Fernando Mendiola:
El día ha llegado. Ese día tan temido por un padre, y tan soñado por una madre.
Mi niña, mi princesa, la personita que me regaló el título de papá, se me casa.
Soy un torbellino se emociones. Me balanceo precariamente entre el dolor de perderla y la felicidad que me provoca verla tan feliz.
Es un día precioso. Los pajaritos cantan, el sol brilla con toda su fuerza, y la felicidad de mi Andrea llena todo este lugar de magia.
Camino con ella de mi brazo hacia el altar donde la espera Daniel y no puedo detener mis lágrimas. Yo sé que él es un buen hombre que la ama con todo el corazón y en un segundo daría la vida por ella, pero no puedo evitar que las emociones me envuelvan al verla comenzar una nueva etapa de su vida.
Daniel también está llorando, y lo comprendo por completo. Cuando Lety caminaba hacia mí del brazo de Don Erasmo, que en paz descanse, sé que me veía como yo estoy viendo a Daniel ahora, y por eso sé que mi hija será muy feliz a su lado. Él sabe que se está llevando el mejor de los premios, y sé que a pesar de los problemas y las pruebas a las que se enfrenten, saldrán triunfantes de ellas.
El momento ha llegado. El camino al altar fue demasiado corto. Debo entregarla a Daniel. Tengo que darle el último beso, el último abrazo, a mi niña, pues cuando la vuelva a tener entre mis brazos será toda una mujer. Ya no existirá Andrea Mendiola. Mi bebé. La niñita que me miró con sus ojitos de chocolate y conquistó mi corazón. La niña que dio sus primeros pasos con tal de alcanzarme para que la cargara... aquella preciosa personita que corrió un día a contarme con lágrimas en sus ojos que habían dos bebés en el vientre de mamá y que ella los quería conocer porque ya los quería mucho... Ha llegado el momento de decirle adiós a mi hija, a mi Andrea.
Cuando yo vuelva a envolverla en mis brazos, sus sonrisas y su admiración serán de otro... Será a él a quien le cuente sus problemas; será el quien calle sus miedos y seque sus lágrimas. Andrea jamás dejará de ser mi hija, pero hoy se convierte en otra persona... hoy dejará de ser mi niña mimada para convertirse en toda una señora... la señora de Carbajal.
"Andrea Fernanda Mendiola. Te amo tanto hija, no me alcanzaría una vida entera para explicarte cuánto. Sé muy feliz mi amor. Pero no olvides que sigues siendo mi hija, y mis brazos siempre serán tu hogar." Sus ojos de chocolate estaban llenos de lágrimas, pero sabia que eran de felicidad. Tragué al rededor del nudo que se formó en garganta y bese su frente para continuar. "Daniel, te entrego el tesoro más preciado que jamás he tenido. Sé que la valoras y la respetas. Nunca dejes de hacerlo." Con la vista nublada por las lágrimas abracé a mi hija antes de besar su mano y ponerla dentro de la Daniel. Porque desde hoy, ya no caminaría por la vida de mi mano, si no de la de él.
"Te amo Fernando." Mi Lety, mi roca, mi fuerza, mi paz, susurró en mi oído cuando me senté a su lado. "Eres un hombre digno de admiración. Este día no podría ser más perfecto." Suavemente besó mi mejilla e intentó secar mis lágrimas, pero no paraban de fluir.
Lety tenía razón, era un día perfecto. Daniel y Andrea, después de repasar todas las opciones para su boda, escogieron casarse en el mismo club donde mi Lety y yo nos casamos hace tanto tiempo. Ellos optaron por el lago para su boda y siguiendo en los pasos de su padre, Diego oficiaría la ceremonia al aire libre. Andrea y Daniel son dos personas muy sencillas y no querían hacer de su unión una fiesta descontrolada, así que aquí solo estamos los mismos de siempre, la familia que siempre hemos sido.
Al levantar la mirada me llena de emoción ver a todos mis hijos sonreír. A nuestro lado están mis gemelos sonriendo y tanto Raquel como Natasha poseen unas miradas que brillan con amor y paz. Mis hijos están más felices que nunca. No sé si por su hermana, por sus parejas, o por la victoria que han obtenido sobre sus problemas, pero su felicidad es mi felicidad; siempre lo será.
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Y Llegaste Tú: Segundas Oportunidades
Fanfiction"Los finales felices son para las historias que aún no terminan." Cuando Leticia Padilla Solís llegó a la vida de Fernando, ella se la cambió por completo y cuando lo pudo admitir, lo gritó a los cuatro vientos. El amor verdadero llega y te cambia p...