veintisiete

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スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo veintisiete
«el renegado de regreso»

スカーレット・ラブAmor escarlata; capítulo veintisiete«el renegado de regreso»

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Tsunade había fruncido el ceño al ver la oficina vacía de su amiga, preguntándose el cómo mierda podía tener la oficina sin esos incontables papeles y todo bien organizado. Caminó con tranquilidad mientras en una mano tenía una botella de Sake y se sentaba en la silla, remplazando a la Hokage porque ésta había ido a una misión secreta, y acarició su sien para relajarse. La Uzumaki le había pedido como favor que la remplazara por unos días porque iría a una misión que solamente ella podía ir, también informándole los movimientos que ella había hecho con el Consejo y las cosas que pasarían en el futuro en su mandato.

Pero nunca le dijo que esa misión tardaría una semana y media en regresar a Konoha que había sabido sobre la misión de la pelirroja y en donde también Tsunade agradecía a Kami porque ya estaba estresada por los miles de papeles que acumuló en esos días.

Los aldeanos observaron como la Uzumaki lideraba el grupo junto con su león, mostrando orgullosamente su capa y sus hebras rojizas que danzaban con el aire fresco que había por la zona. Detrás de ella estaba el desertor de Konoha, el último sobreviviente del clan Uchiha; Sasuke observaba como los aldeanos agachaban su cabeza al verlo, tal vez porque ya sabían la verdad y debían mostrarle arrepentimiento por las cosa malas que habían dicho sobre su hermano mayor y sobre él. Y detrás de él estaba una mujer pelirroja de ojos rojos que tenía unas gafas, observando con asombro todo el lugar y sonriendo mientras miraba de vez en cuando la figura poderosa de la Hokage que había ido junto con el Uchiha a su rescate.

A sus costados estaba un muchacho que tenía dientes puntiagudos y una mirada violácea que brillaba sintiéndose libre y esperaba que en esa aldea no haya nadie que le dé ganas de matar, y al lado de él había un varón de hebras marrones que tenía una mirada tranquila y conversaba con un pajarito que se había puesto en su hombro. 

La Hokage había regresado, trayendo al Uchiha y a tres personas más.

—¡Hokage! —se escuchó entre la muchedumbre y ella se fijó en la figura de Sakura que tenía lágrimas en sus ojos—. ¡Muchas gracias!

Alzó su mano, deteniendo a la Haruno que estaba por correr en dirección a Sasuke y abrazarlo, mientras que le hacía una señal a Kakashi para que se lleve a la peli-rosa del lugar. No iba a dejar que la menor abrace a Sasuke, no después de la absurda promesa que le hizo hacer a su sobrino mientras que ella se quedaba ahí como si nada, esperando que otros hagan el trabajo de traerlo. Observó la Torre Hokage a los lejos, fijándose en Tsunade que la saludaba desde adentro de la oficina con una botella de Sake.

—Vamos —dijo para el grupo que la seguía y rápidamente fueron a la oficina de la mayor, seguramente a hablar sobre el futuro de los menores.

Varios ANBU se pusieron al lado de ella y estaban a punto de tomar los brazos de los menores pero fueron detenidos con una mirada seria de la pelirroja que solamente negó musitando que ella se haría cargo. El grupo rápidamente llegó a la oficina invadida de papeles, haciendo que la pelirroja suspirara mientras se sacaba su capa y la colgaba en el perchero con cansancio y volteaba para ver a la rubia que estaba tirando al tacho de basura una bolsa llena de botellas vacías.

—Gracias —agradeció haciendo una mueca al ver las pilas de papeles que debería leer y acomodar toda la noche para estar libre los siguientes días.

—Ni agradezcas —hizo un ademán de manos para agarrar una botella de Sake llena y caminar a la puerta de manera tambaleada, seguramente borracha.

Miko suspiró haciendo un clon de sombra que rápidamente fue a donde estaba la Senju para cargarla y llevarla a la mansión de ella para que se emborrache en un lugar seguro. La original se sentó en la silla y señaló las demás que estaban al frente del escritorio, observando como el cuarteto lo hacía sin decir nada. Había costado encontrarlos a todos y aún más esquivar a los secuaces de Orochimaru que fueron mandados a buscar al Uchiha. Destruyeron varias bases mientras buscaban a los demás y la mayor tuvo que responder a las preguntas del azabache, quien preguntaba cosas referentes a la aldea y a su hermano, y de manera desinteresada sobre su sobrino. Se cruzó de brazos pidiéndole a Takeshi que vaya a descansar y cuando el felino se fue pudo reposar con tranquilidad su cabeza en el respaldar de la silla.

—Les daré un departamento grande, para ustedes tres —señaló a los menores menos a Sasuke—. Sasuke tendrá el que tenía antes de marcharse, también mandaré a restaurar el distrito Uchiha y tú liderarás la construcción; solo no hagas muchas casas, acuérdate que no tendrás una docena de mocosos —se relajó y no le dio importancia al gruñido que dio el Uchiha—. Si es que podrás tener hijos.

—¿A qué te refieres?

—No creo que un hombre pueda embarazar a otro hombre —sonrió burlona observando como el rostro del Uchiha cambiaba a una serio pero con rastro de vergüenza—. Sigo. Karin, tu tienes varios conocimientos en el ninjutsu médico por lo que me gustaría que te unas al entrenamiento de Tsunade, con la cual hablaré sobre eso. Jūgo, mis leones te ayudarán a controlar tu poder, ya que ellos antes me ayudaron a controlar mi elemento. Hablaré con mi manada para que en las tardes vayas al Monte Rojizo y así puedas comenzar tu entrenamiento —informó para bostezar y contagiando al resto—. Suigetsu, por haber hecho aquellos asesinatos le diré a Kirigakure que busque algún castigo para darte, solo espero que no lleve a la muerte —susurró lo último pero siendo escuchada por todos—. Y cuando quedas libre de la condena serás entrenado por Anko. Sasuke, te entrenaré como lo hice con tu hermano pero eso será en unos días, ya que los llevaré con Inoichi e Ibiki para que le puedan dar toda la información que puedan de Orochimaru y también si hay alguna posibilidad de eliminar esas marcas —señaló el cuello de Sasuke que se veía visiblemente el Sello Maldito.

Asintieron luego de unos minutos, dispuestos a hacer lo que sea para poder tener la libertad que esperaban desde hace meses. Miko se estiró escuchando como los huesos de su espalda tronaban e hizo una mueca para luego erguirse y caminar en dirección a la puerta.

—¿Vamos? Hay un local al que siempre iba mi sobrino que vende un Ramen buenísimo; yo invito —sonrió ligeramente dándose la vuelta y notando como todos estaban detrás de ella, uno con un semblante serio.

Empezaría un nuevo comienzo para ellos que siempre guardarían en sus mentes.




Empezaría un nuevo comienzo para ellos que siempre guardarían en sus mentes

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❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora