diecinueve

3.2K 487 66
                                    

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo diecinueve
«Senju Tsunade»

スカーレット・ラブAmor escarlata; capítulo diecinueve«Senju Tsunade»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

• • •







































El cielo cambiaba de colores con rapidez, colores fríos alumbrando allá arriba mientras que un Sol los saludaba con calidez, otras veces con colores oscuros mientras una Luna los rodeaba con su manto blanquecino fresco pero reconfortante. Iluminando con sus brillos el rostro de Miko que se encontraba cada día en el hospital, esperando alguna señal por parte del Uchiha que estaba postrado en una camilla desde el momento en que Itachi lo metió en un genjutsu. Sus orbes azules no reflejaban fulgor en esa mirada cansina, parecía que su cuerpo cada vez perdía energía si no estaba su sobrino hiperactivo a su lado.

Suspiró cruzándose de brazos y dejando reposar su cabeza en la pared de la habitación en la que se encontraba Sasuke, cerrando sus párpados para descansar su vista ya que hacía varias noches que no podía conciliar el sueño. Habría podido dormir una hora, no lo sabía con exactitud cuando escuchó sonidos en el sitio; frunció su ceño acomodándose más en su asiento y habló con un tono cansado.

—Sakura, haz silencio, por favor.

Naruto abrió sus ojos sorprendido junto con Tsunade al ver a la Uzumaki con un aspecto enfermizo, sentada en una silla incómoda pegada a la pared y durmiendo en una posición incómoda. Ambos observaron las marcas negras que decoraban debajo de los ojos de la muchacha, también los labios resecos y partidos que tenían un poco de sangre seca, el cabello sin ese brillo que la caracterizaba y el cansancio en su voz solo delataba lo mal que estaba.

—¿Mamá? —susurró el rubio rodeando la camilla de Sasuke y acercándose a la pelirroja, estirando su mano para tocar la fría mejilla de Miko—. Mamá, despierta.

—Sakura, deja de imitar la voz de Naruto —chistó la lengua la mujer abriendo sus ojos pero se sorprendió al notar a su sobrino parado al frente de ella mirándola con preocupación—. Naruto —musitó con incredulidad la fémina para luego abrazarlo con fuerza, denotando cuánto lo extrañaba—. Te tardaste.

—Sí, creo que eso se debió a mí —dijo Tsunade luego de ayudar a Sasuke a despertar, acercándose a la pelirroja que se paró al notar como su sobrino corría para saludar al Uchiha dejándola con un vacío en su pecho—. Hola, Uzumaki.

—Hola, Senju —saludó Miko alzando levemente la comisura de su labio para luego bostezar—. ¿Cuándo estás desocupada? Debo invitarte Sake, como en los viejos tiempos.

—Luego te diré, Miko —habló la rubia poniendo una mano en el hombro de la más alta—. Ahora debes descansar, no has dormido en días.

La pelirroja la miró vagamente para luego asentir captando la orden de su nueva Hokage y caminó hacia la camilla en donde estaba sentado el azabache siendo atacado por preguntas de el rubio y lágrimas de la peli-rosa. Llevó una mano al cabello del Uchiha, desordenándola con lentitud ya que debía tener cuidado porque el de ojos negros recién despertaba. Logrando que la mirada de éste se clave en ella, encontrándose con una apariencia enfermiza.

—Bienvenido al juego, mocoso —cerró sus ojos por unos segundos y salió de la habitación con sus pies arrastrándose, llevándose consigo las miradas preocupadas de los que se quedaron adentro—. Takeshi, llévame a casa.

—Siempre yo, siempre yo —masculló entre dientes el león apareciendo al frente de la mujer y poniéndola sobre su lomo, viendo como ya se encontraba dormida.

Caminó con tranquilidad hacia el departamento en el que vivía la mujer, moviendo su cabeza hacia atrás por si la chica se caía. Al llegar al edificio rezongó intentando abrir la puerta y cuando lo logró, corrió derecho a la habitación de la pelirroja que no decía ninguna palabra por el ajetreo que estaba haciendo el león. La dejó con cuidado en la cama de una plaza que tenía ella y con su hocico llevó la manta hasta el cuello, abrigándola porque en la noche haría frío. La vio relajada, tranquila, tal vez sea porque vio a su sobrino llegar sano y a salvo a la aldea y por eso mismo se permitió despreocuparse. Se sentó en el suelo viéndola preocupado, se preguntaba si cuando el pequeño remolino se vaya del departamento para hacer una vida ella podría soportarlo.

Si se puso así por una misión, ¿cómo se pondría cuándo él se vaya de la casa o por varios meses?

Miko se había vuelto dependiente del rubio y eso solo le traería una mala salud. Aunque no la culpaba, Naruto era el único recuerdo que tenía de su hermana y cuñado, la única figura que podía hacer que sus pesadillas de alejen y su corazón se descongele. Naruto había sido la luz en el túnel oscuro de Miko, uno al que se iba a adentrar si es que Naruto fallecía en el proceso del parto o se lo arrebatasen aquel día en donde su hermana falleció junto con el Cuarto Hokage.

Naruto era la vida de ella.

La carta más fuerte que tenía la Vida para usarla en su contra.

Takeshi se lamió su pata, luego de que se haya acomodado a los pies de la cama, y alzó su rostro al escuchar como la puerta de la pequeña habitación de la mujer se abría mostrando la cabellera rubia de Naruto y, sorpresivamente, la azabache de Sasuke. Al parecer, pidió irse del hospital porque no le traía buenos recuerdos y dijo que se iba a quedar en el departamento de Miko, para mayor comodidad y que ella sabría cuidarlo como corresponde; aunque Miko seguramente cuando despertara sabría que eso tenía otra intención oculta.

Los menores se acercaron con lentitud y sin hacer ruido, yendo a ver a Miko que estaba durmiendo de costado, con sus hebras rojas esparcidas por la cama y uno que otro mechón tapándole una parte de su rostro y con sus brazos rodeando su cuerpo como si se abrazara a sí misma en busca de calidez. Naruto tenía sus ojos brillosos y se sentó al lado de la cama, elevando su mano para sacarle los mechones de cabello y sonrió ladeando su cabeza.

—Te quiero, mamá —susurró él, y como si Miko lo hubiera escuchado, todos observaron la pequeña sonrisa que decoró su rostro.

Sin duda alguna, Miko era alguien que necesitaba de la presencia de Naruto y éste la de ella.


Sin duda alguna, Miko era alguien que necesitaba de la presencia de Naruto y éste la de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora