿Por qué no puedes protegerlos a ambos?

“Sólo los niños pueden oírme, querida, sólo a los niños puedo proteger, mis habilidades no pueden proteger a los adultos”

Ágata alejó la voz de su cabeza.
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Ayel bufo molesta y se cruzo de brazos.

—Estúpidos dioses.

—Cuidado con lo que dices. —le regañaron

Todos en el cuarto dieron un salto del susto. Al escuchar una voz detrás de ellos.
Un hombre alto, unos tres centímetros más que Urías, de piel bronceada, barba y cabello negro vestía con ropa hawaiana.
Un short y camisa blanca con flores amarillas pastel. Llevaba lentes y los miraba con irritación.

—¿Quién... —Ayel se puso en guardia

—¿Savitar? —preguntó Urías

—¿Sabes? —Savitar de dirigió a Ayel —Puedo matarte con sólo pensarlo pantera. Así que evita en un futuro insultarme.

Urías se puso en guardia.

Entonces si es un dios pensó Ayel

—No lo soy. —la miro neutro.

—¿Qué?

—Un dios.

¿Cómo lo... supo?

Savitar levantó una ceja por encima de sus lentes. Pero no dijo nada.

Genial otro igual a Ash

—¿Conocen a Archeron? —preguntó Savitar con un tono más amistoso

Si, es como Ash. Sólo que Savitar es un dios

—Joder Pantera odio que me compares con Ash. Mucho más aún con un dios.

Ayel dejó su mente en blanco.

—Mejor así. —Savitar metió las manos en los bolsillos de su short —Pensaba matarte por insultarme pero concuerdo contigo, odio a los dioses y además son amigos de Ash. —Savitar se encogió de hombros —Si los toco él mataría. —dijo sin más

—¿Entonces... —hablo Ayel —... no eres un dios. Pero le tienes miedo a Ash?

—¿Quién dijo qué le tengo miedo a Ash? —sonrió él —No, no soy un maldito dios, son demasiado egoístas. —siseo —Yo soy algo mucho peor. –sonrió con desdén.

¿Algo más peligroso que un dios? Ayel sintió escalofríos.

Ágata no sabía como había aparecido ese hombre en medio de la casa. Pero
destilaba un poder aplastante.

—¿Puedes ayudarnos? —preguntó Urías viendo que el tiempo se acababa. —¿Puedes regresarnos la teletransportación?

—Puedo pero no lo haré. No se supone que deba interferir. Pero haré una excepción. —levantando los dedos Savitar los chasqueo.

Ayel tuvo que cerrar los ojos ante el característico sentimiento de vértigo que daba al momento de teletransportarse.

Abriendo los ojos ambos estaban en medio del bosque.

—¡Genial! —siseo Ayel y miro el cielo —¡Gracias Savitar!

Ágata sintió su estomago revolverse ante una sensación extraña. Pero en segundo estaban en el bosque.

Unidos... |Trilogía Were Hunter #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora