Capítulo 6: Soledad.

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Leticia se sentó en una de las sillas rojas que estaban en su habitación mientras veía por la ventana como se alejaba el carro de Fernando con la vida de ella adentro. El dolor de ver a su esposo tan frío y distante era cada vez peor para ella. Gracias al cielo solo eran segundos los que pasaban juntos, porque ella no tenía las fuerzas suficientes de enfrentarse a él por mucho tiempo.

El rechazo de Fernando y su insistencia en no creerle le dolía hasta lo más profundo del alma, pero lo que era aún más doloroso era darse cuenta de que él había tenido razón el día que se fue de la casa. Ella lo lastimó a él, pero destruyó la vida de sus hijos. Nunca fue a propósito. Nunca fue lo que Fernando siempre ha creído. Pero igual fue la consecuencia de sus actos y eso no se lo perdonaría nunca.

Casi sin fuerzas, Lety tomó su diario entre sus manos y puso música a todo volumen en un intento desesperado por ahogar la soledad que la envolvía, pero su estéreo la traicionó, cantándole a todo volumen aquella canción que por años había sido el mas bello recuerdo de su amor; aquella canción que sin importar el momento o el lugar en que sonara, siempre provocaba que Fernando la tomara en sus brazos y bailara con ella suavemente como lo hizo la primera noche que se la dedicó en la sala de esa misma casa qué ahora amenazaba con tragársela completa al recordarle su soledad.

Yo solía pensar que sabía quién eras tú
No sabía que dentro de ti
Yo iba a encontrar la luz
No sabía que existía un mundo así
No sabía que podía ser tan feliz

Hoy se cumplen dos meses que Fernando Mendiola se fue de mi vida. El hombre que me amó cuando yo no era capaz de amarme a mí misma. El hombre junto a quien descubrí las maravillas del amor, y el dolor de la desilusión. Mi amor eterno. El padre de mis hijos. Se fue, y es mi culpa.

Y la vida pasaba de largo, vacía sin emoción
No había nada flotando en el aire
Abrazándome el corazón
Y llegaste tú
Y el mundo me abrazó
Y llegaste tú
Y el mundo se paró

¿Cómo voy a vivir sin él? ¿Qué le digo a mis hijos? ¡Dios mío! ¿Cómo fui capaz de tomar una decisión que lastimó tanto al hombre que se ha dedicado a amarme incondicionalmente?

Rogarle no fue suficiente. Ahora solo sé que no puedo vivir sin él. Lo dejaría todo por volver atrás. Por regresar a esa noche y nunca salir sola de aquel salón. Mis hijos están sufriendo demasiado y, como él me lo dijo, es por mi culpa que extrañan a papá.

Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que había en este amor
Y llegaste tú, una bendición
Aún recuerdo el momento en que todo cambió
Y llegaste tú y me sorprendió
El poder que hay en este amor
Y llegaste tú, una bendición
Aún recuerdo
Cuando llegaste tú

La vida no es la misma sin él, y este mundo cruel me lo recuerda día a día. El solía decir que yo llegué a su vida para salvarlo, y en una sola noche lo destruí todo. Lo dejaría todo porque se quedara una vez más a mi lado. Antes mi llegada era el cielo para él, y ahora parece ser el peor de los infiernos.

Yo lo sigo amando tanto como el primer día. Siempre lo amaré. Pero aquí no solo son mis sentimientos los que están en juego. Me temo que ha llegado la hora de marcar una línea definida para ambos. Las cosas no parecen tener remedio alguno y mis hijos merecen una vida tranquila y estable... aunque tal vez eso signifique tener dos hogares y no uno.

¿Como pude ser tan tonta? ¿Como tomé una bebida sin cerciorarme de quien venía? ¿Porque salí de aquel salón sola y de noche? ¿Porque no busque a Fernando en el momento y le dije que Aldo estaba ahí? ¿Porque no le conté todo el momento en el que llegué a sus brazos la mañana siguiente? Tuve tantas oportunidad de prevenir todo esto, y las desaproveché todas. Destruí mi familia.

Lety cerró su diario con un dolor en el pecho que no la había dejado sola desde aquel día que Fernando se fue de su casa. Ella había intentado por todos los medios posibles de hacerlo entender, de convencerlo que la escuchara... un día hasta convenció a Omar de que los encerrara en la sala de juntas... pero todo había sido en vano. Fernando Mendiola era un hombre muy terco y orgulloso, y ella siempre lo supo, pero ella ya no tenía las fuerzas de seguir nadando en contra de la corriente. Nada le dolía mas que ver su familia destruida por un error de ella, porque la del error había sido ella y de eso no le cabía la menor duda, pero Lety sentía que había llegado el momento de actuar con el cerebro. El corazón ya tuvo su turno y todo se complicó demasiado.

Hasta ese día Lety había guardado esperanzas de que su familia se podría recuperar de esa situación. Que su matrimonio no estaba perdido. Pero Fernando no daba su brazo a torcer. Lety llevaba dos meses peleando por los dos, pero sus fuerzas se habían terminado. Fernando no quería luchar; Fernando ya lo había dado todo por perdido y era hora que ella también aceptara que esa era su realidad. Ella lo amaba, eso no cambiaria nunca, pero la actitud de su esposo le dejaba cada día más claro que lo que hubo entre ellos murió y a manos de ella.

Lety se metió en su closet y se sumergió en las cajas de recuerdos que estaban ahí enterradas, rodeándose de memorias que jamás volverían y de un amor que había cambiado para siempre.

Y Llegaste Tú: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora