Capítulo 20. Acerca del Monstruo

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Edición 04/04/21

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      Después de convertirme oficialmente en una Cullen, hablamos hasta mucho rato después de que el Sol se metiera por el oeste, sobre Nihma Utudraa: mi próximo hogar. Ya estaba decidido, apenas Eleazar y Kate me dieran de alta del entrenamiento diario, para controlar mi poder, me iría ahí con los Cullen —mi nueva familia—.

      Al terminar, Alice se acercó a mí y me abrazó.

      —Me tranquiliza saber la razón por la cual dudabas entre ser una Cullen o no —me dijo con calma—. Si te soy sincera, en los últimos días, previendo que te harían esa propuesta, me aseguré de no abrumarte ni espantarte respecto a mi pasión por las compras. Temí que hoy lo hubiera arruinado, después de mi reacción por tu atuendo para salir de excursión a la montaña —dijo con tristeza—. Me alegra que no haya sido así, hermana —agregó reemplazando su mueca con una sonrisa.

     Todos rieron ante su confesión, incluso Edward, que ya lo sabía.

     —¿Estrecho de Gibraltar? —me preguntó Carmen después.

     —Claro —le sonreí.

     Corrí por mi laptop y álbum de fotos, y me senté sobre el tapete, colocando sobre la mesa central mi laptop. Mientras esperaba a que cargara la carpeta, con las fotos de mis viajes a España, saqué las que tenía en el álbum.

     Desde el día uno Carmen y yo conversábamos, al menos una vez al día, en español. Al cabo de un par de días, comenzamos a hablar sobre nuestros países. Ella no conocía mucho de México, así que cuando hablábamos de mi país, ella se dedicaba a escuchar, pero al hablar de España, la cosa era diferente, pues ambas podíamos discutir sobre las ciudades que conocíamos.

     —Creo que lo que más me gusta de este estrecho —dije en algún momento de la conversación—, es que representa el punto en el que se unen las aguas del océano Atlántico, con las del mar Mediterráneo, y que separa dos placas que alguna vez estuvieron juntas. Como punto de paso de la fauna tiene un papel importantísimo.

     —No podía ser menos para las "Columnas de Heracles".

     Me encantó que supiera el nombre que llevaba en la Edad Antigua.

     Al terminar mi plática con Carmen, Fred nos propuso ver películas, y así pasé el resto de la tarde con mis hermanos y primos, mi primer día como una Cullen.

     Las cosas no eran muy diferentes a los días anteriores. Ya estaba acostumbrada a mi terapia diaria, que consistía en hacer cosas "humanas", para distraer un poco a mi cerebro de todos mis instintos de conversa; pero se sentía algo diferente, algo en nuestro trato indicaba una camadería más a conciencia, propia de una familia.

     Entrada la noche, decidí llevar mis cosas de vuelta a mi cuarto. Cuando salí al pasillo y vi como entraba la luz de la luna por el balcón, decidí salir y recargarme en este. Estaba admirando el paisaje, bañado por la luz reflejada de la luna, cuando Jasper se acercó a mí.

     —Kairi, ¿puedo hablar contigo un rato? —instantáneamente sentí la tranquilidad emanando de él.

     Ambos sabíamos que el resto de la familia —que permanecía en la casa—, podía escucharnos, pero había aprendido que se otorgaban cierta privacidad a pesar de ello.

     —Claro —lo invité a sentarse en una banca que estaba en el balcón.

     —Es sobre algo que dijiste hoy en la tarde. Y porque he visto tu desesperación por controlar al monstruo sediento de sangre, que todos tenemos.

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