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sweet boi- ChevyLos ojos son la ventana del alma ¿cierto?, o al menos eso es lo que dicen todos, lo que quieren que pensemos.
Pero es cierto, absolutamente.
Hay tanto en ellos que te quedas anonadado de todo lo que una mirada sincera puede decir.
Y si, los ojos de Zed hablaban mucho más que los de otra persona.
Me mira, y yo también lo hago.
Me tiembla hasta el alma porque lo había dicho en voz alta, frente a él.
Y me aterraba aún sabiendo que sentía lo mismo por mí.
Después de terminar no tardó ni siquiera un segundo en abrazarme fuertemente.
Sus brazos son reconfortantes y siento como me sostiene de la cintura, su mano está en mi cabeza y mi cara en su hombro.
—No tenías que decirlo, pero joder, Adeline, un día de estos necesitaré una ambulancia cerca—dice y yo sonrío.
¿Sabes lo que se siente enloquecer a alguien de esa manera?, la verdad no tenía idea de lo que esa frase significaba hasta el día de hoy, se siente bien y al mismo tiempo aterrador saber que tienes el poder de lastimar tanto a la persona que comienzas a querer.
—Creo que llegaré tarde a la clase del viejito gruñón—digo aún en su hombro, él me separa de sí y me muestra una sonrisa.
—Sigues tan sonrojado—bromeo y trata de girar los ojos pero termina riéndose.
—Así que comienzas a jugar sucio también eh—dice fingiendo seriedad mientras me suelta lentamente pero me mantiene cerca aún, encojo los hombros como respuesta.
—Me encanta—murmura y yo sonrío.
Caminamos de regreso hasta mi facultad y él pone su brazo en mi hombro mientras de vez en cuando me hace cosquillas.
—Basta Zed—le digo "seriamente", pero como un niño pequeño solo vuelve a hacerlo.
Lo empujo ligeramente pero él se mantiene cerca.
Cuando llegamos hasta la puerta de mi salón toma mi mano y deja un pequeño beso en ella, mi corazón se acelera y la felicidad se aloja en mi estómago creando esa sensación que me gusta.
—No pensaba que fueras tan romántico—me burlo.
—Hay tantas cosas que puedo ser, te sorprenderías pequitas—dice, antes que pueda preguntar algo el profesor abre la puerta y desvío la mirada.
—Otra vez usted...—murmura el viejito gruñón harto de la situación y la verdad no se que inventar como excusa.
—Esta vez fue mi culpa, le hice quedarse un poco más en el taller, me disculpo, no volverá a pasar—interviene Zed.
Lo miro y él me guiña el ojo, cuando siento la mirada del profesor en mí vuelvo la atención al maestro y asiento con una sonrisa, él parece pensarlo pero después me deja pasar con un largo suspiro.
Paso rápidamente y solo me despido de Zed con los ojos y él arruga la nariz con una sonrisa.
Cuando me siento junto a Marco lo escucho acercarse a mí.
—Necesito updates, lo exijo como un padre postizo—murmura y yo sonrío mientras niego con la cabeza.
El poder del chisme.
El chisme primero Adelita.
¡¿Conciencia?!, te extrañé.
Todos me extrañan.
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OUTDATED
Novela Juvenil¿Quién diría que las almas rotas se encuentran para curarse entre ellas? Ella, él y un futuro incierto. Los momentos suelen ser perfectos cuando las situaciones son las indicadas. [BORRADOR EN CORRECCIÓN]