Prólogo

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-TODO TIENE UN INICIO-
This city- Sam Fischer

El final siempre está tan cerca que jamás te das cuenta cuándo llega.

¿Cambios?, ¿los has sentido?, ¿te han gustado?.

Él era un lindo cambio, uno que sucedió ventana tras ventana, mirada tras mirada, todo en un perfecto momento.

Una linda historia.

Tal vez una normal.

Sin embargo, merecía ser contada.

La vida siempre ha sido sencilla, se va entre el trabajo, la escuela, mis padres, y yo.

No tengo muchos amigos, o más bien, no tengo ninguno.

Bueno, solo una.

Me falta un cambio, en serio que sí.

Escucho mil voces diciéndome que haga algo diferente, que sea un poco valiente y salga de la biblioteca a hacer algo divertido y a "la onda".

Pero sinceramente dentro de mis libros encontré mi pequeño refugio que me transporta a lugares en los que me gustaría estar.
Me acompaña con personajes con los cuáles me encantaría platicar, y aunque me vea interrumpida por personas preguntando dónde pueden encontrar la zona de libros de medicina, siempre puedo volver a mi pequeño mundo.

Este día especialmente me encuentro muy nerviosa, por fin y después de unos cuantos meses la universidad a la cual apliqué me dirá si he sido admitida.

Es un campus lindo, realmente encantador, pequeño y acogedor.

No me preocupa mucho el irme a otra ciudad sinceramente, y mucho menos ser interna, de hecho lo veo como algo que me ayudará mucho a pasar desapercibida.

Porque que tu padre sea el director del campus en el que te encuentras no ayuda, siempre seguir esa vida "perfecta" que se supone que tengo que tener.

Sinceramente es cansado sonreírle a gente a la cual ni siquiera le importo.

Extraño todo el tiempo mi ciudad.

Hayward era mi lugar favorito, pero como siempre el trabajo de mi padre nos obligó a abandonar una vida la cual tenía hecha.

Y ahora me encuentro en Los Angeles, viviendo una vida que no quiero y tratando de sobrellevar las miradas de desaprobación cuando me ven pintadas las uñas de rojo.

Que sinceramente es lo único atrevido que hago.

Solía ser una persona muy alegre, solía agradarle a la mayoría.

Solía ser feliz.

Obviamente todo es pasado.

—Pasado—suspiro mientras miro fijamente la ventana que hay justo enfrente del mostrador.

Llevo unos jeans junto con una camisa a cuadros color azul, y unos tenis nikes que utilizo demasiado hasta el punto en el que la gente se pregunta si no tengo más.

—¿Siempre tienes esa cara?—pregunta Emma mientras me sonríe desde la puerta.

Le devuelvo el gesto con mucho menos intensidad.

—Supongo—contesto encogiéndome de hombros

—Deberías de estar animada, ya casi sabremos si el destino quiere que por fin te saquen de esta ciudad que tanto odias—dice acercándose para después recargarse en el mostrador.

—No odio a la ciudad—murmuro mientras me recargo igualmente

—¿A la gente?—aprieto los labios.

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