Capítulo 27. Estruendos

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     —Y así es como haces una carrera —terminó de explicar Jasper.
     Los jugadores del equipo que lanzaba, redistribuyeron sus posiciones defensivas para el siguiente lanzamiento; los observé detenidamente, repasando en mi mente todo lo que me habían explicado durante la última hora.
     —¿Qué hacen? —preguntó Alice tras entrar a la sala, con Rosalie, Bella y Renesmee detrás de ella, habían tenido un viernes de chicas para salir y comprar ropa.
     —Como sino lo supieras ya —dijo Bella entre dientes, consciente de que todos la habíamos escuchado.
     —Intentan enseñarme a jugar béisbol para el gran día —le contesté aun así.
     —¿Con la transmisión de un juego humano? —se burló Rose.
     —Con una comparativa, Emmett y yo explicamos las reglas humanas, y cómo eso puede cambiar cuando juegue con nosotros —aclaró Jasper.
     —Lo harás bien, Kari —me animó Renesmee mientras se sentaba a mi lado.
     —Sino fuera por estas neuronas mejoradas —le dije con una sonrisa—, tus tíos tendrían que explicármelo varias veces, pero me parece que ya capté lo básico.
     En ese momento me giré a la pantalla, justo para detectar un error del bateador.
     —Justo a las manos del equipo contrario —señalé al adivinar la trayectoria.
     —Y ese es el inicio del fin, van a perder aunque ahora lleven la ventaja —nos adelantó Alice.
     —¡No, pequeña! ¿Qué sentido tiene así? —se quejó Emmett.
     —Conoces el final pero no el desarrollo, esa es la magia —dijo Alice con un guiño.
     Volvimos la atención a la pantalla, y mientras me daban algunos comentarios extras, Alice gritó desde la segunda planta.
     —Kairi, deberías salir a cazar hoy, no queremos que estés irritable mañana durante el juego, lo he visto.
     —Ok, cuando acabe el partido saldré —acepté.
     Tal como había previsto Alice, el resultado del partido tuvo un cambio en la balanza en definitiva. Había disfrutado mucho hablar de deportes con mis hermanos, ellos se apasionaban mucho con el juego y lo hacían mucho más entretenido. Nuestro tiempo de convivencia aumentó cuando Jasper y Emmett me acompañaron a cazar al anochecer; ya que ahora no requería que saltaran encima de mí para inmovilizarme, cazar con ellos se había vuelto divertido. Al regresar, ambos se fueron con sus respectivas parejas, y después de algunos minutos, terminé de pie frente a la habitación de Fred (como de costumbre); él y yo escuchamos música en mi cuarto hasta el amanecer, mientras me contaba más sobre los juegos de béisbol de los Cullen.
     Una buena lluvia con tormenta eléctrica caería sobre la ciudad; sin embargo, sólo llovería en el claro que usaríamos como campo de juego casi al finalizar el partido, así que nuestros uniformes permanecerían secos por un buen rato. Así es, Alice Cullen había diseñado uniformes para que la familia Cullen jugara apropiadamente, se tomaban muy en serio sus juegos de béisbol, aunque no usaríamos guantes. Honestamente, eran muy bellos e incluso llevaban el escudo de la familia: dentro de un óvalo, un león muy al estilo inglés con una pata en el aire estaba sobre una banda con tres tréboles y, encima de su cabeza, una mano derecha mostrando la palma abierta. Hacía una semana que Alice había terminado de confeccionar el mío, incluía desde el calzado hasta la gorra, y estaba personalizado con nombre y número, en mi caso, el 11, pues había sido el onceavo miembro que se unía al clan.


     Al llegar al claro, no pude evitar sorprenderme por lo extenso que era, e intenté imaginar que tan separadas estarían las bases. Era consciente de que un campo de dimensiones "profesionales" resultaría poco estimulante para nosotros; sin embargo, llevaba muy poco como vampiresa, y aun cuando ya sabía todo lo que tenía que saber y me había acostumbrado a mi estado, seguía experimentando esa sensación de "aterrizar en el presente", como cuando estas en una ciudad que no es donde vives y lo recuerdas después de un rato de ignorar ese hecho inconscientemente, o pensar: "es cierto, estoy en la universidad", "en verdad soy mayor de edad", "wow, ya estamos a media década". A veces, me sorprendía recordándome a mi misma, después de estar un rato abstraída en mi habitación, que en realidad no estaba en Cheltenham, que ya no trabajaba en CC Tourism, que ya llevaba varias semanas viviendo como una Cullen y que ya no era humana.
     —¿En que piensas? —me preguntó de repente Fred, sacándome de mi ensoñación.
     —Nada en especial, pensaba en como me siguen sorprendiendo algunas cosas.
     —¿Cómo que Alice haya confeccionado uniformes de béisbol para un pasatiempo familiar?
     —No los he escuchado quejarse de los uniformes ni una sola vez —se defendió Alice.
     —Es que no hay razones para quejarse —le dijo con una sonrisa que contagió a Alice.
     —Son verdaderamente hermosos, creo que hacen más especial esto —admití.
     —Definitivamente —coincidió Esme con orgullo.
     Observamos unos momentos a Carlisle mientras marcaba las bases, antes de que yo retomara el tema.
     —En realidad, me refería a que aun después de todo lo que ha pasado, a veces me sorprenden por un momento algunas cosas. Ver la distancia que Carlisle deja entre las bases, por ejemplo, o que tengamos que esperar una tormenta con truenos para jugar, o ser consciente de que 80 días para darle la vuelta al mundo ahora es demasiado tiempo para mí. Seguramente podría poner, aunque sea por un segundo, un pie en cada ciudad del mundo en ese lapso de tiempo.
     —Te entiendo. Aun después de una década, a veces sigo teniendo esos pensamientos.
     —Supongo que es algo que tal vez disminuirá su frecuencia, pero no dejará de pasar —pensé en voz alta.
     —¿Pueden dejar de filosofar? Algunos queremos jugar. Desde que viajamos a Europa no hemos jugado béisbol. ¡Me siento como un adicto en abstinencia! —se quejó Emmett.
     —¡Eres un llorón! —saqué las manos de los bolsillos de mi chaqueta y corrí a quitarle la gorra.
     Disfrutaba mucho ser la más rápida de la familia, y aprovechaba cada oportunidad disponible para usarlo en mi favor y divertirme. De acuerdo a lo que ya me habían explicado, la ventaja que me daba ser neófita descendería exponencialmente después de mi primer año de "vida", y probablemente, entonces, Edward volvería a ser el más rápido.
     —¡Niños! —exclamó Esme con voz autoritaria —. Basta ya, su padre terminó de marcar las bases y pronto comenzará el juego.
     Ninguno de los dos quiso llevarle la contraria, así que giré en dirección a donde estaban los demás; Emmett hizo lo mismo, pero sabía que en gran parte aún intentaba alcanzarme. Lancé al aire su gorra al estar a tres pasos de Esme, y me paré detrás de ella, tomándole los hombros. Emmett cachó la gorra y se detuvo al lado de Rosalie, pero su mirada me dijo que aquí no terminaba esto.
     Ahora que el clan Cullen volvía a tener un número impar de miembros, Esme podía tomar sin problemas el papel en el que más le gustaba jugar: el de arbitro. Según ella, el espíritu competitivo corría muy intenso en las "venas de la familia", por lo que las veces que tenía que formar parte de algún equipo, había más problemas para marcar faltas e intentar decidir a favor de quien había sido la jugada; hacer trampa formaba parte del juego todo el tiempo. Alice, Rosalie, Renesmee, Edward y Fred formaban un equipo, mientras que yo estaba en el equipo de Carlisle, Jasper, Bella y Emmett.
     Después de insistir mucho —poco en realidad—, Alice se salió con la suya y logró ser, de su equipo, la que tomara el bat con Carlisle para definir que equipo batearía primero; no fue sorpresa que consiguiera el resultado que quería, el de ser el equipo que lanzara primero. Cada equipo se fue a sus posiciones, y Renesmee se puso como receptora (catcher), yo estaba a su lado cuando me dijo:
     —¿Estás lista para la primera cosa extraordinaria del juego? —me preguntó señalando a Alice.
     Apenas me dio tiempo de voltear hacia ella, para ver su mirada perdida antes de decir:
     —Es hora —seguido del primer trueno de la tormenta.
     Esme dio una rápida revisada a todos antes de dar la señal de comienzo.
     Carlisle ya estaba sosteniendo el bat cuando Alice movió su brazo, justo como una cobra apunto de atacar lo haría, lo siguiente que vi fue la pelota cruzar el campo en nuestra dirección y chocar contra el bat, para salir disparada en dirección contraria. El choque del bat y la pelota generó una gran estruendo que retumbó en las montañas, y terminé por comprender porque esperábamos la tormenta. Carlisle comenzó a correr hacia la primera base y así comenzó el juego.
     No tardé mucho en agarrar la onda del juego, darme cuenta de cosas como que Edward era el más rápido, y junto con Rosalie hacían un excelente trabajo evitando home-run's, que Alice era excelente pitcher, y que Fred se movía como sombra entre las bases, listo para sacar del juego a quien fuera necesario, Renesmee no se quedaba corta, regresaba rápido la pelota a Alice, y en las veces que tuvo la oportunidad de evitar una carrera, lo hizo. La ofensiva no hacía mal trabajo, obviamente, sin duda Emmett bateaba la pelota con más fuerza, dando más de una oportunidad para que los demás ganáramos bases, pero tanto Bella como Jasper y Carlisle, jugaban con mucha estrategia, Bella casi siempre lograba escabullirse y llegar a la siguiente base antes que la pelota.
     Hubiera creído que los poderes psíquicos jugarían en contra de un juego interesante, por el contrario, le daban más "sabor", si bien la mente de Bella y la mía estaban fuera del alcance de Edward, lograr engañarlo y hacer jugadas espontáneas era totalmente parte de la diversión del "béisbol Olympic", como lo llamaba Renesmee.
     Como humana nunca fui fan del béisbol, y aun cuando había estado a la expectativa del juego, desde que se agendara el día, fue hasta que la pelota estuvo en el aire, que entré en un estado de adrenalina pura; sólo podía compararlo con mis competencias de natación. Cuando fue mi turno de batear, sentí un éxtasis muy parecido al que me invadía cuando me entregaba a mis instintos de caza. Había casa llena y no habíamos tenido ningún out hasta ese momento, Emmett había decidido que fuera yo la que bateara, y Edward se había burlado de esa decisión, pues era mi primer juego con ellos y por eso carecía de "malicia". Su comentario sólo sirvió de leña para terminar de avivar en mí mi espíritu competitivo, la sonrisa de Emmett me hizo saber que eso era justo lo que él había planeado, y le contestó a Edward que Jasper y él me habían preparado bien.
     Tomé mi lugar en la caja de bateo y le sonreí a Alice antes de que ella lanzara la pelota, y aunque ella procuraba mantenerse sería al lanzar, creí detectar un brillo de emoción en sus ojos. Sostuve el bate con fuerza y mis ojos se enfocaron en la pelota en manos de Alice, el estruendo que generé al batear la pelota, produjo una enorme satisfacción, que aumentó al ver como conseguía llegar a la primera y segunda base antes de que Edward regresara la pelota al juego. Emmett pegó un grito de triunfo al ver como Carlisle y Bella llegaban a home, y Esme decía safe antes siquiera de que la pelota llegara a manos de Renesmee. Jasper, por su parte, se burlaba de Edward desde la tercera base.
     —¡Naciste para jugar béisbol Olympic, Kari! —gritó Emmett.
     Una risa de felicidad brotó de entre mis labios, miré sobre mi hombro, en dirección a Edward, y le dediqué una mirada de superioridad. Él no estaba contento con el resultado, pero me resultaba obvio que la estaba pasando bien.
     La pelota había rebotado con el tronco de uno de los pinos algunos metros dentro del bosque, justo como yo había querido, cambiando la dirección de su trayectoria sin que Edward pudiera preverlo, concediendo varios segundos valiosos a mi equipo.
     Claro que ahí no terminó la emoción del juego, eventualmente juntamos los tres out y pasamos a la defensiva. Como la jugadora más rápida del equipo, tomé la posición de Edward como jardinera, Bella era nuestra pitcher, Carlisle el receptor y Jasper y Emmett se encargaban de mantener las bases libres, y también de taclear a los jugadores, principalmente a Edward y a Fred (vaya que estos cuatro se ponían muy competitivos entre ellos). La mayoría de los estruendos provocados por la colisión de dos poderosas máquinas depredadoras, fueron entre ellos. Esme no bromeaba al decir que les gustaba hacer trampa, y como en realidad no teníamos limitaciones para hacer jugadas extraordinarias, tanto para batear como para atrapar la pelota, el juego nunca perdió la emoción y se mantuvo reñido, porque así como nosotros habíamos logrado varias carreras y ellos eran buenos marcando out, ocurría viceversa cuando cambiábamos el rol. 
     Cuando llovió sobre el claro, dándole diversión al juego por el suelo lodoso y el nuevo objetivo de lograr que los demás se mancharan (aun cuando no nos molestaba), el juego parecía lejos de terminar, porque todos estábamos disfrutándolo. De manera que lo que ocurrió primero, fue que la tormenta terminó, tal como predijo Alice. Ganamos por dos carreras, y el último estruendo del juego, fue el que produjo nuestro abrazo de victoria. Me sentía en la caída de una montaña rusa en espiral, directo hacía una estado permanente de éxtasis.
     —¡Somos los mejores entrenadores! —exclamó Emmett mientras abrazaba a Jasper.
     —Ya no deberíamos permitir que ese par juegue en el mismo equipo —dijo Edward con cierta molestia.
     —Lo que no deberíamos permitir, es que tú no cumplas la apuesta —corrigió Jasper con una sonrisa juguetona—. ¡Paga! —exigió.
     Edward elevó la vista al cielo, mientras metía la mano a su bolsillo y todos nos reuníamos alrededor de la zona de bateo.
     —Debiste seguir el ejemplo de Fred —se burló Emmett.
     —Honestamente, no sé porque creíste que sería una buena idea apostar en contra de Kairi —le dijo Bella mientras se paraba a su lado.
     —¿De qué lado estás, amor? —se quejó Edward.
     —Lo peor es que tú mismo la motivaste a esforzarse en el juego —le recordó Alice—. Fue una manera muy efectiva, debo admitir.
     —¿De qué apuesta hablan? —pregunté sin poder retener más mi curiosidad y mi diversión por la situación.
     —Apostamos sobre el número de carreras que lograrías hacer —contestó Edward mientras extendía varios billetes hacia Jasper y Emmett.
     —Y el número de carreras que ayudarías a completar —añadió Emmett, mientras tomaba el dinero.
     —Edward dijo que sólo lograrías dos, y que ayudarías en cuatro, por tu inexperiencia, a pesar de tus dotes neófitos —explicó Jasper.
     —¿Y cuál era la contra apuesta? —pregunté conteniendo pobremente el orgullo al saber que había triplicado el resultado que Edward había esperado.
     —Que lograrías más que eso, aunque el número exacto, por nuestra confianza en tí, fue más de tres y más de cinco. Igual nos sorprendiste gratamente después de marcar tu quinta carrera, Edward se retorcía de furia —comentó Jasper.
     —Por eso tu ahínco en marcarme out cada que bateaba —deduje viendo a Edward.
     —Así es —respondió Emmett—. Queríamos duplicar la ganancia y aumentar tus obstáculos, intentando que Fred apostara lo mismo que Edward —añadió—, pero por alguna extraña razón, no logramos que apostara en tu contra —me extrañó escuchar ironía en su voz.
     —Después de verla en acción, y al ser recién nacida, tendría que estar loco para apostar en su contra —se defendió Fred—. O ser Edward —agregó con sorna, a lo que todos reímos. 
     Después de eso, vi una mirada cómplice entre Esme, Alice y Carlisle.
     —Ahora que tu primer juego oficialmente ha terminado —declaró Alice—, es momento de que tengas tu propio toquen del escudo familiar.
     Sabía a lo que se refería. El mismo logo del escudo familiar que tenía bordado el uniforme, se encontraba en el medallón de Rose, en la gargantilla de Alice, en el bangle de Esme, en el dije de la pulsera de Bella, en los aretes de Renesmee, en el anillo de Carlisle y en los brazaletes de cuero de Edward, Fred, Jasper y Emmett.
     —Espero puedas disculpar nuestra tardanza, estuvimos pensando por un buen tiempo que tipo de joya te podíamos dar con el escudo —contó Esme—. Queríamos que fuera algo distinto a lo que ya se ha hecho, y no fue hasta que mencionaste que solías usar tobilleras, que se nos ocurrió, y creímos que hoy sería el día adecuado.
     Entonces Alice sacó una cajita forrada con piel color negro y con letras plateadas, y se la extendió a Carlisle. Él la movió de manera que yo pudiera leer lo que decía:
     "Kairi Salvin García Cullen
     Desde Julio 2015"

     Abrió la caja para revelar una cadena de cobalto —como no—, que cada cinco eslabones tenía una pequeña gema azul, y al centro, el escudo Cullen.
     —Son aguamarinas, Carlisle las escogió por el color de tus ojos —dijo Esme con orgullo—, no se si has escuchado que tienen efecto dicroico.
     —Si, la intensidad de color cambia según el ángulo desde el que las veas —completé mientras asentía con la cabeza.
     —¿Te gusta? —preguntó Carlisle.
     Levanté mi vista hacia sus ojos cuando escuché su voz, y comprobé lo que había detectado: estaba nervioso, verdaderamente interesado en saber si me gustaba o no, la duda estaba impresa en sus ojos, la única parte de su rostro que no podía ocultar sus emociones. Le dediqué una sonrisa cálida.
     —¿Gustarme? —pregunté con emoción, y sentí como mis ojos se humedecían—. Eso sería quedarme corta, me han dejado sin palabras, no hay palabras para expresar lo que estoy sintiendo —admití—. Es simplemente bellísima, me encanta totalmente, es perfecta —una lágrima escapó por mi mejilla.
     —Nos alegra —respondió Esme al ver que Carlisle estaba mudo por la emoción.
     —El león, representa la ferocidad y el coraje, nuestro lado depredador y protector por nuestra familia. La mano representa la lealtad, fe y sinceridad en nuestra familia. Por último, los tréboles representan la perpetuidad —explicó Carlisle unos segundos después.
     Me entregó la caja y toqué con delicadeza el escudo y las aguamarinas, después recorrí con mi mirada a mi familia, todos tenían una sonrisa, y dado que todos estábamos manchados de lodo, excepto Esme, la escena tenía un matiz cómico y acogedor..
     —¿Puedo hacer los honores? —preguntó Renesmee cuando nuestras miradas se cruzaron.
    Asentí y le entregué la tobillera.
    —Aun puedes salir corriendo —bromeó mientras se agachaba y desabrochaba la cadena.
    —Si, podría, pero no lo haré —respondí mientras alzaba mis leggings en mi pierna derecha.
    —Listo —avisó Renesmee mientras se ponía de pie y me daba un corto, pero cariñoso, abrazo que correspondí.
    —¿Ahora sí es oficial? —preguntó Emmett.
    —Creí que lo era desde julio —dije con burla.
    —Para los Cullen, la entrega de toquen con el escudo equivale a los papeles de adopción —declaró solemne—. ¡Ven aquí, hermana! —soltó seguido de un rugido de juerga, mientras me atrapaba en un abrazo, y yo comencé a reír.
     Corrimos de vuelta a casa, entre risas, competencias y estruendos.
     Ese día se convirtió en uno de los más memorables de mi corta larga vida, y eso que sólo era el comienzo. Por supuesto que la tobillera fue algo muy emotivo, pero era más todo lo ocurrido ese día, porque siempre que creía que no podía haber nada más que contribuyera a sentirme en el lugar en el que estaba destinada, ocurrían cosas como esta: participar en algún pasatiempo tradicional de la familia, o tener algo característico de un miembro Cullen, que me recordaban que encajaba en esta inusual y estruendosa —literalmente— familia.

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¡Hola!
He tenido un gran día terminando este capítulo. Ya tenía planeado desde hace meses que este capítulo tratara del juego de béisbol (algo que me hacía ilusión, pues en la saga cinematográfica es una de mis escenas favoritas, y es que audio-visualmente...¡ufffffff!) y de la entrega del escudo, pero lo que le estuve agregando durante febrero y el día de hoy...simplemente lo mejoró.

Ya había planeado casi desde el principio que Kairi tendría su joya con el escudo (¡faltaba menos!), pero como que no había planeado bien ni el momento en el que la recibiera ni los detalles. En las últimas...¿tres horas? afiné esos detalles, y busqué la piedra preciosa indicada, y el diseño. En relación a esto, planeo agregar la escena donde hablan de la tobillera; como algunos recordaran, aun tengo capítulos pendientes de edición, así que aprovecharé eso. 

Respecto a la escena de béisbol, no planeaba describir tanto, y por lo mismo creí que subiría esto como entre 5-6 pm (hora del centro de Méx.), pero tomé el libro de SM y ¡bum! La escena surgió y tuve que editarlo. Ya había leído la escena hace como dos semanas, precisamente con el propósito de darle la esencia, pero no fue hasta hoy que la inspiración llegó. 

Antes de despedirme por hoy (como saben mañana subiré el siguiente capítulo), como anuncio publicitario de mi otro fan-fic, USO MNV, les comento que el jueves por la noche subí el primer capítulo. Como algunos saben, estoy finalmente retomando la edición de este fan-fic, el primero que hice y el primero que subí aquí. Después de seis años, finalmente re-subí el primero y pronto llegarán los demás capítulos.

P.D. Intenté no poner tantos términos técnicos, por ustedes y porque la neta mi conocimiento del juego es casi nulo, y aprendido en las últimas horas, muy al estilo de proyecto final hecho un día antes.

Ahora si me despido.

¡Los quiero! Nos leemos mañana :)

Besos! :) xoxo

-Marycarmen01 (27/03/21)

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