Capítulo 32. Imprudencia

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A mi amiga, más que sólo una seguidora. Siempre me motivas, y deseo que nunca te falten fuerzas para afrontar todo lo que la vida te ponga enfrente. Eres maravillosa. 


     La vida de vuelta en la mansión Cullen, aunque fuera inusual para otras familias, ya era lo normal para mí. Habíamos suspendido la visita a los Denali, por pasar tiempo con los australianos, y definitivamente habíamos tenido giros inesperados, pero valieron la pena. Mis hermanos habían vuelto a clases, sin mayores eventos dramáticos que los esperados. No llevábamos aquí más que tres meses y los humanos ya se habían acostumbrado a ver a los Cullen por los pasillos de la escuela, por lo que el revuelo diario había disminuido, en comparación al primer mes.
     Era jueves por la mañana, mis hermanos estaban en clases y yo estaba leyendo un libro en la sala. En realidad, estaba aburrida, tenía ganas de salir al bosque. Ver a Sahani me había recordado todas las actividades que estaba acostumbrada a realizar en mi vida humana y aunque estar en casa, ver series y películas, y leer libros me gustaba...Comenzaba a cansarme.
     —Debo ir a ver una cabaña a las afueras del pueblo, quieren una restauración —dijo Esme, asomándose a mi habitación—. No tardaré mucho, una o dos horas a lo mucho, le haré una evaluación rápida y tomaré fotos para trabajar en las ideas desde mi estudio. Regresaré antes que tus hermanos, ¿estarás bien?
     —Claro, seguiré aquí cuando vuelvas —le respondí con una sonrisa.
     Escuché cuando arrancó el coche y se fue, dejándome sola en la casa. No hacía mucha diferencia, pero de alguna manera se sentía peor.
     ¿Qué se hace con tanto tiempo libre? Tal vez debería retomar mis estudios en idiomas, podría igualar al humano que hablaba más de 60 idiomas diferentes.
     Acomodé en mi toca discos uno de los vinilos de Selena Quintanilla, que me había regalado Jasper —bastante curioso de su parte, pero agradable a final de cuentas—, y recorrí toda la casa con cierta lentitud. Después de darle 13 vueltas a la casa, decidí ponerme a dibujar en la terraza, con mi playlist de dibujo. Una de mis ideas para matar el tiempo, había sido hacer un dibujo inspirado en cada canción de una playlist en mi iPod, que tenía más de 5,000 canciones.
     Cuando tomé todo para dibujar y me dirigí al garage para tomar mi iPod, recordé que durante la excursión lo había movido del coche de Fred, al de Rosalie, y Rosalie se llevaba su coche a la escuela. Me quejé en español y comencé a caminar de un lado a otro con molestia. Sabía que podía hacer algo más en su lugar, pero sentía que lo único que me iba a satisfacer era eso. Desde que me había transformado era como una niña chiquita, necia y caprichuda.
     Sin detenerme a pensarlo mucho, tomé una chamarra impermeable y salí corriendo de la casa, en dirección a la escuela de Forks. Por la hora, debían estar saliendo a su almuerzo en la cafetería, resguardándose de la llovizna y el frío, así que el estacionamiento debía estar vacío, y nadie notaría mi presencia. Cuando llegué, me escondí entre algunos árboles para asegurarme que no había humanos en el estacionamiento, guiándome por el oído y aguantando la respiración. Ahora que lo pensaba, era una suerte que no me hubiera cruzado a ninguno en el camino.
     Cuando decidí que era seguro acercarme y corrí hacia el convertible, me di cuenta que tenía la protección puesta, por lo que no podría sacar mi iPod.
     —¡Vaya demostración de inteligencia para un vampiro! —me burlé en español.
     Entonces, escuché movimiento a varios metros de distancia, no sabía quien era, porque había varios coches altos entre nosotros, así que me aseguré de no respirar.
     —¿Hola? —demonios, me había escuchado.
     Me agaché antes de que se acercara demasiado, esperaba que decidiera irse y yo no tuviera que hacer una rápida escapada. No escuchó respuesta y se alejó antes de pasar el coche al lado del Volvo de Edward, suspiré de alivio mientras veía sus pies caminando de regreso al edificio. Esperé algunos segundos para que se fuera, y en un arranque de desesperación por salir de ahí antes de que terminara mal, me puse de pie y comencé a caminar fuera del estacionamiento a paso humano.
     —¡Señorita! —escuché una voz de repente, así que comencé a caminar más rápido, pretendiendo que no lo había escuchado.
     —¿Puedo ayudarla en algo, señorita? —preguntó y luego comenzó a caminar casi trotando para alcanzarme.
     Maldición. Ya no había otra salida, sería muy sospechoso irme.
     —Hmmm —decidí voltearme.
     Noté cierta sorpresa en su rostro, entonces fui consciente que esta era la primera vez que yo estaba frente a un humano, bueno, la primera vez con uno consciente. Se veía ciertamente deslumbrado, y un poco desconcertado cuando se fijó en mi ojos. No era la misma persona que inicialmente casi me descubre al lado del BMW de Rose, su voz era diferente, al igual que el calzado.
     En ese momento, reparé mentalmente en lo que yo llevaba puesto: pantalones de mezclilla, botines impermeables, un blusa café de manga larga, saco impermeable y un gorro tejido a juego con la blusa. Parecía adecuado para un humano en este clima.
     —¿Puedo ayudarla en algo? —repitió.
     Intenté fijar mi atención en los sonidos del bosque cercano, en el coche que estaba a un kilómetro y pronto pasaría frente al camino de entrada al estacionamiento, todo para no escuchar su corazón palpitante...No aspires su aroma, pensé.
     —Venía buscando a mis hermanos, pero me parece que mejor esperaré a que terminen las clases, gracias —solté lo más rápido que pude. Me había quedado sin aire.
     Antes de darle oportunidad a responder, hice ademán de girarme para irme, pero fue bastante rápido para responder, sobre todo porque yo debía cuidar la rapidez de mis movimientos.
     —¡Espera! ¿Tus hermanos? —preguntó intentando procesar mis palabras—. Creo que has venido en el momento adecuado, deben estar en la cafetería almorzando.
     —No conozco el edificio, pero gracias —le respondí con el aire que había alcanzado tomar al intentar girarme.
     Debía terminar la conversación lo más rápido posible para irme. Cada segundo ponía la vida de este joven hombre en peligro. Ahora notaba mi completa imprudencia al venir y exponerme a una situación tan delicada. Toda decisión el día de hoy había sido errónea.
     —Yo soy profesor, puedo llevarte ahí —en ese momento, reparé más detenidamente en él. Era muy joven, probablemente de mi edad, me parecía curioso que diera clases a jóvenes casi contemporáneos a él. Vestía con más esmero que un alumno de preparatoria, o al menos que la mayoría, eso era cierto, y llevaba un libro que no alcanzaba a reconocer. Su cabello era marrón y sus ojos verdes. Profesor de deportes no parecía, iba demasiado formal para ello, pero tampoco es que fuera de traje. Llevaba un pantalón de mezclilla oscura, una camisa blanca, cuyo cuello sobresalía del suéter del color de sus ojos, y un saco impermeable azul marino. Llevaba zapatos de vestir.
     —No es necesario, en verdad —mi voz había sonado un poco estrangulada, así que me giré hacia la entrada del estacionamiento, disimulando, para poder tomar más aire fresco. Por suerte, la corriente de aire hoy estaba de mi lado.
     —¿Quiénes son tus hermanos? Tal vez les doy clases —intentó sacarme conversación. Y hablando de hermanos, yo debería asegurarme que supieran que estaba aquí, el regaño sería notable, pero al menos podrían intervenir. Notaba la intención del humano por relajarme, pero yo no podía mientras su sangre estuviera tan cerca. Para un humano, no estábamos cerca, él estaba parado a tres o cuatro metros de mí, pero yo podría salvar esa distancia en menos de un segundo y...
     Él debió notar mi incomodidad y darle una explicación, porque pronto puso una cara de comprensión y pena.
     —¡Pero que mal educado te debí parecer! —se recriminó—. Soy Oliver —se presentó extendiendo la mano.
    Ahora yo iba a ser la maleducada si no lo saludaba. Me quedé viendo su mano con miedo e inseguridad. Él no tenía ni idea de cuanto me estaba costando el ignorar la tentación...Sería tan fácil beber su sangre. No había nadie más en el estacionamiento, mis hermanos no estaban cerca e incluso podría inventarme cualquier cosa, como que se había quedado mi coche en la carretera, pedirle que me acompañara...Nadie nunca sabría qué había sido del pobre profesor Oliver...
     ¡Basta!, me grité.
     —Me decías que buscabas a tus hermanos —retomó la conversación retirando su mano, si le había molestado mi falta de cortesía, lo disimulaba bien con su sonrisa cálida.
     Hasta donde yo sabía, nadie en el pueblo sabía de mi existencia, no había una coartada para mí. Tendría que ser sumamente cuidadosa con lo que dijera, y dado que no sabía si alguien podría reconocer, lo mejor sería evitar dar mi verdadero nombre, aunque omitiese mis apellidos legales.
     —Sí, soy Ka-rina Cullen —dije esperando que no notara mi dubitación—. Tal vez conozcas a mis hermanos, recién ingresaron.
     Su sonrisa de comprensión fue automática. ¡Por supuesto que conocía a mis hermanos!, todos en el pueblo los ubicaban, precisamente por ser nuevos. Bien ahí, Kairi. La mención de los Cullen debió atraer la atención de Edward, porque ahora lo sentía leyendo mi mente.
     —Es un placer conocerte, Karina Cullen. Por supuesto, aunque aquí casi nunca hablaran de las novedades, los ubico porque a cuatro de ellos les doy clase de Historia —comentó sin perder su sonrisa.
     Entonces mi mente hizo la conexión: joven, profesor de historia y con ojos verdes.
     —¡Con que tú eres el profesor Grant de Historia! —solté sin pensarlo mucho, quedándome sin aire.
     —Así es —sonrió con diversión, por lo que intuí que había interpretado mi gesto facial posterior a mi reacción, como de pena por la misma—. ¿Acaso he sido tema de conversación en la casa Cullen? —preguntó con curiosidad.
     —Lo lamento, es sólo que en una ocasión mi padre comentó sobre el residente Grant, y Jasper hizo la asociación con su profesor de Historia. Además, es mi materia favorita, así que he hecho preguntas sobre las clases —admití.
     Al terminar de hablar, me preocupó llegar a oler su sangre, pero me tranquilicé al comprobar que la brisa seguía trayéndome el aroma a bosque.
     —Igual que Jasper y Fred —aprobó—. Bueno, todos tus hermanos son excelentes estudiantes, por lo que he escuchado que comentan otros profesores, y, aunque Rosalie y Emmett también son buenos, puedo notar un mayor interés de Jasper y Fred. Jasper tiene un vasto conocimiento sobre la Guerra Civil —elogió.
     —Sí —admití con diversión, si tan sólo él supiera que Jasper había sido parte de ese periodo histórico.
     —Tú estas en ventaja. Has escuchado de mí, pero yo no sé nada de ti —comentó con cierta...naturalidad.
     —¿Te refieres a que ni siquiera sabías que existía otra hija adoptiva de los Cullen? —pregunté adivinando su duda, era hora de contar la coartada que acababa de diseñarme—. Oficialmente no soy una Cullen, ¿sabes? No fui adoptada legalmente como el resto de mis hermanos, además, no lo necesito. Legalmente debería ser capaz de valerme por mi misma y ser un adulto responsable, capaz de desenvolverse en la sociedad...Debería —completé con cierta...inseguridad—. Como sea, casi nunca salgo de la casa, se vuelve un poco tedioso, lo que me lleva a este momento. Dejé algunas de mis cosas con las que podría distraerme en el coche de Rosalie, y no sé porque decidí que sería buena idea venir aquí a tomarlas...Pero claro, necesito las llaves y no quiero interrumpirlos. Fue muy caprichoso de mi parte venir hasta aquí, así que debería irme ya. Gracias —concluí rápidamente, y me giré para irme.
     Ni siquiera debía estar aquí, no era capaz de desenvolverme en la sociedad sin hacerla peligrar.
     —¡Espera! —me detuvo—. No interrumpirás nada, están en la cafetería. Te acompaño y nadie te dirá nada porque soy profesor, así puedes tomar lo que necesites y disminuir las horas tediosas que te quedan antes de que ellos salgan de clases —intentó convencerme.
     ¿Alice? ¿Edward? Ya sé que fue muy idiota de mi parte venir hasta acá, más tarde escucharé todos sus regaños y sermones, por ahora sólo ayúdenme a salir de aquí sin asesinar a alguien, les rogué. Sentí que Edward leía mi mente y que Alice había tenido una visión, entonces reflejé el poder de Edward.
     No vayas a leer la mente de Jasper. Estás en graves aprietos, leí en su mente. Debo decir que lo has hecho muy bien hasta ahora, reconoció con cierta resistencia, hiciste bien en no tomar su mano. El futuro con mejor resultado, es si sigues el plan de Oliver, cuando entres la cafetería no estará tan abarrotada y él te hará entrar por la ruta más corta. Cuando entres al edificio, deja que él lidere la conversación, así evitarás la necesidad de respirar. Jasper calmará tu estado de ánimo, déjame leer tu mente para tener mejor vigilancia de la situación, no nos vayas a bloquear. Oliver no sospecha nada de ti, Karina, se burló de mi nuevo nombre.
     Confío en ustedes, fue lo primero que pensé cuando permití que leyera mis pensamientos de nuevo.
     —De acuerdo —Oliver casi no logra disimular su sorpresa por mi respuesta positiva.
     —Genial. Vayamos —hizo un gesto con su mano para que me acercara a él.
     Comencé a caminar, aún manteniendo la distancia entre nosotros.
     —No eres de aquí, ¿cierto? —preguntó—, me refiero a Estados Unidos —especificó con una sonrisa.
     —Cierto, soy del Reino Unido, por ello mi acento —mantente lo más apegada a la realidad, me dije—. ¿Tú si eres de aquí?
     —Sí, natal del estado de Oregon —dijo con orgullo.
     Los siguientes minutos camino al edificio, se los llevaron sus respuestas a mis preguntas acerca de su edad —próximo a cumplir 25—, su licenciatura en Historia y porque había decidido dar clases en esta escuela. No notó que tomé un honda respiración antes de entrar al edificio, pero si notó mi duda al ver la entrada de la cafetería a la izquierda del pasillo, estaba a unos metros de entrar a una habitación con decenas de corazones palpitantes y cuerpos cálidos...
     —¿Te encuentras bien? —me preguntó.
     La radiación y el sonido de los cuerpos humanos me tenían echando mano de lo mejor de mi autocontrol. No me sentía muy lista para esto. Entonces Oliver hizo un ademán de tocar mi brazo, y yo me retiré disimuladamente.
     —Sí, entremos —le dije con una falsa seguridad.
     Casi tras entrar, alguien le habló a Oliver.
     —Debo atender esto —se disculpó—. La mesa de tus hermanos está ahí —dijo señalando una mesa a trece metros de la entrada.
     Observé la distancia que me separaba de la mesa de mis hermanos, sentí la seguridad de Jasper y comencé a caminar con la mirada en alto, directa a mi destino. Las conversaciones de los alumnos cambiaron en cuanto notaron mi presencia, distinguí el silencio por la impresión, seguido del murmullo de sus conversaciones respecto a mí.
     Al llegar a la mesa con los siete jueces vampiro, sus caras me lo dijeron todo, aunque Emmett y Edward parecían divertidos con la situación. Lo peor eran las miradas de Jasper y Rosalie. Bajé la mirada, apenada. Contenía el aliento, apretaba mis dientes y jugaba con mis manos, estaba luchando fuertemente contra mi instinto, no disimulaba tanto frente a ellos.
     —¡Karina! Qué sorpresa verte aquí, hermana, tienes cara de constipación —se burló Emmett.
     —¿Algo que decir en tu defensa? —preguntó Rose.
     —¡No la hagan hablar! —intervino Alice.
     Llevé momentáneamente mi mirada hacia arriba, como rogando al cielo.
     Edward, no me hagan hablar, por favor. ¿Podrías ser mi traductor?, pensé mientras lo miraba.
     Él asintió en respuesta.
     —Dice que no la hagan hablar, por favor, yo hablaré por ella —les dijo Edward—. Sólo ayúdenme a salir de aquí ya —continúo—, estoy a tres de dejarme llevar por la sed. Chicos, yo que estoy leyendo su mente, puedo decirles que en verdad la está pasando mal —agregó por su parte.
     —Toma las llaves, para seguir con la pantomima y que Grant no sospeche nada —habló Rosalie, mientras me daba las llaves de su BMW.
     —Gracias —articulé.
     Me di la vuelta y comencé a caminar hacia la salida. Intenté controlar mi actitud, porque todos los alumnos en la cafetería me observaban. Apenas restaban un par de metros, cuando un muchacho se me atravesó, sin darme oportunidad de esquivarlo sin exponer conductas extrañas, como mi velocidad. El chico era alto y atlético, y aunque no se libraba del acné de adolescente, su rostro era lindo por derecho propio. Llevaba el cabello rubio oscuro medio desordenado, combinando a la perfección con su mirada coqueta de típico preparatoriano atleta cotizado.
     —Hola, preciosa. ¿Estás perdida? No te había visto antes por aquí. ¿Cómo te llamas? —soltó con tono petulante.
     Alcé la ceja como única respuesta, moviéndome para evitar que acercara demasiado su mano a mi rostro, e intentando pasar de largo e ignorarlo. Lo habría logrado, pero el chico fue insistente y volvió cruzarse frente a mí, intentando tomarme por los hombros para detenerme, en respuesta, di dos pasos atrás.
     —Peter Brown —susurró Rose, en un tono inaudible para los humanos.
     Reprimí mi reacción al comprenderlo todo. Sin duda entendía que su apariencia física motivaba su autoestima. Me molesté aun más, porque estaba haciendo uso de todo mi autocontrol y fuerza de voluntad para alejarme lo más pronto posible de la escuela, y este muchacho hormonal y egocéntrico me lo impedía. Ni siquiera pude controlar el impulso de reunir toda mi personalidad sassy.
     —Karina Cullen, y tú eres demasiado joven para mí —comencé con un tono condescendiente—, el típico adolescente que se cree sex symbol y no tiene ni un gramo de personalidad auténtica —me burlé—. Cariño, si la diferencia de edad entre tú y yo no fuera suficiente para pasar de ti, súmale que eres inmaduro para mí, en todos los sentidos —iba hablando con cierta inercia, controlando mi aire, pero al final me fue imposible no respirar, lo que me llevó a oler la sangre de Peter Brown e iniciar un incendio en mi garganta, entonces supe que la tragedia podría ocurrir sino me restringía.
     Con la poca cordura que me quedaba, retomé mi camino a la salida. Alice me susurró un cuidado, justo antes de que Peter Brown me tomara de la mano y se interpusiera en mi camino, nuevamente, me solté al instante. Ya había sentido que mi cuerpo se preparaba para tomar el papel de cazador y mis ojos se habían tornado negros.
     —Vamos, preciosa. Estoy seguro que podríamos divertirnos juntos —el tono de su voz evidenciaba sus intenciones, y como depredadora, sólo comencé a imaginar formas de usarlo a mi favor—, creo que lo necesitas, porque los Cullen no parecen ser muy sociables que digamos.
     Oh no, chico, no acabas de insultar a mi familia. Ahora la depredadora lo había tomado personal.
     —Contrólate —me advirtió Jasper, mientras comenzaba a calmar mis emociones.
     Crucé mi mirada con Peter sólo un segundo, pero le fue suficiente para notar el cambio en mi ojos y mirada, la sorpresa en su rostro me lo dejó claro.
     —Vamos, Brown. Creo que la chica te dejó claro que no le interesas, y nadie podría interpretar su comportamiento como aprobación. Deja de acosar y degradarte más como ser humano —dijo una chica a mis espaldas.
     —Limítate a tus asuntos, Crawford —su tono mostraba molestia, pero dejó de molestarme en cuanto escuché "Crawford".
     —Tala Crawford —me susurró Rosalie.
     Si bien la depredadora seguía al acecho y al borde de tomar el control, mi atención principal fue directo a la emoción de encontrarme a Tala Crawford.
     —Mis asuntos incluyen apoyar a cualquier mujer —le respondió Tala—. El que no se limita a sus asuntos, es otro —la mordacidad de su voz era clara—, mejor regresa al gimnasio, es más productivo que andar detrás de cada chica que te encuentras, para que al final sólo las trates como un trofeo conquistado más.
     La actitud de Tala era lo más atrayente de su persona, esa seguridad y valentía me parecían completamente admirables, y aún más que apoyara a otras mujeres, en tiempos en los que, más que nunca, debíamos ser nuestras aliadas. En cuanto a su físico, la verdad es que fuera como fuera, igual encontraría belleza en este, pero la confianza en ella misma lo hacía brillar más. Su cabello era rubio como el de Rosalie y rizado como el de Esme, y aunque no era tan alta y estilizada como ellas, seguía siendo hermosa por derecho propio. Sus ojos eran de un café que me recordaba al de Renesmee, y había cierto fuego de rebeldía en ellos.
     —¡Kari! —Carlie exclamó, como si mis pensamientos la hubieran invocado, y comenzó a aproximarse a nosotros, inmediatamente se acercó a mi y enganchó mi brazo al suyo, juntando nuestras manos de forma casual—. Que sorpresa verte aquí, aunque es una pena que te encontraras al odioso de Peter Brown. Vámonos y te presento a mi querida amiga, Tala.
     Carlie no perdió el tiempo y me dirigió a la salida, Tala caminaba a su lado. Entre los pensamientos de bosques y cascadas de Carlie y la influencia de Jasper, comencé a tranquilizarme.
     —Respira rápido, ahora —me alentó Alice en un susurro, cuando llegamos a la entrada de la cafetería.
     Seguí su indicación e inhale rápidamente. La garganta me ardió ligeramente por el leve olor a humanos, pero como Alice había previsto, la mayor parte del aire que entró a mis pulmones, pertenecía a una corriente de aire que llegaba desde el exterior y reemplazaba el olor de Peter, por lo que mi mente se aclaró lo suficiente para hablar. Hasta entonces aproveché para presentarme con Tala.
     —Gracias, Carlie —dije ya fuera de la cafetería—. Y es un placer conocerte finalmente, Tala Crawford —la saludé sin mirarla a los ojos, intentando ocultar el color negro.
     —Le he contado sobre ti —le aclaró Carlie—, así como lo han hecho Rose, Edward y el Dr. y la Sra. Cullen. Ella estaba muy interesada en conocerte. Es la mayor de los Cullen, Karina —nos presentó para evitar que yo tuviese que arriesgarme a respirar nuevamente.
     Le sonreí y asentí con la cabeza, ella hizo lo mismo. Si le extrañó mi comportamiento corporal, no lo dijo ni lo evidenció con su actitud.
     —Espero que hayan sido cosas buenas —comentó—. Es un placer conocerte; si eres una Cullen, entonces debes ser una persona decente, amable y con la que vale la pena relacionarse. Lamento que te hubieses topado con el odioso de Brown. De entre tantos estudiantes, tu primera impresión tenía que ser con el que peor podía salir  —comentó con cierta decepción, yo sólo le respondí con un suspiro divertido.
     —Bueno, nosotras volveremos a formarnos por comida —anunció Carlie, ambas se despidieron y comenzaron a alejarse, yo las observé hasta que entraron de nuevo a la cafetería.
     El recuerdo de la sangre de Peter Brown no dejaba mi mente. "Unos metros más", me dije mentalmente, mientras me acercaba de vuelta al estacionamiento y fuera del edificio con humanos.
     —¡Karina! —escuché que Oliver me llamó, pero yo estaba al borde de perder el control, por lo que continué mi camino hasta que estuve 15 metros lejos del edificio. Apoyé mis manos sobre las rodillas, mientras respiraba el aire con olor a bosque una y otra vez, esperando despejar mi mente.
     —No soportas las multitudes, cierto? —dijo cuando me alcanzó.
     Mantuve mi mirada en el suelo, intentando recuperar el control y asegurándome que mis ojos fuesen azules.
     —Me alteran mucho —admití después de un rato—. Sufro...ataques de ansiedad, no sabes lo cerca que estuve de perder el control ahí adentro.
     Y en realidad era cierto, lo que él no sabía, era la razón.
     —Por eso no tomaste mi mano cuando me presenté —dedujo tras unos segundos.
     Mantente lo más apegada a la realidad, me dije nuevamente.
     —No soporto que me toquen los humanos —le revelé tras erguirme—. Solía hacerlo, ¿sabes? Era una persona de abrazos y contacto físico, pero...desde el accidente... —elegí mis palabras con cuidado—, simplemente no puedo tolerarlo, perdería el control.
     Comenzamos a caminar en dirección al coche de Rose, sin prisa, mientras el sopesaba mis palabras.
     —Así que por un accidente, terminaste con los Cullen —intentó hilar las ideas.
     —Correcto. En un accidente perdí a mi familia. Tuve suerte, me encontraron las personas adecuadas y no morí, pero mi vida cambió completamente. Fui paciente de Carlisle Cullen —comencé construyendo el resto de la historia de Karina Cullen—, de alguna manera lo sigo siendo, me ha ayudado mucho en mi recuperación y rehabilitación. Terminé conociendo a su esposa, Esme, fue muy amable conmigo desde el principio, tiene ese instinto maternal que yo no tardé en apreciar. Ambos estaban preocupados por mi estado depresivo, así que, aunque ya estaba recuperada físicamente, mantuvieron su contacto conmigo —eso era bastante apegado a la realidad— y eventualmente me tomaron bajo su "tutela". Creo que lo que los motivó desde el principio, fue que temían que fuera a suicidarme —agregué casi con cierta diversión, imitando la manera en la que alguien trataría de relajar el ambiente a pesar de revelar un tema delicado y preocupante.
     Noté como intentaba ocultar su sorpresa para mantenerse tranquilo. Nos paramos detrás de BMW, lo observé unos segundos antes de abrir la puerta del coche y sacar mi iPod de los asientos de atrás. Tanto en juego por un pequeño aparato, pensé al observar el iPod nano en mis manos.
     —¿Lo encontraste? —me preguntó.
     —Sí —le contesté mientras salía del coche y volvía a cerrarlo.
     Al regresar a su lado, le di una mirada al edificio. Dejé salir un suspiro. Apenas había sobrevivido un encuentro tan cercano con humanos, pero no creía correr con tanta suerte de nuevo. Había tentado demasiado a mi autocontrol los últimos días, primero en el bosque con Sahani y ahora en una escuela al tope de alumnos —al tope desde mi punto de vista, aunque fuese un plantel pequeño, en comparación a otras escuelas en el estado.
     —No quieres regresar —adivinó Oliver, atrayendo mi mirada a él.
     Le ofrecí una sonrisa apenada en respuesta. Un movimiento atrajo mi atención.
     —¿Alice? —me sorprendí cuando la divisé. Quise morderme la lengua, tal vez para él aun no era posible identificarla, por otro lado, los Cullen tenían ciertas características que esperaba un humano distinguiera a esta distancia.
     Alice se acercó a nosotros con su trote grácil ya característico. Oliver y yo no nos movimos de lugar, yo no quería acercarme más a los humanos; estar cerca de Oliver ya era apenas tolerable.
     —Imaginamos que ya te habías puesto a prueba suficiente, por un día —me comentó—. Mi hermana mayor no tolera las multitudes, profesor Grant —susurró en un tono suficientemente audible para ambos, e inclinándose hacía él, como si le contase un secreto. Oliver sonrió en respuesta.
     —Algo de eso he deducido, srita. Cullen —le respondió con diversión.
     —Me ofrecí a venir por las llaves de Rose —explicó—, para que tú no tengas que entrar de nuevo y rodearte de demasiados humanos —me calmó mientras le entregaba las llaves—. Ahora puedes ir tranquilamente a casa, tal vez mamá esté preocupada sino te encuentra cuando regreses —traducción: mejor no tentar al destino y poner en peligro vidas humanas, y Alice había visto que Esme regresaba y se preocupaba.
     —¡Me parece perfecto! Suficiente tengo con soportarlos a ustedes todas las tardes —me quejé.
     —¡Cálmate, Karina! —se burló—. A mi me parece que sufres cuando no estamos en casa —me acusó, y ella decía la verdad.
     Alice se despidió y se alejó en dirección al edificio, sin perder su danza grácil.
     —Algo no me queda claro —comentó una vez que la perdimos de vista—, sino soportas multitudes, ¿por qué aceptar vivir con los Cullen? ¿No era arriesgado, considerando que son una familia grande y podrían ponerte ansiosa?
     Suspiré al ver que había encontrado un hoyo en mi historia.
     —Definitivamente era una posibilidad, después de todo, iba a tener seis hermanos. Podía no llevarme bien con ellos, aunque, previo a que me lo propusieran y a aceptarlo, estuve conviviendo con ellos poco a poco, conociéndolos uno por uno. Eso ayudó a disminuir mi ansiedad, además su casa era lo bastante amplia como para tener mi espacio y convivir con ellos sin sentirme sofocada. Lo trabajé con mi psicóloga, igual los Cullen hablaron con ella, para garantizar un acoplamiento apropiado —suponía que eso tenía mucho sentido, juzgando por mi verdadera experiencia post-pérdida—. Finalmente vi que las cosas iban bien con ellos y que me sentía cómoda, entonces decidí que ya no tenía nada que perder. De cualquier forma debía empezar desde cero y los Cullen eran la mejor elección, ¿qué mejor que dejarme guiar por almas bondadosas, que sabrían como tratarme, comprendían mi situación y se preocupaban genuinamente por mí? No tardé mucho en quererlos. No hace mucho que estoy con ellos y siento que ya les debo más de lo que una vida podría permitirme regresarles —en realidad, la última parte era totalmente cierta.
     —Si lo pones así, tiene sentido. Parecen muy buenas personas; mi hermano me ha hablado del Dr. Cullen, que tiene una vocación innegable y es una gran persona, y por lo poco que conozco a tus hermanos, parece que definitivamente estarás bien con ellos —reconoció.
     —Así es, jamás creí que me "adoptarían" a los 23, pero ya ves —conté con diversión—. Como sea...ya debería irme —la decepción en su rostro no me pasó desapercibida—, mi madre se preocupará mucho sino me ve, le prometí que la esperaría en la casa y...me parece que no lo cumplí —admití con culpa.
     —¿Cómo te irás? —me pareció que estaba a punto de decir algo más, pero lo interrumpí.
     —Dejé mi coche a la vuelta —respondí mientras señalaba la entrada del estacionamiento—. No quería arriesgarme a estorbar aquí adentro —expliqué—. Muchas gracias por tu ayuda, verdaderamente lo aprecio, Oliver, ha sido un gusto conocerte —intenté sonreírle y mostrarme lo más "deslumbrante" posible. Bella me había contado como Edward solía deslumbrarla cuando ella era humana, para así convencerla o dejarla confundida. Esperaba que hubiera sido suficiente para evitar que pensara en acompañarme hasta el inexistente coche.
      —Por supuesto —dijo en un suspiro, yo no pude evitar sonreír con diversión—. Ha sido un placer conocerte y ayudarte, Karina —añadió tras parpadear varias veces, ya más recuperado.
     Le sonreí una última vez y comencé a caminar hacia la entrada al estacionamiento, intenté mantener una velocidad humana, emulando el paso que llevaba cuando caminaba con Oliver. Me sentí más tranquila cuando salí de su campo de visión, espié entre los arbustos de la entrada y comprobé que él seguía mirando en mi dirección. Sonreí y emprendí mi camino entre el bosque, directo a la mansión Cullen y sin desviaciones.
     Cuando estaba a un kilómetro de la casa, escuché como Esme bajaba del coche y subía las escaleras del garage.
     —Kari, ya regresé.
     Di tres toques en los ventanales de la parte trasera de la casa, justo cuando ella iba a la mitad de las escaleras de la sala. Le ofrecí una sonrisa tímida a su mirada asombrada.
     —Pero...¿Dónde estabas? —me preguntó tras abrir la puerta.
     —Prometo darte todas las explicaciones y escuchar el regaño, pero ahora sólo te pido que me lleves a cazar, antes de que cometa una locura —algo en mi le debió decir todo, porque aceptó sin demora.
     No tardé en encontrar mi primera presa, y proseguí con mayor ferocidad hasta que estuve satisfecha con mi cacería.
     —Te cruzaste con los humanos —me dijo entonces.
     —Me comporté como una niña caprichosa —reconocí—. Fui a buscar mi iPod al coche de Rosalie —Esme ahogó un grito y se quedó pasmada—; tal vez Nihma Utudraa no tarde en saber que los Cullen tiene una séptima hija adoptiva, de nombre Karina, que sufre de ansiedad social y fue paciente de Carlisle.
     —¿Hubo bajas? —preguntó con cautela.
     —Ni una sola —me apresuré a asegurarle—. Aunque puede que Peter Brown notara el cambio de azul a negro en mis ojos —recordé con pena.
     El camino de regreso a casa, estuvo acompañado por el relato de mi imprudencia, de principio a fin. Nos sentamos en la sala antes de que ella hiciera su primer comentario.
     —Debes saber que esto amerita una larga plática con tus hermanos y Carlisle. Esta situación no debe repetirse —me advirtió con seriedad.
     —Lo sé, corrí con suerte, pero no debo permitirme poner en riesgo la vida de los humanos nuevamente, o el anonimato de nuestra familia —me apresuré a aclarar.
     —Lo que en realidad a mí me preocupa, son las represalias que tomarían los Vulturi, si cometes alguna indiscreción —entonces noté verdaderamente su temor.
     —En verdad, lamento mucho mi comportamiento —dije mientras la abrazaba con fuerza.
     No tuvimos que esperar demasiado antes de que Carlisle y mis hermanos llegasen a la casa. Me sentí peor cuando me enteré que Carlisle había pedido la tarde libre, para atender mi situación.
     —¿En qué estabas pensando? ¿Cómo cometiste semejante imprudencia? —explotó Jasper en cuanto me vio.
     —¡No seas tan duro! Lo destacable es que no pasó a mayores —me defendió Esme.
     —¡Lo destacable es lo mal que pudo haber terminado todo! —contraatacó—. Alice no pudo preverlo, tenemos que tener cuidado con lo que llegue a pensar para prevenir estas situaciones, su poder es otro factor a considerar.
     —Creo que ese es el problema, no lo pensé mucho —admití—. Fue un impulso y lo seguí.
     —Cuéntanos qué sucedió —pidió Carlisle, dejando fuera cualquier replica.
     Nuevamente, procedí a contarles lo que ya le había dicho a Esme. Iba en la parte donde le había pedido a Edward decir en voz alta mis pensamientos, para evitar hablar y tener que respirar, cuando Emmett intervino.
     —¡Ah! Pero, ¿qué tal cuando se te cruzó Peter Brown o Tala? —se indignó.
     —¡Es Tala Crawford!, quería causar una buena impresión —me defendí—. Con Peter Brown no pude evitar bajarlo de su nube —admití con pena, sabiendo que era causa perdida.
     —Y terminaste descubriendo que huele mejor de lo que esperarías para alguien tan odioso —comentó Rosalie.
     Mis pensamientos giraron en esa dirección, como un perro cazador al detectar un conejo.
     —No me lo recuerdes, su sangre es... —mi garganta ardió con el simple recuerdo.
     —¡Kairi, detente! —Edward me reprendió a la mitad de mis pensamientos.
     Agaché la cabeza al instante,
     —¿Il tuo cantante? —preguntó Carlie.
     —¡Uhhh, no! Créeme sobrina, si Peter fuera il cantante de Kairi, no estaríamos hablando del casi desastre. Kairi hubiera probado la sangre humana hoy —contestó Emmett.
     —Emmett tiene razón, no creo que un neófito pueda ser capaz de resistir con la tua o il tuo cantante, aunque su gusto no esté lo suficiente desarrollado para distinguirlo demasiado. Pero dejemos que Kairi continúe su historia —habló Carlisle.
     Continué mi relato, incluyendo que presentía que Peter había notado mi cambio de depredadora, al menos en mis ojos. No fue hasta que terminé, que Edward comentó sobre eso.
     —Le sacó de onda ver tus ojos negros, pero lo interpretó como deseo.
     —¡¿QUÉ?! Hablemos de chicos que no saben entender el rechazo. ¡Qué enfado! —exploté en sorpresa.
     —Por más que odie a chicos como Brown, hay cierta ventaja en que lo haya malinterpretado —intervino Jasper.
     Lo observé con cierta molestia y confusión. Él se irguió para explicarse.
     —Si lo hubiera interpretado apropiadamente, como amenaza, los chismes acerca de la mayor de los Cullen con aire amenazador y problemas para control de ira, podrían levantar sospechas. En cambio, tendremos a un Peter Brown hablando de como la mayor de los Cullen le trae ganas pero intenta disimular, no va a desencajar entre lo que él suele decir de cada chica que se le atraviesa —me explicó con paciencia.
     No me agradaba que fuera diciendo que yo quería acostarme con él, pero era cierto que al menos no habría rumores más acertados sobre mi naturaleza, y que cualquiera que pudiera hacer las suficientes conexiones neuronales y usar su lógica, no creería a la primera sus comentarios.
     —De acuerdo, si es mejor que lo haya malinterpretado, sólo en este caso. Ese chico es un machista y acosador en potencia —dije con firmeza.
     —Lo sabemos —me dijo Fred—. No tendría porque ocuparse de eso, pero de igual manera, Tala siempre anda al pendiente de todas las chicas detrás de las cuales está Peter Brown.
     —Hoy tuviste mucha suerte, Kairi, tus hermanos supieron como ayudarte, y no negaré que ejerciste un gran autocontrol —me elogió Carlisle—; pero un evento como el de hoy no debe repetirse —me miró con seriedad—. Todo estuvo muy cerca de salirse de control, debí haberme dado cuenta mejor de lo frustrada que te estabas sintiendo y tomar medidas al respecto.
     —Y yo no debí dejarte sola —añadió Esme—. No sé porque creí que no saldría mal, sé lo que es ser neófita.
     —¡Oh, no! Todo menos eso —les interrumpí al ver sus rostros apenados—. Esto no ha sido culpa de ustedes, fui yo quien cedió a sus impulsos, debí decirles como me estaba sintiendo también.
     —Eres sólo una neófita, y puede que seas consciente de que estas cosas pueden pasar, pero se te hace fácil ceder a tus impulsos y creer que nada saldrá mal, que podrás controlarlo. Nosotros sabemos como es esto, prometimos guiarte y protegerte de ti misma —replicó Carlisle, los demás asintieron.
     —Sin duda deberás evitar ser imprudente, como lo fuiste hoy, pero nosotros también tomaremos medidas para evitar incidentes como el de hoy —declaró Jasper.


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¡Hola!

He tardado casi dos meses desde la última actualización, así que era tiempo, sobre todo porque mañana cumplo 21 y he querido publicarlo como celebración previa :) . 

Como ya les comentaba, desde mayo lo comencé, y su escena principal llevaba fácil dos años planeada. Bueno, respecto a la trama de este capítulo....¡ahhh! Kairi tuvo su primera interacción directa con humanoooos, ¿reacciones, comentarios al respecto? Y se topó con Tala Crawford y Peter Brown. ¿Les he dicho que adoro a Tala? También conocimos a Oliver Grant, que honestamente, de los personajes que he creado para este fan-fic, como que siento que es mi crush UwU. Los leo en los comentarios.

Tal vez sientan siempre les digo lo mismo con los capítulos que tardan, pero la escritura de este capítulo tuvo complicaciones. Durante la segunda mitad de Julio, perdí la motivación para escribir, de una manera que nunca había experimentado. Escribir siempre había sido mi...mi lugar seguro, mi forma de sacar las emociones, de comprender lo que sentía o de soportar realidades que me hacían daño. 

Había experimentado la falta de motivación, energía o ganas de escribir alguna de mis historias, pero jamás de no querer escribir en absoluto. Aún así, planeaba terminar el capítulo entre el 29-31 de julio, sin embargo, surgió la oportunidad de ponerme la primera dosis de la vacuna contra Covid-19, y la tomé, por lo que al final ya no alcancé a publicarlo el último fin de semana del mes pasado. Luego comencé clases y entre tantos proyectos que tuve, ya no le había avanzado, hasta hace algunos días que lo retomé, en parte motivada por la seguidora más fiel de esta historia, que constantemente está pendiente de la historia, comentándola conmigo por mensajes privados y preguntándome por próximos capítulos, alguien a quien considero una amiga (bellelombano).

Bueno, me gusta contarles estas cosas para mantener esto real. Quiero que me vean más que como un usuario en Wattpad que sube historias, quiero que nuestra interacción sea más que yo actualizando y ustedes leyendo. Que sepan que soy un persona real, con preocupaciones, problemas personales, que a veces enfrenta cosas que le quitan la motivación, pero que consigue encontrar luz a la cual aferrarse, y sigue adelante. Más que por los momentos difíciles que atravieso, quiero que me recuerden por mantenerme positiva y por mi resiliencia. Y espero ser una motivación para quienes lo necesiten.

Terminaré esta nota de autora, con un sincero agradecimiento por los logros que le otorgan a este fan-fic. ADT tiene 13.6 K lecturas y 879 votos UwU Cumplimos la meta que fijé cuando publiqué los capítulos 30 y 31.

¡Los quiero! Nos estamos leyendo :)

Besos! :) xoxo

-Marycarmen01 (29/08/2021)

A Different TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora