❛ 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐚𝐭𝐚 ❜ ;; naruto, naruto shippuden

cuarenta y seis

スカーレット・ラブ
Amor escarlata; capítulo cuarenta y seis
«cambios»

• • •

Shikamaru se acercó al departamento de tortura e investigación con pasos tranquilos y lentos, retrasando un poco su llegada para disfrutar la vista que las nubes le proporcionaban. Sin embargo el golpe en su nuca le hizo soltar un pequeño siseo mientras se sobaba la zona y mirada con molestia a su compañera de equipo, quien con una sonrisa se posicionaba a su lado. Ino con un sedoso, brillante y rubio cabello miraba al frente con un extraordinario brillo en sus ojos azules, usando sorpresivamente un atuendo que el Nara nunca antes había visto en la muchacha. Es más, parecía una nueva versión de la Yamanaka al tener ese aura serio y adulto rodeándola. 

—Ino, ¿por qué hiciste eso? —se quejó luego de haberle visto su vestimenta unos segundos.

—Estás atrasando el encuentro que tienes con Miko-sama en el departamento —lo vio con seriedad, tomándose muy en serio su actual posición—. Además, yo también debo ir hasta allá.

—¿Y eso por qué? —la observó con intriga.

—Cosas personales —le sonrió socarronamente, divertida al ver la molestia reflejada en los orbes oscuros de su amigo. Llevó sus manos a los bolsillos de su abrigo oscuro, luciendo muy parecida a Ibiki, solo que con más colorcillo en la ropa y con pelo—. Mi padre me ha estado ayudando con los jutsus; ya sabes, como pronto tomaré su puesto para que él se dé unas merecidas vacaciones.

—Con razón terminamos tan rápido las misiones —soltó con burla el varón, ganándose un golpe en su brazo por su comentario.

Ino sonrió de lado, viendo que estaban cerca del establecimiento. En cambio Shikamaru seguía un poco intranquilo con el cambio tan evidente de su amiga rubia, hace tan solo unos días ella se mostraba como la Ino de la academia y ahora aparecía de esa manera. Si quería ocasionarle una crisis existencial lo había logrado. Notó como ella lo veía de reojo e ignoró aquello, suponía que Ino también estaba teniendo un debate mental al notar que él también había cambiado, bueno, un poco nomás. Tal vez el puesto de consejero temporal le daba un toque más serio a su persona. 

Llegaron al lugar que no se veía tan mal ni tenebroso y entraron con lentitud, viendo como algunos shinobis y kunoichis iban de un lado a otro llevando papeles o desertores que podrían poseer información valiosa. Allí, en la lejanía, ambos vieron una cabellera rojiza moverse ligeramente al estar moviéndose en círculos mientras hablaba con los padres de ellos. Se acercaron hacia la de alto mando, haciendo una reverencia en forma de respeto y ganándose una tranquila mirada de la fémina.