Prólogo

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Yo solía pensar que sabía quién eras tú
No sabía que dentro de ti
Yo iba a encontrar la luz
No sabía que existía un mundo así
No sabía que podía ser tan feliz

Hoy se cumplen dos meses que Fernando Mendiola se fue de mi vida. El hombre que me amó cuando yo no era capaz de amarme a mí misma. El hombre junto a quien descubrí las maravillas del amor, y el dolor de la desilusión. Mi amor eterno. El padre de mis hijos. Se fue, y es mi culpa.

Y la vida pasaba de largo, vacía sin emoción
No había nada flotando en el aire
Abrazándome el corazón
Y llegaste tú
Y el mundo me abrazó
Y llegaste tú
Y el mundo se paró

¿Cómo voy a vivir sin él? ¿Qué le digo a mis hijos? ¡Dios mío! ¿Cómo fui capaz de tomar una decisión que lastimó tanto al hombre que se ha dedicado a amarme incondicionalmente?

Rogarle no fue suficiente. Ahora solo sé que no puedo vivir sin él. Lo dejaría todo por volver atrás. Por regresar a esa noche y nunca salir sola de aquel salón. Mis hijos están sufriendo demasiado y, como él me lo dijo, es por mi culpa que extrañan a papá.

Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que había en este amor
Y llegaste tú, una bendición
Aún recuerdo el momento en que todo cambió
Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que hay en este amor
Y llegaste tú, una bendición
Aún recuerdo
Cuando llegaste tú

La vida no es la misma sin él, y este mundo cruel me lo recuerda día a día. El solía decir que yo llegué a su vida para salvarlo, y en una sola noche lo destruí todo. Lo dejaría todo porque se quedara una vez más a mi lado. Antes mi llegada era el cielo para él, y ahora parece ser el peor de los infiernos.

Y Llegaste Tú: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora