𝑌𝑜𝑢 𝐵𝑒𝑙𝑜𝑛𝑔 𝑊𝑖𝑡ℎ 𝑀𝑒 (Taylor's Version)Apartamento de Isabella – Domingo, 8:42 p. m. Las luces tenues de la ciudad parpadean detrás del vidrio empañado. Afuera, el otoño se cuela por las rendijas. Adentro, el mundo se siente suspendido.
Dos días habían pasado desde el incidente. La tormenta se había calmado por fuera, pero dentro de mí, los restos seguían agitados.
Ya estaba al día con todo lo de la universidad. Mis apuntes estaban ordenados, las tareas entregadas, y la agenda—vacía. El fin de semana había llegado como un suspiro largo. No era como si fuera a salir de fiesta con mis dos únicas amigas. Tampoco podía actuar con egoísmo y obligar a Caín a quedarse solo, haciendo de niñero emocional mientras los demás vivían su vida.
Esa noche él salía. Cher también. Allison, obvio.
Y yo... yo debía quedarme en casa viendo una serie con efectos especiales ridículamente malos y diálogos aún peores. Aunque supongo que en cierto modo eso era una forma de anestesia.
Solté un suspiro y tomé el control remoto.
Click.
Silencio.
Me levanté del sofá, envuelta en una manta, arrastrando los pies por el parquet frío hasta la ventana. Me preparaba para cerrarla cuando un olor fuerte y familiar me golpeó de lleno: tabaco.
Fruncí el ceño, asomándome. La brisa de otoño me acarició el rostro.
Y ahí estaba él.
Riot Rowell.
Sentado en las escaleras de incendio del edificio frente al mío, una pierna colgando despreocupadamente. Fumando como si el mundo no lo tocara.
—Ve a fumar a otro lado —dije sin filtro, cruzando los brazos sobre el alféizar.
Alzó la cabeza. Me miró.
—Oh... sí. Lo siento —respondió casi de inmediato, con voz rasposa y suave. Apagó el cigarrillo contra el metal con un gesto lento, como si apenas recordara lo que estaba haciendo—. Lo olvidé.
—¿Qué olvidaste? —pregunté, arqueando una ceja. El viento alborotaba mi cabello y las luces del pasillo reflejaban su silueta con sombras doradas.
Él sonrió, apenas. Ese tipo de sonrisa que no enseñaba dientes, pero insinuaba pensamientos.
—Que te molesta —respondió simplemente, agitando las manos frente a él para disipar el humo—. No fue a propósito.
—No parece que te importe mucho —contesté con un deje de fastidio, pero sin veneno real.
Se encogió de hombros, clavando la mirada en sus propias manos, como si contara las líneas en sus palmas.
—¿Estás mejor? —preguntó de repente—. Cuando te vi... no supe qué hacer. Tu ventana estaba cerrada y solo... me quedé mirando.
—¿Qué quieres decir con eso? —me enderecé un poco, apoyándome mejor en el borde, intentando descifrarlo.
—¿Tu novio no te dijo que fui yo quien le avisó? —alzó la vista hacia mí—. Te vi desde aquí. Estabas mal. Te veías mal.
Hubo un silencio. Mis dedos se crisparon en el marco de la ventana.
—Tienes vista de halcón —murmuré—. O me estabas acosando otra vez.
Él no se rió. No reaccionó. Bajó la mirada y soltó un suspiro corto.

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Teen FictionCuando Isabella llega a Inglaterra, los ecos de un pasado fragmentado la persiguen. Hay años de su vida que no logra recordar, vacíos que laten con fuerza tras la fachada perfecta de su realidad. Al reencontrarse con Caín McFeller, su enigmático y m...