quince

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スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo quince
«examenes chūnin»

































Un hermoso color carmín era lo que ella anhelaba ver con fiereza, algo espeluznante para algunos pero para ella era su elixir de la vida, algo que tenía que tener entre sus manos para poder seguir con su camino. Pero solo al frente de ella habían mocosos y más mocosos que dudaba que alguno tuviera ese mismo sentimiento de ella, el deseo de ese líquido escarlata. Mantuvo su rostro con frialdad, observando cada detalle de los mocosos que iban a hacer los exámenes chūnin, visualizó al fondo aquella cabellera rubia que poseía su sobrino y cerró sus ojos intranquila, comenzando a dudar de la capacidad del rubio en ese examen escrito, sabiendo que sería un infierno para la cabeza del menor.

Su apariencia llamó la atención de varios shinobis que se encontraban en el lugar, sus hebras rojas, la cicatriz en su ojo derecho, tal vez su ropa inusual, la cual era un top de cuero por la parte de arriba junto con el chaleco de su rango que estaba sin cerrar y el pantalón del uniforme de jōnin, y la espada que colgaba del cinturón que tenía el pantalón. Sí, era llamativa. Abrió sus ojos mientras se cruzaba sus brazos escuchando las palabras de Ibiki, por dentro sonreía al notar como el hombre implantaba el miedo en los shinobis.

—Sin fuerza fatal, qué aburrido —alzó una ceja ante esa contestación por parte uno de la Aldea del Sonido y puso una mano en el hombro del Ibiki, el varón entendió el pedido de la mujer y se hizo a un lado, cediéndole la voz.

—El que use la fuerza fatal, lo mataré —soltó Miko. 

Naruto abrió sus ojos sorprendido al ver a su tía ahí, parada con un aura intimidante rodeándola y declarando esa cosa que le hizo tener un escalofrío en su espalda.

—Mocosos y mocosas, la fuerza fatal no lo es todo —exclamó para todos—.  El hombre que está a mi lado es alguien que no dudaría en introducirlos en una tortura mental, mucho más efectiva que la fuerza fatal. Y como bien escucharon, él los descalificará si usan eso; pero yo los mataré —sonrió de lado, divertida por las reacciones de las personas y aplaudió, haciéndolos saltar—. Que comience el juego de las mentes.

—Si sigues así, me robarás mi trabajo —le susurró Morino, logrando que la mujer le guiñe un ojo.

La mujer retrocedió para que Ibiki diera las siguientes instrucciones del primer examen y se dedicó a mirar a los que se postularon para las pruebas. Luego de unos largos minutos, la fémina estaba sentada en una de las sillas que se encontraba tras la pared, sosteniendo una libreta y un lápiz, como el resto de los centinelas que estaban a sus lados. Llegó el momento en que nombraron la regla número tres y sonrió ligeramente divertida al ver algunos mirarla con temor.

—Les haré su vida un infierno —espetó logrando que ellos giraran su rostro hacia el frente, temerosos.

Regresó su mirada al techo, queriendo olvidarse de las presencias de los mocosos y suspiró al escuchar la orden para dar comienzo al examen. Volvió su vista a los genin y sus ojos azules brillaron por leves segundos, lista para acabar con los mocosos y tendría una hora para hacerlo. Una de sus comisuras se elevó un milímetro y anotó cuando vio a uno tratar de copiarse ridículamente de otro. 

Miró por breves segundos al hombre de hebras salvajes lanzar un arma blanca a un banco, asustando al varón que se encontraba ahí, ya que él había copiado.

—Kotetsu, si que sabes sorprender —murmuró lo suficiente alto la fémina mientras ella tiraba una de sus kunai a otro que llegó a los cinco intentos de copiar, rozando su mano y que una gota de sangre aterrizara en la superficie de madera—. Aunque me hubiera gustado que haya sangre.  Candidato veintitrés, largo antes de que te saque toda la sangre.

—Miko, ¿de qué hablamos? —soltó Ibiki mirándola fijamente, haciéndola bufar.

—De pocas cosas, en realidad —susurró con la vista en los candidatos para luego ignorar la presencia del hombre mientras anotaba otra vez en su libreta—. Candidato treinta y tres y nueve, largo.

Se fijó por breves segundos en su sobrino y rodó los ojos al verlo en ese limbo, sabía que su cabeza no daba para exámenes escritos o algo referente al estudio pero tenía la seguridad de que el mocoso pasaría, no por nada era el hijo de Kushina y Minato. 

—Candidata quince, largo —espetó la pelirroja sin levantar su mirada, escuchando el berrinche de la menor y alzó su mano, moviendo ligeramente sus dedos y atrayendo las miradas de algunos shinobis—. ¿Me repites lo que dijiste?

—¡Ni siquiera estabas mirándome! ¡Y tampoco copié cinco veces! ¡Estás mintiendo! 

—¿A caso crees que no vi nada? —la miró con una ceja alzada, aún moviendo sus dedos y del techo bajó un ojo hecho de pura sangre y quedó flotando al frente de la mujer—. Ahora largo.

—¡Tú...!

Miko apareció al frente de la chica, agarrándola de su ropa y alzándola unos centímetros del suelo, logrando que el lápiz que tenía la menor en su mano cayera al piso. La observó fijamente mientras clavaba sus zafiros en los marrones de ella, intimidándola.

—Tu estás queriendo que absorba toda tu sangre —susurró acercándose al cuello de la chica y mordiéndolo, arrebatándole un quejido a la chica que estaba tratando de salirse del agarre que tenía la mujer en ella. Miko pasó su lengua por los pequeños orificios que hizo con sus colmillos y saboreó la sangre de la chica—. Nada mal, aunque no es tan deliciosa como otras.

—Miko, suéltala ahora mismo y aleja tus colmillos de su piel, ahora.

La Uzumaki rodó los ojos y soltó a la candidata para caminar tranquilamente hacia su respectivo lugar, se sentó y sonrió un poco de lado, aún sintiendo la sangre en su cavidad bucal y, a pesar de que no era deliciosa como otras que probó, le era satisfactoria la que sacó de la fémina. Se preguntó si Gaara haría lo mismo con sus víctimas. 

Pronto llegó el momento decisivo en el que pasarían los candidatos a la otra fase y sonrió de lado al escuchar las palabras de su sobrino, el cual había motivado a la mayoría para quedarse. Salió del sitio, un poco irritada al estar sentada por una hora en una silla y caminó silenciosamente hacia la figura de su sobrino, el cual estaba con el resto de su grupo y con su capitán. Puso una mano en el hombro del rubio, sacándole un susto.

—Felicidades, mocoso, y a ustedes dos también —dijo dándose cuenta de las presencias del Uchiha y de la Haruno.

—¡Tía! ¿Por qué no me dijiste sobre el examen escrito? ¡Creí que terminaría frito 'ttebayo! —se dio la vuelta para mirarla con molestia fingida

—Pero lo lograste, sabía que pasarías —desordenó la cabellera rubia del Uzumaki y le dedicó una corta sonrisa siendo correspondida por el menor, quien abrazó la cadera de la cintura de la mayor, sintiéndose orgulloso por lo dicho de la mujer.

—Gracias por creer en mí, mamá —susurró el remolino solo para él mismo pero siendo escuchado por la pelirroja, sus manos temblaron al escuchar aquello pero sonrió débilmente mientras correspondía el abrazo.

—Gracias a ti 'ttebade —regresó el susurro.




Parece vampira pero no lo es, colmillos por los enormes de los leones y bueno, saben que ella se maneja con la sangre y es un gusto culposo que le guste eso 😅

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Parece vampira pero no lo es, colmillos por los enormes de los leones y bueno, saben que ella se maneja con la sangre y es un gusto culposo que le guste eso 😅.

Hoy no hay gif porque no conseguí uno que me gustase.

❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora