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—Isis...

Dos golpes en la puerta hicieron sobresaltar a Caín. Él es el primero en levantarse y abrir la puerta con brusquedad. Jaxon Rowell estaba parado fuera con sus brazos sobre su pecho con una ceja elevada. Caín arregla su bóxer logrando que Jaxon lo escaneé haciendo una mueca.

Esto era como ver un documental de animal planet.

—¿Qué hacen? —preguntó, dando un paso dentro de la habitación haciendo retroceder a Caín—. No pueden encerrarse con visitas en casa, es de mala educación.

—Hermano, no jodas —dice Caín dándole un leve empujón—. Estamos hablando de algo importante.

Yo miraba desde la cama toda la situación. Me tiré de espaldas a la cama pensando en que había perdido la oportunidad de contarle algo a Caín. Así fue siempre que intentábamos hablar, algo nos interrumpía y sobre todo debía tener cuidado para que Miriam no nos viera.

Viernes por la noche. Allison Ford había tenido el descaro de ir a mi departamento. Cher también estaba, pero ella no sabía nada y no era algo que yo iba a decirle. No mientras aún no tuviera un buen plan para saber todo eso. No podía meter a Cher en algo que no era su culpa y mucho menos ir a decir:

"Oh, nuestra amiga es cómplice de Miriam, al parecer también una de las mujeres que entró a mi casa a la fuerza y además la vieron recogiendo el dinero que me pedían."

Miraba a Allison en todo momento tan solo con la idea de intimidarla pero ella actuaba como si nada acomodando su precioso cabello rizado todo el tiempo, se ocultaba la mayoría de veces en este.

Ellas modelan sus vestidos: Cher era una linda caperucita roja y Allison era un gato —los gatos no son traicioneros—.

—¿Por qué no seguiste ayudándome con la búsqueda de información? —pregunté tomando mi vestido negro de Morticia.

Puse el vestido frente a mí viéndome un poco, la observé a ella por medio del espejo.

—¿Qué? —pregunta ella haciéndose la desentendida mientras se gira a mí con una gran sonrisa que no llegaba a sus labios dándome a conocer que era falsa.

—Me escuchaste perfecto.

—Si tu familia no te dice las cosas es por algo, Isabella —ella se deja caer en la cama mirándome.

Cher no prestaba atención a lo sucedido y seguía viéndose en el espejo buscando alguna imperfección.

—Entonces sabías que Isis estaba muerta y lo del incendio —declaré.

Ella no parece sorprendida por mis palabras y solo se dedica a asentir un poco encogiéndose de hombros. Nadie dijo algo más y pronto ambas se fueron a eso de las diez de la noche.

Calibán llegó para cuidarme tan solo quince minutos después. Cenamos pizza y vimos una película de comedia que por obvias razones no pude disfrutar. Más tarde entrando en la madrugada Caín llega con algunas cajas de comida en sus manos.

Nos miramos antes de asentir levemente en forma de saludo.

—Hola querida ex novia —se deja caer junto a mí en el sillón de solo una pieza, me aplasta por completo.

Él deja las cajas en la mesa frente a nosotros.

—Caín —murmure, haciéndolo a un lado pero de algún modo terminé sentada sobre sus piernas—. ¿Qué pretendes?

—Por alguna razón quería pasar la noche contigo —murmura de igual forma dejando que su mentón descanse sobre mi cabeza—. Tenía la necesidad.

Yo igual, pienso.

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