Capítulo 21. El vuelo perdido

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Edición 04/04/21

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     Hoy iniciaba agosto. Casi un mes desde que me convertí en vampiresa. Un mes de dejar atrás la vida que adoraba, la gente a la que amaba.

     Me preguntaba cómo estarían mis abuelos, ¿cómo los habrá encontrado Eric? Yo los había dejado solos, justo en la temporada más gris del año. Si lo pensaba bien, este 5 de agosto, estaría más cerca de Forks de lo que lo había estado en mucho tiempo.

     Ahora que Eleazar y Kate habían aprobado mi entrenamiento, era sólo cuestión de un par de horas para que dejáramos Denali, y nos dirigiéramos a Nihma Utudraa. Yo recorrería el camino corriendo, junto con algunos de mis hermanos, mientras que otros irían en sus coches, con las cosas que compraron en Europa, y mis pocas pertenencias.

     Tanya me permitió dejar instalado mi cuarto, y me aseguró que las puertas de su casa estarían siempre abiertas para mí, para cuando quisiera regresar. Después de todo, los Denali y yo nos habíamos entendido muy bien. Hablaba con Carmen todos los días en español, discutía con Garrett sobre la historia de Norteamérica, paseaba con Tanya para conocer la montaña, y con Eleazar y Kate, hacíamos más que sólo entrenar.

     Mi poder no estaba desarrollado al 100, pero al menos podía evitar que me provocara otra crisis, como en mis primeros días. Había aprendido a bloquear algunos poderes, o no reflejarlos al menos, y eso ya era la mitad de la batalla. Mis nuevos hermanos se ofrecieron a seguir entrenándome, y nuestros primos de Denali me aseguraron que podía venir cuando quisiera para practicar con ellos.

     Qué curioso era considerar que tenía una nueva familia. Para empezar, nunca tuve más que una hermana, ¿y primos? ni hablar, nunca fuimos muy cercanos. Con los Barkley, fue con quienes pude "experimentar" esa fraternidad, pues nuestras familias fueron muy unidas a partir de mi amistad con Eric. Iba con esa mentalidad, cuando bajé las escaleras tras escuchar que Emmett, Jasper, Fred y Alice regresaron del pueblo cercano.

     —¡Vaya! ¿Fueron a recoger paquetería? —intenté adivinar cuando vi las cajas que traían.

     —Así es —confirmó Alice—. Hoy es primero de agosto, y fuimos a recoger algunas de las revistas a las que tenemos suscripción.

     —Si ya mañana regresamos, ¿no sería mejor que les llegaran a Nihma Utudraa? —objeté.

     —Llevo un par de días previendo que nos iríamos en los primeros días de agosto, pero aun así las pedí para aquí —respondió ella.

     —Tenemos un par que te gustaran —añadió Jasper con una sonrisa.

     Llevaba una semana permitiendo que influyera en mis emociones, y era bastante curioso cómo me había traído serenidad.

     A continuación, Jasper sacó un ejemplar de National Geographic, México desconocido, y un par de revistas, por cuyos títulos supe que eran científicas. Me apresuré a tomar la de NatGeo.

     —¡Excelente! —exclamé emocionada.

     —¡Oh! ¿Es la de la nueva suscripción? —preguntó Carmen cuando Alice abrió un paquete.

     —Oh là là! —dijo Emmett con acento francés.

     —¡Kairi, tu gente que sí que sabe cómo recibir a un nuevo suscriptor! —me felicitó Seth.

     En ese momento me giré hacia ellos, pero ya presentía de qué se trataba.

     Dos kits de nuevo suscriptor CC Tourism estaban sobre la mesa central de la sala. Una brújula, un llavero de CCT, un bote rellenable para agua y una agenda con recomendaciones en cada mes de qué destino visitar; eso contenía el kit de suscripción.

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