veintinueve

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スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo veintinueve
«misión S»

スカーレット・ラブAmor escarlata; capítulo veintinueve«misión S»

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Ella miró por el ventanal sintiendo como poco a poco todo iba tomando forma, las cartas que le había tocado solamente estaban logrando que su objetivo tome posición y se vaya creando con lentitud y, aunque sabía que solo sería cuestión de tiempo para que alguna carta de combo maligno, lo disfrutaría hasta que llegue esa fecha. Sonrió con levedad cuando su vista dio con otra figura de arena que alegraba a su corazón, era una flor; soltó una ligera exhalación intentando dejar de sonreír y unos leves golpes resonaron por su oficina, logrando que su semblante se torne serio y se diera la vuelta para ver a la persona que estaba entrando a su lugar de trabajo.

—Mocoso —saludó ella.

—Miko —asintió el Uchiha menor.

—Saliste de tu cueva al parecer —dijo—. No sabes lo precioso que está mi hijo.

—Cállate.

El entrenamiento que ella le daba a Sasuke no pudo ser finalizado cuando el azabache terminó con cuatro costillas rotas y una dislocación en su hombro derecho, de ahí el menor no quiso seguir el entrenamiento de la muchacha con el temor de salir muerto. Lo observó con una expresión serena, encontrando en las orbes negras de él el pequeño brillo que había cuando mencionó  a Naruto, identificando que aún había ese sentimiento de amor guardado en el pecho del de orbes negruzcas. 

—Te tengo una misión —informó la mayor caminando hacia una estantería y sacando un pergamino, teniendo la mirada del Uchiha seguirla en cada movimiento que hacía—. El equipo Taka o Hebi, como quieras llamarlo, matará a Orochimaru.

—¿Qué?

—Sabemos que esa serpiente seguirá viva a pesar de que le tires la cabeza a un volcán, es un ser algo adicto a la inmortalidad. Pero aún así hay que matarlo, es demasiado peligroso al igual que su secuaz, Kabuto, podría venir a buscarte junto con los otros mocosos para terminar lo que quería —informó entregándole el pergamino—. He estado mandando a mis leones para rastrear varias zonas en diferentes países, y creo, no estoy del todo segura, que encontramos la ubicación temporal de Orochimaru. Quiero que vayas con tu equipo y lo maten, ¿entendido?

—¿Solos? ¿No nos acompañarás? —preguntó con confusión, ya que las misiones que hacían siempre era con la supervisión de la pelirroja—. Es una misión de rango S.

La Uzumaki suspiró rascando su nuca largando un bostezo silencioso, contagiando al Uchiha. Había pasado un tiempo sin dormir y no creía estar lo suficiente lista para una misión que podría tardarse meses; si bien era la Hokage ella podría morir en cualquier momento y no estaba dispuesta a dejar a su sobrino solo nuevamente. Negó con lentitud para clavar su mirada en los enormes ventanales que dejaban entrar mucha luz a la habitación.

—Ahora que Naruto está aquí debo poner mis ojos en él, ya sabes que Akatsuki quiere obtenerlo —musitó. Lo miró de reojo, viendo como él apretaba el pergamino con fuerza y su ceño se encontraba fruncido—. A pesar de que Itachi me mande información de los próximos movimientos, es sabido que en algún momento el líder la organización se dé cuenta e interfiera con los mensajes y lleguen a tomar represalias con tu hermano.

—Al final, ¿le dijiste sobre mi regreso? —cuestionó con lentitud, obteniendo una sonrisa divertida por parte de la fémina.

—Mocoso, Itachi lo sabe desde el primer momento en que pisaste Konoha. Además, ¿no ves al cuervo? —señaló al animal que estaba parado en el marco de la ventana que, al tener las miradas de ambos jóvenes, hizo una ligera reverencia para irse volando.

Sasuke sonrió de manera diminuta para luego alzar su mirada para mirar a la pelirroja que lo miraba con un semblante tranquilo, como si le preguntara si estaba dispuesto a hacer la misión. Asintió carraspeando un poco, dando unos pasos hacia atrás para poder retirarse e informarle a su equipo de la nueva misión que harían.

—Sasuke.

Se quedó quieto, esperando que hable su Hokage que ya tenía su confianza y respeto. Escuchó los pasos de ella acercarse para luego sentir una mano posarse en su hombro, apretándolo con suavidad. 

—Cuídate y cuídalos, y tampoco te olvides de la enseñanza que dejó el mocoso de Kakashi.

—Aquellos que no completan una misión son escoria, pero aquellos que abandonan a un amigo son peor que escoria —susurró recordando la frase que le había dicho su sensei hace tres años.

—Y también recuerda que ellos estarán dispuestos a ayudarte. Ahora largo, cuando vuelvas de la misión te doy permiso para que invites a una cita a mi hijo —carcajeó cuando lo sintió tensar y cerró la puerta luego de empujarlo para que salga de su oficina.

La mayor apagó su risa para quedar con una expresión cansada, se acercó a pasos lentos a su silla para sentarse en ésta y sacar la última carta que le había mandado Gaara. La releyó con una pequeña sonrisa y no pudo evitar sonrojarse con levedad al leer el párrafo que hizo latir con rapidez su corazón. Comenzaba a sentir que ese pelirrojo no le hizo falta hacer un esfuerzo para tenerla a sus pies, y no dudaba en hacer lo que fuera para asegurar el bienestar del menor aunque le cueste enfrentarse a la gente que la juzgarían por salir con él, un adolescente doce años menor que ella.

❝Te quiero, Miko.❞

Guardó la carta en el cajón con llave y miró el techo, sintiendo una extraña opresión en su pecho que aumentaba cada vez más con el pasar de los días. Era raro, solamente lo había sentido cuando falleció su hermana y cuñado. Dejó pasar aquella sensación pero aún así permanecería alerta a su alrededor, nada bueno saldría si su sangre estaba alterada.

—Yo también te... quiero, Gaara.









 quiero, Gaara

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❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora