No eh mejorado nada, solo eh empeorado, estoy consciente un par de veces al día pero eso solo me produce dolor, estoy más pálido de lo común.
Mi cuerpo a empezado a encorvarse por el dolor, mis ojos están inyectados en sangre y me han aparecido moretones por todo el cuerpo y el ardor no para.
Pero hoy sabía que algo andaba mal, mi mamá y mis hermanos estaban en casa, nadie había ido a trabajar.
Mi mamá no paraba de decirme cuanto me amaba y mi hermana no paraba de llorar, mi hermano entra en la habitación de vez en cuando, no soportaba verme así pero se veía nervioso y triste, cómo si estuviera a punto de morir, estaba consciente de mi estado pero sabia que debía verme peor.
Mi madre saco a mi hermana de la habitación para prepararme algo de "comer", sabia que era una excusa pues no había comido en semanas.
Mi hermano entro y me empezó a vestirme, me puso ropa limpia además de unas botas de estilo militar, me coloco la chamarra de mi padre aunque estuviera ardiendo en fiebre.
Se sentó a mi lado y entonces se derrumbó, empezó a llorar como jamás lo había visto, trate de consolarlo pero no pude, no tenía fuerzas para moverme así que moví mi mano, él la tomo.
—Eres fuerte Masón, más de lo que te imaginas—dijo tomándome en brazos aunque eso me provoco una ola de dolor, se sentía bien sentir su cariño.
En ese momento la puerta se abrió, mi hermana y mi madre empezaron a gritar.
—No se lo llevaran es mi pequeño —grito mi madre.
—Todo estará bien May, todo estará bien —dijo cubriéndome con su cuerpo— te quiero hermanito —dijo llorando, no sabia que pasaba.
El capitán McCall entro seguido de otras personas con trajes blancos que veían empujando una camilla, Aiden estaba a su lado, se acerco a mi y me cargo en sus brazos arrebatándome de los brazos de mi hermano.
Una ola de dolor me llenó el cuerpo, me ardía la piel y me empezaba a salir sangre por la nariz.
—Es solo un niño —grito mi hermano repetidamente.
Mi hermana no dejaba de gritar y escupirle a los militares que la sostenían, mi madre se limito a quedarse callada.
Las lágrimas me empezaron a salir de los ojos y Aiden solo repetía una y otra vez en un susurro tan débil que nadie lo escuchaba, "lo siento, lo siento tanto", me puso sobre la camilla y las personas que llevaban trajes blancos me subieron a una ambulancia.
Esta era totalmente blanca y hacia mucho frío, empecé a gritar con la poca voz que me quedaba pero no sirvió de nada.
Las personas de blanco me empezaron atar a la cama, sus manos sobre mi piel dolían a tal punto que me dejaban sin aire, me inyectaron un tranquilizante que cobro fuerzas, pronto todo se volvió blanco y después negro.
Me desmayé, sabía que era mi fin, que no los volvería a ver, que nada volvería a ser como antes.
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Cayendo en un abismo
Science FictionLas personas pensaban en un futuro bueno, un futuro donde todos tendrían las mismas oportunidades, que decepción cuando eso no pasó. Masón es solo uno más de la alta civilización de gente pobre en América, sus posibilidades para tener una vida norma...