Capítulo 13: Tú y Yo.

351 28 24
                                    

"¿A dónde me llevas?" Lety le preguntó cruzada de brazos en el asiento del pasajero de su propia camioneta.

"Tú no te preocupes por eso. Ya vamos a llegar." Fernando no la volvía a ver.

"Quiero ir a mi casa. Mis hijos están solos."

"No son solo tus hijos, y no están solos. Están en muy buenas manos."

"De igual manera, quiero ir a casa."

"Pues no. Tú y yo vamos a tener nuestra última pelea, y no es algo que me interesa que presencien mis hijos."

"Yo estoy harta de pelear contigo."

"Ese es un excelente comienzo. Yo también estoy harto de pelear contigo."

"Entonces, llévame a casa, y el lunes te veo en el juzgado para someter los papeles del divorcio."

"Ay mira que linda. La reina se da por vencida. No mi cielo. Aquí no hay un problema real que no pueda ser resuelto abriendo nuestros corazones. Así que te aguantas. Hasta que la muerte nos separe. ¿O ya se te olvidó?" Fernando frenó la camioneta de golpe. "Llegamos."

Lety abrió los ojos sorprendida de encontrarse en la entrada del hotel donde hicieron el amor la primera vez.

"¿Por qué me traes aquí?" Le reclamó ella sorprendida.

"Porque un viaje por la línea del recuerdo no nos caería nada mal. Y no, no es lo físico a lo que me refiero, antes de que me acuses de pervertido."

Fernando entrelazó su mano con la de ella y la jaló hacia el escritorio de reservaciones donde pidió una habitación para Alberto Moravia como lo hizo la primera vez. Lety no pudo evitar reírse, lo que era una excelente señal; el coraje estaba pasando. Una vez en la habitación, Lety le soltó la mano y la recorrió en silencio. La decoración había cambiado un poco, pero parecía ser la misma habitación que compartieron en su primera visita a ese hotel.

"¿En qué piensas?" Le preguntó él recostado de la puerta.

"En que, aunque las cosas parecen cambiar, en realidad solo cambian en la superficie."

"¿Cómo esta habitación?" Indagó él, buscando la mejor forma de comenzar la conversación.

"Como nuestra relación." Le contestó ella sin mirarlo.

"¿Y eso es bueno o malo?"

"Bueno. Por más que las cosas superficiales puedan cambiar, raíces bien sembradas no son removidas fácilmente."

"¿Eso quiere decir que me crees?" Fernando levantó una ceja.

Lety se dio la vuelta para mirarlo a los ojos. "¿Me crees tú a mí?"

"Las preguntas no se responden con más preguntas Licenciada Mendiola."

"Te creo."

"¿Me crees por lo que viste, o me crees porque soy tu esposo y confías en mí?"

"¿Es en serio Fernando Mendiola?" Leticia puso sus manos en la cintura, completamente enojada otra vez. "¿Como me preguntas eso, cuando tú te has rehusado a creerme a mí por simplemente ser tu esposa?"

"A ver, calme. Dijimos que ya no queríamos pelear."

"No me puedo calmar. ¡No me puedo calmar!" Lety le dio la espalda. "¿Tú te puedes imaginar lo humillante que ha sido todo esto para mí? ¿Te puedes imaginar que doloroso ha sido para mí que todos, menos mi esposo, me crean?"

"Lety, cálmate por favor. Escúchame, ¿sí?" Fernando se acercó a ella lentamente y tomándola de la mano la llevó hasta el sofá.

"Fernando..."

Y Llegaste Tú: Segundas OportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora