Capítulo 34. Tribu Quileute

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     No tardé en detectar a la patrulla Quileute. Estaban manteniendo su distancia, pero mis sentidos estaban muy alerta y gradualmente fui ubicándolos. Seis metaformos que mantenían un perímetro de guardia sin interferir en mi ruta. Al principio reaccioné con cierta desconfianza, porque su olor me causaba cierto desagrado y porque mi lado depredador seguía en estado fuerte de alerta, pero rectifiqué mi comportamiento cuando comprendí que se trataba de la manada de metamorfos Quileute.
     Intenté llevar mi mente lejos de la mansión Cullen, ya que, eventualmente, la garganta me ardía cuando mi atención se desviaba al recuerdo de la sangre circulando debajo de la fina piel del cuello de Billy, Charlie y Sue. Aún cuando al principio mi mente curiosa sólo se preguntara si sería parte del tema de conversación. Si, a pesar de ser una vampiresa, Sue y Billy sentirían cierta empatía por la parte de mi historia que era real y si Charlie Swan comentaría más sobre aquel agosto o qué tanto Edward sería capaz de leer de su mente sobre mí.
     Terminé cazando dos presas para calmar el ardor de mi garganta y exploré el bosque sin cruzar el río que suponía el límite del tratado que, según entendía, para mí aplicaba estrictamente. Los Quileutes, o al menos la manada y quiénes conocían el secreto, ahora confiaban más en los Cullen y habían renovado el tratado, pero no querían una neófita inestable en sus tierras. No los cuestionaba.
     Fue una noche diferente a otras y extrañé mucho la compañía de Fred. Él podía no leer mentes, pero era muuy observador y perspicaz, por lo que me hubiera venido bien comentar con él las impresiones que dejé en los humanos o cualquier tontería de mi comportamiento. Recorrer el bosque no era tan divertido, me había acostumbrado a su compañía constante. Por mucho, me parecía que era mi hermano favorito, si considerábamos que era a quien mas confianza le tenía y con quien prefería pasar el rato, aun cuando a todos los quería muchísimo y disfrutaba de su compañía.
     Pasaron las horas, cuando vi que eran las 11, me pareció que debía irme acercando. Seguro las visitas ya se habrían marchado, pero sabía que mi familia tenía la intención de ventilar la casa antes de que yo tuviera que volver. No sería nada cómodo si aun con los humanos lejos, su olor siguiera en la casa.
     —Kairi —escuché la voz de Bella después de merodear lo suficientemente cerca de la mansión como para escucharlos si me hablaban.
     Agudicé el oído para identificar por donde se aproximaba, una vez que la ubiqué, corrí hacia ella.
     —¿Qué tal la velada? —le pregunté cuando estaba a 32 metros de mí.
     —Ha salido excelente —me respondió con una sonrisa—. De no ser porque el noviazgo de Nessie y Jake entró en tema de discusión, tu intervención habría sido lo que más nos puso a alertas —se burló.
     —Uhhh... —dije abriendo los ojos—. ¿Cómo se puso Edward? —Carlie podía parecer de 18 años, pero cronológicamente tenía nueve; no esperaba que Edward estuviese encantado de que su hija pronto pudiera casarse y dejar de ser su nena. Aún cuando dos años atrás hubieran decidido, de forma simbólica, celebrar su fiesta de 21.
     —Sobrevivirá —me respondió con solemnidad.
     Caminamos en silencio de regreso a la casa, sólo 10 metros antes, ella volvió a hablar.
     —Se supone que el olor remanente no debería parecerte molesto, pero igual dime y podemos ventilarla más.
     —De acuerdo.
     Me enfoqué en oler a conciencia y pronto estuve arrugando la nariz. Los olores de los productos de limpieza eran muy fuertes e incluso un poco molestos, no ocultaban de todo el olor a humanos, pero si lo suficiente para que no le prestara demasiada atención. De cualquier forma, con la rápida caza de hace unas horas, no estaba ni un poco sedienta.
     —Todo bien, lo poco que aún percibo es soportable —le dije sonriendo.
     Vi a Carlie antes de que fuera a dormirse, después de eso, Edward y Bella me dieron retroalimentación sobre mi participación en la velada. Todo había salido como lo deseábamos, si bien, por unos momentos había estado cerca de perder el control, los tres estábamos de acuerdo en que no pudo haber salido mejor, considerando las circunstancias.
     Al amanecer, mientras Carlie desayunaba, me quedó claro que los planes para ese día constituirían un reto más.
     —¿Planeas pasar todo el día en la Reserva? —preguntó Bella.
     —Así es, el abuelo trabajará todo el día, así que acordé cenar con él en el dinning de siempre y Jake se ofreció a llevarme, ya que pasaré el día con él, si ustedes no se oponen —explicó Carlie.
     —Excelente, en realidad me parece que es lo mejor, dado que tu madre y yo queremos pasar un rato por la cabaña —comentó Edward.
     Oh, claro. Pasar un rato por la cabaña. O sea, tener privacidad. No podría culparlos, era algo absolutamente normal que, por supuesto, se complicaba si vivías en una casa con casi una decena de vampiros que no duermen y pueden escucharlo todo. Sabía que eso extrañaban de vivir en Forks: la privacidad de su cabaña, que además de ser hermosa —yo había escuchado bastante y visto infinidad de fotos de la construcción en la que toda la familia había trabajado, bajo las órdenes de Esme y Alice—, estaba bastante alejada de la mansión como para evitar oídos chismosos. Intuía que era una de las razones por las que disfrutaban sus constantes viajes a Forks. Por supuesto que Bella quería ver a su padre y que lo hacían porque Renesmee no estuviera tan alejada de Jacob, pero sabía que la privacidad que podían tener al visitar Forks, no era algo trivial en sus vidas.
     —El único detalle es Kairi —añadió Bella.
     Levanté la mirada de los trastes que estaba lavando y me giré hacia ellos.
     —Por mí no se preocupen, mi plan todo este tiempo ha sido mantenerme dentro de la mansión. Tampoco quiero que modifiquen sus planes por mí —les aseguré.
     —De cualquier forma —añadió Carlie con cautela—, hay una petición para llevarte hoy conmigo —soltó—. La manada Black y parte de la manada Uley quiere conocerte y familiarizarse con tu olor, para evitar asumir que es de un vampiro desconocido si lo llegan a captar. Me acompañarías por el bosque, para evitar la carretera, llegaríamos a la línea del tratado y ahí los verías, luego puedes regresar aquí —me dijo antes de voltearse a ver a sus padres—. Si ella me acompaña, ustedes tendrán más tiempo libre.
     Las manadas habían pedido verme. Wow. No negaba que yo también tenía cierta curiosidad por conocer a los demás metamorfos de la tribu Quileute, pero si me ponía nerviosa andar sola por el bosque.
     —Estarías dentro de mi rango de alcance la mayor parte del tiempo que estés sola —me tranquilizó Edward, después de leer mis pensamientos—. Y la manada Black seguirá pendiente de ti, no tienes de qué preocuparte.
     —De acuerdo —cedí tras meditarlo un poco, Carlie me sonrió en respuesta.
     Las cosas habían salido bien la noche anterior y yo debía de darme más crédito.
     Bella y Edward se fueron media hora más tarde, ansiosos por aprovechar cada minuto. Carlie terminó de desayunar, habló con Jacob para confirmar hora, lugar y que yo iría con ella, y se había subido para alistarse. Mientras tanto, me aseguré de tomar el paquete que Alice había dejado en su cuarto.
     En el tiempo que había podido curiosear en su habitación, sin esculcar en realidad, encontré una nota y un encargo. Era algo que yo podía ocultar sin problemas de Edward, y seguramente la pequeña vidente había visto que tendría la oportunidad de cumplirlo. No por nada se había asegurado de recomendarme qué partes de su cuarto curiosear, mientras estuviera en Forks.
     Toqué en la puerta de su cuarto.
     —¿Lista? —pregunté cuando me dejó pasar.
     —Casi —respondió desde su baño.
     —Genial, de cualquier forma tenemos tiempo de sobra para llegar a la línea del tratado —le aseguré mientras me dirigía a su mochila. Con absoluto sigilo, introduje lo que debía en uno de los bolsillos internos y me dirigí a su librero, para despistar.
     Un minuto después, estábamos saliendo de la mansión, en dirección a la línea del tratado. Corrí más lento de lo que acostumbraba, para que Carlie pudiera seguirme el paso sin problema. Ella me contó más sobre la manada, pues en realidad hasta ese momento sólo sabía que una era liderada por Jacob, descendiente de Ephraim Black, y otra por Sam Uley, descendiente de Levi Uley.
     Cuando Bella conoció a los Cullen, en el 2005, no era la primera vez que ellos habían residido en Forks; de hecho, durante la primera mitad del siglo pasado se habían topado con la manada Quileute de ese entonces, que se componía de tres metamorfos: Quil Ateara, Levi Uley y Ephraim Black, alfa y bisabuelo de Jacob. Aunque los vampiros eran los enemigos declarados de la manada, Ephraim se dio cuenta que los Cullen no eran como otros vampiros a los que se habían enfrentado y aceptó establecer un tratado con ellos: dividieron territorios para no cruzarse y los Cullen prometieron nunca morder a un humano en la zona.
     —¿Así que hicieron una excepción para poder salvar a Bella cuando naciste? —pregunté.
     —Así es, mi papá le pidió a Jake su autorización, que si bien, en ese entonces no quería reconocerse a si mismo como alfa y no se había llegado a un acuerdo con Sam, era el descendiente directo del alfa con el que los Cullen habían pactado el tratado originalmente —me contó.
     —Eso de las dos manadas es algo que sigue pareciéndome increíble. Pasaron de que lo común fuera tener manadas pequeñas de tres a cinco individuos, a tener dos manadas, con dos alfas y más de 20 metamorfos activos...¡wow! —dije maravillada.
     —Si...Bueno, Sam me veía como una amenaza, nadie involucrado en ese entonces comprendía exactamente cómo sería yo y Sam no estaba dispuesto a arriesgar a la tribu. Verás, Sam fue el primero a quién la presencia de los Cullen, cuando regresaron a Forks, afectó. Fue el primer metamorfo en décadas.
     —Claro, me contaste de la teoría de que es la presencia de vampiros lo que activa los genes de la manada —recordé.
     —Exacto, porque históricamente han representado un peligro para la tribu y como metamorfos han sido capaces de defenderla —me dijo con satisfacción de que entendiera—. Cuando otros fueron transformándose y uniéndose a la manada, Sam tomó el liderazgo, en espera de que, eventualmente, Jake se transformara y tomara el papel de alfa, que por linaje le correspondía.
     —Pero Jacob no quiso ser alfa al principio —intervine.
     —Hasta que Sam dio una orden que Jake no estaba dispuesto a acatar, que era matar a Bella para evitar que el embarazo llegara a termino. Aunque todos entendían las razones de Sam, había quienes apreciaban a Bella y no querían matarla. El único que podía resistirse a la orden de alfa de Sam, era Jake, porque sus genes de alfa eran más "poderosos" que los de beta de Sam. Así fue como Jake se separó de la manada Uley, como ahora la llamamos, y dio posibilidad a otros metamorfos de unirse a su manada, si así lo querían, porque había un alfa al cuál seguir.
     —Apuesto a que fue un episodio dramático en la historia de los metamorfos Quileutes —aseguré.
     —No tienes idea —me confirmó—. El Consejo de Ancianos de la manada nunca había oído de algo así, no había registros. Claro que nunca un alfa se había negado a asumir su rol y, en ese momento, la manada ya era lo suficientemente grande para que pudieran dividirse en dos. Al principio, solo Seth y Leah se unieron a la manada de Jake. Seth porque consideraba a mis padres como amigos y Leah porque ya no soportaba formar parte de la manada de Sam, por asuntos personales que había tenido con él.
     —También lo de Leah fue otra novedad, ¿cierto? La primera metamorfa en la Tribu Quileute de la que se tenga registro —mencioné.
     —Así es. Que Jake se imprimara de mí también fue algo...sorpresivo. ¿Un metamorfo imprimado de una híbrida de vampiro? —Carlie se burló de como sonaba eso.
     —Parece trama de novela juvenil —coincidí, mientras me unía a sus risas.
     —Como sea, eso calmó las aguas. La ley más sagrada de la tribu es que nadie puede dañar al sujeto de imprimación de algún miembro de la manada. Eso me protegió de la manada de Sam y llevó a que las manadas se reconciliaran —la sonrisa en su rostro mostraba orgullo de que su nacimiento arreglara las cosas, y no era para menos, pues su existencia parecía haber resuelto muchos conflictos de aquel entonces.
     —¿Ahí fue cuando las manadas comenzaron a crecer? —pregunté después.
     —No exactamente. Primero hubo un "reacomodo". Ya que había paz, Quil y Embry, viejos amigos de Jake, se unieron a la manada Black. Sam se quedó con Jared y Paul, los dos metamorfos con más tiempo, después de Sam mismo, y Collin y Brady, los más recientes.
     —Entonces fue la presencia de los testigos vampiros que ustedes reunieron hace nueve años, lo que llevó a la re-activación de los genes de la tribu —deduje.
     —Así es, siete Quileutes respondieron al llamado de sus genes metamórficos en esa temporada. Durante ese tiempo, la manada Uley era la más grande, con 10 lobos, pero desde entonces sólo se ha unido otro miembro, Miles, y Paul renunció a entrar en fase para poder viajar con su impronta, Rachel Black, la hermana de Jacob. La manada de Jake ahora está formada por 13 lobos, contándolo a él. Ambas manadas colaboran bastante entre sí, y se organizan para cubrir un terreno muy basto, sobre todo ahora que nuestra familia casi no está en Forks y deben cubrir más terreno —me explicó.
     —Tribu Quileute 101, gente —comenté después de toda la conversación.
     —Jajaja me pareció correcto que lo supieras y entendieras bien. Después de todo, eres parte de la familia y nuestra relación con las manadas es muy cercana, sobre todo con la de Jake. Son quienes más emocionados están de conocerte, les he contado mucho sobre ti, así como han visto bastante a través de las mentes de Jake y Seth —agregó.
     —Claro, la conexión de mentes colectiva que tienen las manadas —dije—. ¿Y los veré en formato lobo o humano? —le pregunté cuando casi llegábamos al borde del tratado.
     —Primero te verán como lobos, creo —contestó con diversión ante mis términos—. Quieren olfatearte para identificar tu olor, después, los que se sientan más cómodos, saldrán de fase para comunicarse mejor contigo.
     —Y para aguantar mejor tu hedor de sanguijuela —gritó Jacob, desde el otro lado del río, que en esta parte del bosque, suponía la línea divisoria del tratado.
     —También es bueno volverte a ver, saco de pulgas —le dije con una sonrisa.
     Jacob sonrío y cruzó de orilla a orilla del río de un solo salto. Se acercó a Carlie, y mientras se saludaban, enfoqué mi mirada en el bosque del otro lado del río. Escuchaba los corazones martillantes característicos de los metamorfos, así como sus pisadas en el suelo del bosque. Un segundo después, distinguí el pelaje color arena que ya conocía: Seth se aproximaba con más seguridad que el resto.
     —¿Lista? —preguntó Jacob detrás de mí.
     Me giré con una sonrisa.
     —Tanto como podría estarlo —dije con una nota de entusiasmo—. ¿Cruzarán hacia acá, ya que yo no puedo ir a sus tierras? —inquirí.
     —Así es. Preferimos no dejar la Reserva desprotegida, así que primero vendrá la manada de Sam para familiarizarse con tu olor y luego intercambiaran rol de patrullaje con la mía, para que ellos puedan venir a verte —me explicó.
     —Entendido —accedí con optimismo—. Tú da la señal —lo animé y él asintió.
     Sin quitar el brazo que rodeaba la cintura de su Nessie, le dio una señal a Seth que estaba ya a tan solo 5 metros de su orilla del río. Seth aulló una señal en respuesta y diez pares de patas comenzaron a correr hacia nuestra dirección.
     A los segundos, un enorme lobo negro, más grande que Seth, pero no tanto como Jacob, se detuvo a la altura en la que se encontraba Seth. Flaqueaban nueve lobos que variaban en tamaño y coloración de pelaje, todos con un pedazo de tela amarrado con una correa de cuero en una de sus patas traseras; no tardé en entender que era su ropa. El enorme lobo azabache debía ser Sam Uley, su alfa. Miró en dirección a Jacob y vi que se preparó para saltar.
     En ese momento, sentí mi instinto comenzar a tomar control, sobre todo porque el olor a metamorfo era muy fuerte y concentrado, más de lo que estaba acostumbrada a percibir, a pesar de intentar aguantar la respiración. Yo estaba a 10 metros de la orilla, pero no quería arriesgarme a armar una escena con tanto metamorfo a la defensiva.
     —¡Esperen! Tal vez deba, darles más espacio —comenté antes de que él cruzara—. No estoy acostumbrada a la presencia de tantos metamorfos y no sé como reaccionaré por instinto.
     El lobo negro asintió y espero a que yo retrocediera, dejándole 20 metros para aterrizar. Él flexionó sus patas y dio un salto increíble. No quedaba duda de su fuerza y control de su fase lupina. Tuve el reflejo de ponerme en actitud defensiva, pero apenas y mi cuerpo tembló al reprimirlo. En cambio, intenté mostrarme lo más relajada posible. El lobo comenzó a olfatearme con cautela y luego caminó a mi alrededor, siempre manteniendo la distancia. Era consciente de que su manada debía de estar haciendo comentarios sobre mí, y me picaba la curiosidad por saber qué decían. Cuando el lobo estuvo detrás de mí, me tensé más. Entonces me atreví a respirar y familiarizarme con su olor.
     Hice una mueca de desagrado en cuanto percibí su olor. El lobo color arena emitió un sonido que parecía una risa y otros lobos se unieron.
     —Tú debes apestar para ellos, tanto como ellos apestan para ti —me aseguró Jacob con burla.
     —Incluyéndote —le respondí después de reírme—. Tal vez me he acostumbrado a tu hedor, pero sigues apestando —él me respondió con una sonrisa.
     El lobo negro se paró nuevamente frente a mí, me dio una última mirada antes de retroceder y voltear hacia su manada. Uno a uno, cruzaron el río de un salto y me olfatearon. En unos, más que en otros, se notó el claro desagrado y reticencia a mí. Los lobos de menor tamaño —suponía eran los más jóvenes—, tuvieron problemas para controlar su reacción al acercarse a mí, su pelaje erizado y su desagrado a mi olor fueron claros, así que mantuvieron una mayor distancia conmigo.
     Mientras el último regresaba a su lugar, escuché un par de pasos humanoides, entonces voltee a mi izquierda, donde antes estaba el lobo negro azabache, para encontrarme con un hombre que debía estar en sus 30. Al instante constate que su forma lupina reflejaba fielmente su físico como humano; cabello negro azabache, rondaba los dos metros de estatura y su musculatura era impresionante sin ser demasiado. Vestía solo con shorts de mezclilla, y en su hombro estaba el mismo tatuaje que le había visto a Jacob y Seth.
     —Hola, soy Sam Uley, líder de la manada Uley —se presentó.
     —Es un placer conocerle, yo soy Kairi Salvin García, la Cullen más reciente —asentí con la cabeza como saludo.
     —Debo admitir que me parece impresionante que de verdad tengas los ojos azules, aunque Jacob me lo había mostrado hace unas semanas —comenzó—. Casi tanto como el hecho de que debes ser la vampiresa cuyo hedor es menos fuerte que cualquiera que haya olfateado en el pasado, casi como si tuvieras un poco del olor de Renesmee —claro, así como ella olía bastante bien para nosotros, sin llegar a oler exactamente a humano, olía bien para los metamorfos, lo cual tenía sentido considerando que Jacob se había podido imprimar de ella.
     —Yo no sé si tiene que ver con que ya me he acostumbrado a Seth y Jacob, pero igual ustedes no huelen tan fuerte como me pareció que olieron ellos la primera vez que nos cruzamos —le respondí con gracia.
     —Y tu sinceridad es divertida, tal como Renesmee nos dijo —añadió con una sonrisa.
     —Creo que se debe a la calidez y carisma características de los latinos.
     Me había parecido que el alfa Uley sería más frío y poco sociable, pero aun cuando mantenía su distancia, Sam me agradaba.
     —Debería presentarte a mi manada, antes de que nos retiremos a patrullar.
     Asentí en respuesta.
     —Mi segundo al mando es Jared —dijo señalando a un lobo de pelaje café, más grande y musculoso que el resto de la manada Uley, sólo detrás de su alfa—. Mi tercero al mando: Collin, y Brady, que se unieron casi simultáneamente a mi manada, son casi de tu edad —alcé la ceja con sorpresa. El primero parecía pariente de Jacob, pues su pelaje era marrón rojizo, con la diferencia de estar más oscurecido en las patas, cara y cola. Por el contrario, el pelaje de Brady era en su totalidad de un marrón oscuro tan cenizo, que se podría confundir a simple vista con gris.
     Los lobos de menor tamaño, pero aún así imponentes, respondían al nombre de Jay, Victor, Sean, Mason, Austin y Miles —al que Carlie había nombrado como el más reciente miembro de la manada Uley.
     —Es un placer conocerles a todos —respondí cuando los presentó a todos, agregando una ligera inclinación de cabeza en su dirección.
     —Nos estaremos viendo por la zona. Tengo entendido que los Cullen ya te han señalado los límites de su zona de cacería —quiso confirmar el alfa Uley.
     —Así es, junto con los acuerdos que establece el tratado —le aseguré con solemnidad.
     —Excelente. Siendo así, nos retiramos para retomar nuestros puestos de patrullaje —y con una sencilla despedida, uno a uno, los miembros de la manada Uley cruzaron de regreso a sus tierras del tratado, para luego internarse en el bosque.
     —Creo que eso ha salido muy bien —comenté cuando los perdí de vista.
     Seth aulló en aprobación.
     —Así es —coincidió Jacob—. En realidad yo siento como que lo más difícil ha pasado. Tengo la impresión de que la manada de Sam es un poco más renuente a tratar con vampiros. Mi manada tiene mucha curiosidad por conocerte, han escuchado y visto lo suficiente como para estarlo.
     —¿En verdad? — me seguía sorprendiendo que quisieran conocerme, no sólo ubicar mi olor.
     —Sí, ha influido mucho que sea Nessie quien les platique de ti, porque tiene un enfoque positivo —empujó cariñosamente a Carlie, quien bajó su mirada ligeramente apenada.
     Esperamos algunos minutos, antes de que Seth le hiciera una señal a Jake y yo escuchara a los lobos acercarse por el bosque. El ruido que emitían sus grandes patas al correr por el bosque era bastante imponente y retumbaba de forma que era prácticamente imposible ignorarlo. Un humano no lo percibiría con claridad con tanta anticipación, pero sin duda se sentiría preocupado por la incertidumbre de las criaturas que se aproximaban.
     La manada venía liderada por una flecha de pelaje gris, su figura era más estilizada que el resto y sin duda poseía más agilidad, a pesar de no ser más grande que algunos. Los otros diez lobos variaban tanto como los de la manada Uley, con la diferencia de que aquí parecían estar los lobos más jóvenes, por su tamaño.
     Al igual que la manada Uley, uno a uno cruzaron el río y se acercaron a olerme, pero Jacob, a diferencia de Sam, me dijo sus nombres mientras se fueron acercando a mí. La beta de Jacob fue la primera, Leah Clearwater, la loba gris, rápida y ágil, la hermana de Seth, a quien ya había conocido. El tercero al mando era Embry Call, de pelaje gris con manchas oscuras, más grande que Seth en forma lupina, pero menos musculoso que el lobo de Jacob. El pelaje de Quil Ateara me pareció muy familiar, de un café chocolate como los ojos de Carlie, el mismo tono que Bella tuviera en sus ojos humanos. Era más robusto que Embry. Noah y Caleb tenían un pelaje más bien rubio rojizo, como una combinación del pelaje de Jacob y Seth. El de Luke, Nerian y Denahi era de una base platinada con manchas en diferentes tonos de café, Lempira tenía un pelaje gris oscuro con las patas de un gris claro y el lomo más oscuro. Ethan y Owen tenían pelaje marrón muy oscuro, parecido al de Brady, pero con patrones casi negros en las orejas, hocico y cola.
     Sin duda su energía era más positiva, aunque mantenían las claras reacciones reflejo ante algo que causa cierto grado de repulsión. Al terminar de interactuar conmigo, iban uniéndose a una formación ordenada, dejando el debido espacio para que el resto cruzara el río y se acercara a mí.
     Previo a la presentación, Seth había cruzado el río a la señal del alfa, para salir de fase y vestirse. Escuché como le informó a Jacob que la manada de Sam se había instalado bien para el patrullaje y otras noticias sobre el día de hoy.
     —Ya pueden salir de fase —aprobó Jacob, tras intercambiar palabras con Seth y una mirada con Leah.
     Carlie se acercó a mí y nos giramos, mientras ellos tomaban su forma humana y se ponían los shorts que cargaban amarrados a su pata trasera. Cuando estuvieron listos y voltee a verlos, caí en cuenta de que habían mantenido el orden que tenían previo a transformarse, así asociar a su forma lobuna con la humana, sería más fácil para mí.
     —Aunque lo habíamos visto suficiente en la mente de Seth, siento que hasta que te he visto ahora, puedo terminar de creer que tengas los ojos azules —admitió Quil, el chico de cabello chocolate, como su pelaje lobuno.
     Siempre el tema de conversación.
     —Créelo, estas ante la vampiresa de ojos azules —le respondí sonriendo.
     —¿Es cierto que puedes comer comida humana? —preguntó Nerian con curiosidad, su cabello era del color de las manchas marrones en su pelaje lobuno.
     En respuesta, dirigí mi mirada con cierta sospecha a Jacob.
     —Cosa de lobos —se encogió de hombros—. Mis pensamientos son de ellos también —dijo como excusa.
     —Si, como cualquier otro vampiro —respondí a la pregunta, aún con cautela—, supongo que a lo que te refieres es a que conservo mi capacidad de percibir los sabores de la comida humana.
     —Vamos, Lempira, saca el muffin —lo apuró Nerian.
     —Hemos traído uno de los muffins que prepara Emily, la esposa de Sam Uley, lo conociste hoy más temprano —explicó Lempira—. Es un regalo de bienvenida a Forks —añadió mientras extendía hacia mí un bolsa ziploc que sacó de sus shorts.
     —Un regalo y un experimento —dije antes de comenzar a caminar en su dirección—. Cómo ser un anfitrión amable mientras experimentas con tu invitada 101 —tomé la bolsa con una sonrisa y la abrí, al instante, el olor del muffin se liberó y llegó hasta mi nariz—. Huelo que lograron limitar la impregnación de olor a metamorfo —dije a modo de observación.
     Con mi mano izquierda saqué el muffin y lo acerqué a mi nariz para olerlo mejor, bajo la mirada atenta de 14 pares de ojos expectantes. Finalmente, le di un mordisco y lo saboree; si bien el sabor a chocolate era intenso y delicioso, parte del pan no se había librado de impregnarse del olor a metamorfo, dándole un gusto poco agradable que el chocolate no lograba ocultar del todo.
     —Díganle a Emily que cocina excelente —dije antes de darle una segunda mordida al muffin.
     —¿Podrías decir todos los ingredientes que detectas? —me preguntó Lempira cuando yo iba por la cuarta mordida. No pude evitar sentirme divertida por la mirada que él y los demás intentaban ocultar.
     —Déjenme adivinar, han apostado por la cantidad de ingredientes que seré capaz de mencionar —pregunté.
     No esperé respuesta, sólo comencé a enlistar los sabores que percibía, uno por uno mientras saboreaba el muffin, obviando el chocolate.
     —¡Impresionante! —soltó Ethan cuando terminé—. La verdad es que siento que eres la primera vampiresa a la que de verdad puedo ver como...alguien humana.
     —¡Oh! Me alegra ayudar a que no tengas un repudio generalizado a todos los vampiros. Me refiero a que tengas claro que no somos del todo villanos desalmados de pesadilla, pero nunca olvides, sobre todo de los neófitos como yo, que tenemos un instinto animal muy poderoso que es capaz de nublar todo sentido común y humanidad. El estilo de vida que llevan los Cullen, y que yo me esfuerzo por cumplir, es algo excepcional y no tradicional. Hay neófitos y vampiros adultos a los que les tiene sin cuidado cuantas vidas humanas puedan tomar en nombre de su alimentación o por puro...sadismo, contra ellos nunca dudes —le advertí—, tu tribu es primero, elimínalos o te eliminaran.
     —Kairi tiene razón —confirmó Jacob—. Algunos de ustedes son muy jóvenes, pero a mediados de la década pasada, nos enfrentamos con vampiros que son el motivo porque sigamos existiendo y por los que seguimos patrullando.
     —Los neófitos somos especialmente peligrosos porque "nacemos" en esta vida con una fuerza superior, nunca en su existencia un vampiro será tan fuerte como en su primer año. El frenesí por la sed de sangre apenas permitiría que pensáramos en otra cosa, si no hubiera alguien que nos guíe. Hay una razón por la cual nunca salgo de caza junto con Renesmee; dejo mi racionalidad a un lado cuando cazo, podría perder el control si Renesmee está demasiado cerca —le expliqué.
     —Pareces bastante civilizada para tener un par de meses —dijo Embry—. Recuerdo a los neófitos que enfrentamos hace como...casi diez años, y esos si estaban totalmente fuera de control —su mirada lo decía todo, no podía ocultar que era uno de los metamorfos con más tiempo en la manada.
     —Sí, parezco bastante "civilizada" —me burlé— y aún no estoy cerca de tener un paladar sensibilizado, pero no me conocieron durante los primeros dos meses, ni me vieron hace dos días... —recordé—. Cometí una imprudencia que por poco se convierte en una catástrofe y un motivo para que los Vulturi me condenaran a muerte. Peter Brown podrá ser un molesto ser humano, por decir poco, pero sólo el recuerdo de su dulce sangre... —había comenzado a hablar de él con asco, pero pronto me di cuenta que mis pensamientos verdaderamente se estaban perdiendo en  el anhelo depredador y mi boca comenzaba a segregar ponzoña.
     —¡Kairi! —me llamó la atención Carlie.
     Sacudí la cabeza y me di una cachetada para desviar mi atención.
     —¡En fin! —dije retomando—, el muy cínico todavía creyó que mi hostilidad era signo de deseo reprimido, lo único que podría desear de él, es su sangre. Si su edad no fuera razón suficiente, su personalidad termina por crear esa barrera de repudio; jamás podría salir con alguien menor y mucho menos con un acosador —declaré con absoluta certeza.
     El quileute que reconocí como Caleb, con cabello castaño y destellos rojizos, alzó la ceja como si de repente fuera consciente de algo.
     —¿Peter Brown? —preguntó Quil—. ¿No es el chico qué siempre va detrás de las chicas de su instituto y las ve como trofeos?
     —¿El que Jake quería golpear por molestar a Nessie? —ante la mención de Denahi, el rostro de Jacob mostró total enojo por el recuerdo.
     —¡Oh! En defensa de Jacob, Peter en verdad es un asco y merece más que un golpe —dije recordando el incidente de Carlie, el mío y otros de los que había escuchado.
     —Kairi, Nessie mencionó que has estado en la reserva antes —comentó Caleb, intentando cambiar de tema—. Me refiero a cuando eras humana.
     —Es correcto. Solía venir con mi familia durante el verano, nos gustaba mucho asistir a la celebración de "Los días Quileute" en julio. ¡Ufff! El salmón al estilo tradicional y la muestra de artesanías eran lo mejor para mí —recordé con una sonrisa nostálgica y alegre.
     —¿Estuviste aquí en el verano del 2010? —preguntó con intriga.
     —Qué pregunta tan específica —comenté con diversión—. Déjame recordar...eso fue hace 5 años...yo estaba en... —recapitulé los eventos en mi vida que podía recordar de esa temporada— ¡claro! —exclamé al recordar—. ¿Por qué la pregunta? —inquirí.
     —Es sólo que ese año, recuerdo que fue previo a que me dieran fiebre de mononucleosis y despertaran mi genes metamórficos, pero también tuve un encuentro muy particular con una mexicana que se había mudado a Inglaterra... —entonces vino a mí el recuerdo.
     —¡Oh cielos! —sabía que su rostro se me hacía conocido—. ¡Caleb! Por supuesto, el Quileute que estaba particularmente interesado en mi vida amorosa.
     —Según recuerdo, el interés era mutuo —señaló con picardía.
     —Es probable —admití divertida—. Recuerdo que mi hermana me decía que eras mi "conquista de verano".
     —Honestamente, estaba seguro que te conocía de alguna parte, pero hasta que te vi hoy hice la conexión, y algo en la forma en la que te expresaste de Brown, me trajo un dejá-vù que terminó por darme la certeza de que eras la misma Kairi —me explicó ante la mirada de sorpresa e incredulidad de su manada, y cierta desaprobación en otros, después de todo, ahora yo era una vampiresa, parecía inconcebible una relación romántica—. Después de transformarme, tuve la esperanza de volverte a ver y que fueras mi imprimación, recuerdo que dijiste que solías venir en verano, cada uno o dos años —admitió.
     —¿Ella es la chica en la que no dejabas de pensar? ¿No tenía el cabello rojizo? —preguntó Embry.
     —Ese verano me lo acababa de teñir —expliqué.
     —Si, ese detalle y la piel pálida me hizo tener mis dudas, pero ahora te recuerdo bien —confirmó Caleb.
     —Vaya que eso de la imprimación si es muy importante para ustedes —comenté—. El verano siguiente a ese, si mal no recuerdo, mis padres decidieron llevarnos a otros lugares, y el verano del 2012, cuando vinieron, yo decidí que no los acompañaría para continuar con mis cursos de idiomas —mi voz perdió la alegría—. Sí vine a la zona, pero estaba más en piloto automático, aun cuando era humana me costaba recordar exactamente que había hecho en Forks, porque bueno... —me detuve ante el recuerdo—. Creo que ni siquiera podría describir lo que se siente el tener que enfrentarte a una realidad como la de saber que tus padres y hermana han muerto. Perder a mi familia es, hasta la fecha, lo peor que me ha pasado en la vida. No se lo deseo a nadie —añadí con la mirada perdida.
     —Recuerdo a tu hermana —me dijo Caleb unos segundos después—. No había duda alguna de que ambas eran muy similares físicamente, si acaso algunos detalles como los ojos y la edad las diferenciaban, pero esa vibra de felicidad que irradiaban ambas, es algo que nunca se olvida —recordó con ensoñación sincera.
     Sonreí ante sus comentarios.
     —Aixa era...energía y felicidad en su estado más puro, intrépida y rebelde —admití con cariño y diversión—. En la de problemas que se metió por ser terca y jamás callarse ante las injusticias. Y amaba la naturaleza —agregué—; mi padre nos crio a ambas con un profundo respeto y admiración por la naturaleza, pero el amor de Aixa por la vida moldeaba su vida en prácticamente todos los aspectos. Ella deseaba estudiar biología y dedicarse a la investigación —sonreí pero pronto la felicidad se desvaneció de mi rostro—. Lo que daría por haberla salvado, habría dado mi propia vida a cambio, la protegí de todo lo que pude, pero ese accidente de coche fue algo que nunca vi venir —un par de lágrimas escaparon de mi ojos.
     —¿Cuántos años tenía? —me preguntó Leah.
     Levanté mi mirada para verla. Hoy, al igual que ayer, mostraba una ligera hostilidad, que yo entendía totalmente y no sentía personal, pero ahora, su rostro se había suavizado y veía cierto entendimiento en este.
     —Quince —respondí al instante—. Demasiado joven para protagonizar una tragedia así —dije con cierta amargura—. Yo viví como humana 23 años, y aunque fueron ocho más que ella, aún me parece prácticamente nada, la vida apenas iba empezando para ella. Nadie debería tener una muerte tan abrupta, en mi opinión, pero siempre es más impactante si se trata de personas tan jóvenes.
     —Debió ser muy difícil regresar a Inglaterra sin ellos —reconoció.
     —Puedes apostarlo —le sonreí sin ganas—. Sé que haber ido con ellos en ese viaje probablemente no hubiera cambiado nada, no hubiera cambiado el destino de ese trágico accidente, o tal vez sí, nadie nunca sabrá, pero muchas veces desee haber ido con ellos, sobre todo porque al menos no me hubiera quedado sola con tanto dolor —era la primera vez en mucho tiempo que lo admitía de esa forma.
     Recordaba haberlo dicho incontables veces en las semanas posteriores al accidente, Eric y mi novio de aquel entonces eran quienes más lo escuchaban, junto con mi psicóloga y Sahani. Pasó algún tiempo hasta que sólo lo deseara los días en los que la tristeza y el dolor se apoderaban de mí.
     Levanté mi mirada para analizar sus rostros, el de Leah captó mi atención especialmente. Claro que estaba afectada por mis palabras, como todos los demás, pero en ella vi una comprensión que no esperaba, que sólo había visto en los ojos de Sahani, que llegó a desearlo como yo tras perder ella misma a su familia. Sería una impresión que no olvidaría, aun cuando ya me era imposible al ser vampiresa, pero que decidí no mencionar,
     —Bueno, ya nos desviamos a temas oscuros —comenté intentando animar el ambiente—. Carlie, creo que ya debería irme para que tú y Jacob puedan aprovechar al máximo el día —dije apurándolos—. Anda, ve, disfruta del día y diviértete con cuidado —le recomendé guiñándole el ojo sin que nadie más viera.
     Me acerqué a ella para tocarla y reflejar su poder, haciéndolo parecer como que sólo me estaba despidiendo de ella con un apretón cariñoso. Le mostré lo que metí en su mochila y le dije que fuera responsable. Un ligero rubor tiñó sus mejillas y una parte de mí sintió pánico. Edward sabría sobre esto eventualmente, aun cuando ahora no dejara que leyera ni mi mente ni la de su hija.
     —Ha sido un placer conocerlos —les dije a todos con una sonrisa, comprobando que, efectivamente, todos estaban de ánimo más alegre—. Y reencontrarnos —añadí mirando a Caleb con un guiño.
     Corrí en dirección a la mansión Cullen tan pronto me despedí. Había superado la prueba de conocer a las manadas, me había asegurado de que Carlie se encontrara con Jacob y había cumplido el encargo de Alice, aunque dudaba que esto último fuera del todo necesario, no estaba de más tomar precauciones.
     Había unido suficientes piezas para entender que Edward estaba muy marcado por la década de 1910's y no le agradaría del todo que su hija tuviera su primera experiencia sexual antes del matrimonio. En sus palabras, debía llegar "virgen" al altar. Había captado lo suficiente para saber que la principal razón de Jacob para que sus acciones cumplieran con el deseo de Edward, estaban más motivabas por el hecho de que Carlie tenía nueve años cronológicos, aún cuando por su naturaleza híbrida, fuera homóloga a una humana de 20 años. Qué difícil debía ser para él la situación, porque, en realidad, él ya era un adolescente maduro cuando Carlie nació.
     Él quería estar seguro de que Carlie estaba consciente y segura de sus decisiones,  tomaba aún más consideraciones para que ella no estuviera en desventaja. Yo aplaudía que tomara esa postura, era justo lo que yo consideraba apropiado para su situación. Yo misma había experimentado lo que una relación con diferencia de edades, sobre todo en momentos tan críticos y vulnerables en el desarrollo humano, podía provocar.
     De cualquier modo, Renesmee Carlie era mesurada y prudente en sus decisiones, aunque me quedaba claro que el deseo no era algo que se pudiera reprimir eternamente, no cuándo la llama se había encendido. Que tuviera todas las herramientas para tomar la mejor decisión para ella y pudiera protegerse, me parecía mejor estrategia que establecer prohibiciones o mantenerla en la ignorancia.

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Seis meses después de lo planeado. Que en realidad el capítulo estuvo listo todo este tiempo, exceptuando la descripción física de las manadas. Como le dije en los avisos en mi muro, quería ser en cierta parte fiel a las descripciones ya dadas por Meyer y, la verdad, retrasé la consulta bibliográfica más de lo necesario después de desocuparme de mis compromisos las últimas semanas de enero y principios de febrero. Me he estado haciendo bolas entre tantos compromisos.
En fin, ya está comenzado el siguiente capitulo, espero publicarlo esta semana.

Lo siguiente, es que quiero agradecerles de corazón el alcance que ha tenido ADT este año ^w^. A finales del año pasado, recién habíamos alcanzado los 1000 votos, ahora tenemos 1680, un crecimiento del 68% :') Y se nota en los capítulos, todos superan los 15 votos. Y en lecturas...ufff, de 16,400 a 22,800. Les quiero c: Gracias por seguir dándole una oportunidad.

¡Los quiero! Nos estamos leyendo :)

Besos! :) xoxo

-Marycarmen01 (12/07/2022)

A Different TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora