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La cafetería no era el mejor lugar para que tres chicas que se creían investigadoras se reunieran. La zona en si estaba llena de ruido, olor a comida y muchas pero muchas animadoras riendo.

—¿Bien? —pregunté. Tomando asiento frente a Allison—. ¿Hay información?

—Nada, pero...

—Por favor, cuéntame qué pasó. No omitas nada —dijo Cher.

Aquello me recordó a Archie Godwin informando a Nero Wolfe.

—Es curioso que no hay ninguna información tuya —habla Allison—. Pero hay mucha de Caín.

—Sí, él jugaba muy bien.

Caín había sido uno de los mejores jugadores del pueblo. Entrababa día y noche, estudiaba y siempre era el mejor en todo lo que hacía. Recuerdo bien que sí me fijé en él de forma sexual cuando lo vi en sus pantalones deportivos, estaba dejando de ser mi mejor amigo el flacucho se volvía cada vez más atractivo.

—¡Goool! —grité con todas mis fuerzas elevando los brazos.

—Cariño, es fútbol americano —me avisa el hermano mayor de Caín.

—¡Lo que se diga en el futbol americanoooo! —eleve ambos brazos de nuevo riendo viendo como Caín dejaba de celebrar con sus amigos para correr a mí y abrazarme con fuerza.

Isis de inmediato se enoja y me empuja para poder ser abrazada, solo me reí y seguía saltando alrededor de ellos.

—¡Eres el mejor Caín!

Ruego a dios que no desperdicié todos mis buenos años por esta jodida condición.

—Sí, no recuerdas lo que ocurrió cuando tenías dieciséis y diecisiete. Lo que dice tú padre que te paso ocurrió cuando tenías dieciocho y, han pasado dos años de eso.

—Es toda la información que tengo —dije.

Apenas habían pasado tres días desde que le di toda la información necesaria, la información nula que yo sabía. Allison había sido muy amable y comprensiva conmigo, no vi lástima en sus ojos y eso me impulso a pedirle ayuda en la investigación. Claramente no podía ocultar algo así a Cher y todas hablamos.

—Bien, me siento como una creación de Rex Stout —dije. Me puse de pie—. Tengo un viaje escolar el sábado.

—Yo igual, los de moda estarán acompañando a los de arquitectura —dijo Cher.

—Quizás podamos compartir el autobús —dije.

Por un momento, toda la cafetería guardó silencio. El lugar nunca había estado tan sereno. Clavé la mirada en la persona entrando al lugar. Tan solo miraba su cabello castaño y sus ojos azules casi grises.

Por un momento el lugar estaba tan silencioso que podía oír la pausa entre respiraciones. El líquido rojo que al parecer era una mezcla de pintura con un olor horrible empezaba a correr lentamente por mi cuerpo. Me miré las manos. Giré de forma lenta a la persona que había causado todo, para mi sorpresa fueron dos.

Miriam y una pequeña rubia que no había visto antes.

Bien, ahora soy Carrie. Una mala versión de Carrie.

Me quité las gafas. Con cuidado tomé unas servilletas empezando a limpiar estás. Seguido me las puse y con la cabeza en alto empecé a caminar fuera de lugar. Mis pasos se mezclaron con los de Caín. Antes de que él llegara a mí, antes de que ella se diera cuenta. Mi puño fue a parar en su mandíbula, sacudí la mano un poco.

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