Capítulo 22: Amistad y Amor.

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En Conceptos, un Daniel ansioso esperaba la llegada de su mejor amiga. Al igual que a los hermanos Mendiola, su padre les había permitido a él y a su hermano trabajar en la empresa, siempre y cuando continuaran con sus estudios, y ya tenían casi un año ahí. Daniel ocupaba una de las nuevas oficinas que habían sido construidas durante la expansión de la empresa y la compartía con su hermano quien hoy estaba visitando clientes por toda la ciudad. Alejandro no tenía la misma cabeza que Daniel para los negocios; era un muchacho muy impulsivo y su padre lo supervisaba muy de cerca. Gracias a esas cualidades, a Alejandro le habían creado el puesto de vicepresidente de mercadeo, ya que tenía el mismo don que su padre para impresionar a cualquiera y conseguir contratos con una simple sonrisa.

En cambio, Daniel era lo que en ocasiones habían llamado miedoso. Daniel necesitaba examinar propuestas y planes de negocios seis o siete veces antes de admitir que algo les convenia. Fernando lo había declarado el asistente de Lety; una posición que le caía como anillo al dedo al estar estudiando una carrera en finanzas. Lety le había delegado muchas responsabilidades que él había adoptado con facilidad y con apenas un año de estudios universitarios, cada día demostraba más habilidades para manejar las finanzas de una empresa que estaba en constante crecimiento como Conceptos.

"Buenos días, señor Carbajal. Pero que guapo amaneció el día de hoy." Andrea posó un dulce beso en la mejilla del hombre más guapo que jamás había visto, a pesar de que nunca lo admitiría en voz alta.

"Jajaja. Mira quien habla, la mocosa que se convirtió en princesa." Daniel le guiñó un ojo a la muchacha que le había robado el corazón desde la adolescencia.

"Eres un payaso." Andrea lo empujó juguetonamente. "Papá me dijo que tu estarías encargado de darme el recorrido de la empresa antes de que me instale en mi oficina."

"Andrea tu no necesitas ningún recorrido. Conoces esta empresa tan bien como todos nosotros. Aquí crecimos. Literalmente. Las paredes del tercer piso están marcadas con la evidencia de nuestra infancia." Daniel le picó las costillas juguetonamente. Su mejor amiga y el amor de su vida tenía meses sin reír y últimamente esa era la única forma de escucharla riendo. A él le había dolido tanto como a ella su engaño, si no es que más. Si ella se hubiese fijado en él, él nunca la habría hecho sufrir como lo hizo ese descarado.

"Jajajaja. Como olvidarlo. Pero nunca he recorrido esta empresa como una empleada más. Siempre he sido la hija de los dueños. Hoy estoy aquí como la aprendiz de la asistente de presidencia."

"Ya vas a ver que de tu mamá aprenderás muchas cosas. Yo aprendo algo nuevo todos los días."

"Daniel, ¿no crees que es algo insultante el hecho de que mi mamá desempeñara dos puestos para esta empresa por casi veinte años, y ahora que nosotros queremos trabajar aquí, dividan su posición en dos?"

"Siempre han sido dos posiciones diferentes, pero ella las desempeñó ambas por mucho tiempo. La empresa crece cada día más y lo lógico es separarlas, más ahora que prácticamente se duplica la fuerza laboral. Ademas, cuando nuestros padres decidan retirarse, algo me dice que tu puesto no será el de asistente. Estoy más que seguro que tú serás la primera presidenta de Conceptos."

"Agh. Sonaste igualito a mi papá." Andrea volteó los ojos juguetonamente, negándose a admitir cuanto le emocionaban sus palabras e ignorando por completo las mariposas que le provocaba su mirada. "Mejor dame mi recorrido. Me urge ponerme a trabajar." Después de lo que Andrea acababa de superar con Armando, lo menos que estaba dispuesta a permitirse era enamorarse de su mejor amigo. Eso solo le traería más problemas de los que estaba dispuesta a enfrentar... porque eso era el amor; problemas. Mi enfoque debe ser el trabajo. Pensó Andrea, antes de seguir a Daniel fuera de su oficina.

Y Llegaste Tú: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora