CAPÍTULO 21: Pasado pisado

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Helena

Desde que a mi auto se le ocurrió dejar de funcionar, me había acostumbrado a caminar hasta el campus por las mañanas. Por supuesto que aquellos días que compartía clase con las chicas me daban un aventón, pero debía admitir que le había tomado el gusto a la caminata matutina. Con mis auriculares puestos, avanzaba por las calles sintiéndome en un videoclip. A veces, cuando creía que nadie me miraba, acentuaba el contoneo de mis caderas al ritmo de la música justo en el instante en el viento golpeaba mi rostro despeinando mi alborotado cabello.

Ya habían pasado unos días desde el numerito que había montado en la improvisada fiesta de Cass y estaba orgullosa de poder decir que Aiden no había ocupado mis pensamientos en ningún momento. Por fin estaba en control. Sentía que la pelota estaba de mi lado de la cancha por primera vez desde que había aparecido. Parecía tonto que un bailecito y una frase me hicieran sentir tan bien, tan empoderada, pero es que había sido mucho más que eso. Su regreso me había encogido, me había hecho ponerme la máscara de la Helena de antes. La que se dejaba pisotear, la que juré que nunca volvería.

A partir de ahora, yo hacía las reglas.

Crucé el portón de entrada del campus y apuré mi paso para llegar a tiempo al laboratorio. No estaba nerviosa por tener que trabajar con él, estaba recargada con la confianza que creía haber perdido. Además, seguramente llegaría tarde o ni siquiera aparecería. Si ese era el caso, definitivamente no iba a cubrirlo, le diría la verdad al Sr. Crow y entregaría los trabajos sola. Mierda, el trabajo. Me había olvidado de la tarea extra que nos había encargado el profesor y me preocupó un poco pensar en que posiblemente tuviera que hacer toda la investigación por mi cuenta.

Antes de subir las escaleras de entrada al pabellón de Química, comprobé la hora en mi celular. Faltaban aún quince minutos para la clase, por lo que tendría tiempo para releer mis notas antes de que llegara el profesor. Al entrar en el laboratorio, me encontré con el lugar casi vacío, salvo por algunos pocos que estaban colocándose el guardapolvo y aprovechando el tiempo extra para charlar de cualquier cosa que no fuera química. Avancé hasta la última mesada de trabajo y mis ojos se abrieron como platos ante la sorpresa.

― Llegas tarde ―Ni siquiera levantó la vista para mirarme. No sólo había aparecido, sino que había llegado antes que yo y estaba listo para comenzar. Su atención estaba puesta en los elementos de la mesada y se encontraba intentando armar el aparato de destilación que teníamos que usar para la clase de hoy.

Sin poder creerlo aún, dejé mi mochila y comencé a prepararme también. Observándolo, noté que aún le faltaban un par de cosas para lograr que el equipo quedara bien, así que me agaché y los tomé del pequeño armario bajo la mesada.

― Debes sujetar el tubo refrigerante con el soporte ― le dije acercándolo a él para que pudiera hacerlo.

― Lo sé ― contestó aún sin mirarme e hizo exactamente lo que le dije.

― Y en el extremo tenemos que conectar la alargadera para que el fluido llegue al erlenmeyer ― volví a indicarle sutilmente y me acerqué para hacerlo yo misma. Me miró por fin y me estudió por unos segundos.

― Yo puedo hacerlo ― dijo finalmente y la tomó suavemente de mis manos rompiendo el contacto visual.

¿Qué está pasando aquí?

Buenos días a todos ―irrumpió el Sr. Crow entrando en el lugar ―. Espero que estén listos porque la clase de hoy será bastante larga ―llegó hasta el pizarrón y con el rotulador negro escribió en él―. Destilación. ¿Alguien puede decirme qué es?

Lo que hubiésemos sidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora