Engaño

52 11 0
                                    

Ya pasaron 3 días, me alimente de lo que traía en mi mochila, no he podido crear ningún plan más que cuando venga alguien y abra la puerta golpearlo y salir, lo cual sería difícil ya que después todo se volvería más complicado, sin embargo en 3 días no a entrado nadie.

Eh rodeado la habitación varias veces, no es un cuarto muy grande pero en la oscuridad es enorme.

Encontré un líquido lo cual no se muy bien que es pero es algo pegajoso, también encontré varios vidrios y mucho polvo que a veces me hacía sentir peor, sabía que cuando se me acabara la comida empezaría a estar en problemas, mis esperanzas volvieron cuando la puerta se abrió, tenía que actuar ya.

Era Aiden, traía en las manos una pistola y una botella de agua.

—La pistola tiene una bala, el agua es todo lo que tendrás por el tiempo que decidas, puedes dispararte y morir en segundos o puedes morir hasta que el agua se acabe —dijo serio.

Salió por la puerta y entonces me decidí, tome un sorbo de agua y me moje con la que quedaba el uniforme.

Mi ropa estaba ya sucia por la sangre del capitán McCall así que con el agua tomó un poco de color, tome uno de los vidrios que había encontrada en el suelo y lo guarde en una bolsa de mi pantalón para más tarde.

Tomé el arma y dispare a una de las paredes, me tire en el suelo y espere, cuando alguien viniera a recoger mi cuerpo escaparía, pero no pensé que fuera tan pronto.

Aiden entro por la puerta y la dejo abierta, un rayo de luz entro, es llego hasta  mi y me tomo en brazos estaba triste

—No, no, lo siento niño, lo siento, mierda que hice —grito enojado— lo siento perdón, perdón —dijo desesperado.

—Te perdono —dije abriendo los ojos.

Golpe el arma contra su cabeza, el golpe lo dejo inconsciente, me levanté y salí por la puerta.

La luz me deslumbro por un momento después corrí hacia las escaleras, no había nadie eran las 11:59 tenía muy poco tiempo para poder salir, baje las escaleras lo más rápido que pude entonces uno de los militares me vió.

—Hey que haces aquí —grito molesto.

Tardo por un momento en reconocerme pero cuando lo hizo se lanzó hacia mi y me tiro de espaldas, me dio un puñetazo en el estómago.

El golpe me hizo retorcer de dolor pero unos segundos después ya estaba sobre él, no sabía que pasaba.

La adrenalina me corría al mil entonces seguí corriendo, salí del edificio y justo cuando crucé la reja la alarma sonó.

Corrí hacia la carretera aunque hubiera salido a tiempo estaba perdido, estaba a 6 horas de mi casa, estaba cansado, débil y herido aunque llegara a casa nunca estaría a salvo.

Corrí y me escondí detrás de un coche, los autos militares empezaron a salir junto a varios militares, sabía que esta vez no viviría pero era mejor que volver a sus manos, corrí entre los árboles por una hora, me dolían los pies, sentía que me caía y me tropezaba a cada rato, me iba a desmayar.

Llegue a una casa abandonada, todo estaba destruido, me metí a la casa y me tire en una orilla.

Cerré los ojos por un momento para recobrar fuerza entonces escuche como tronaba la puerta, abrí los ojos, trate de esconderme detrás de un mueble, era el coronel McCall junto con Aiden, estaba perdido y posiblemente muerto en un tiempo.

—Sal pequeño mocoso, sé que estas aquí —dijo McCall.

—Capitán no creo que alguien este aquí —dijo Aiden.

—Tal vez no estaríamos jugando a las escondidas si lo hubieras matado cuando te lo ordene —lo miro molesto.

—Tal vez, buscare en la otra habitación a lo mejor y tengo mayor suerte —dijo Aiden, otra vez el Aiden soldado.

—Sal de una vez solo somos tu y yo —dijo serio.

Entonces me lance sobre él, lo golpe varias veces pero él era más fuerte, me dio la vuelta y coloco la pistola en mi frente, era grande sabía que tendría que tener miedo de morir pero no era así, estaba en paz, estaba listo.

—Por fin te matare como siempre quise, así que contaré hasta 3 para hacerlo mas emocionante —dijo riendo

—Hazlo, mátame no te tengo miedo —dije seguro de eso.

—Bien 3... 2 —dijo contando con una sonrisa de satisfacción.

Entonces saqué el pedazo de cristal y lo clave en su pecho, él se movió y con una patada le arrebaté la pistola, entonces le apunté a él.

—No te matare por que no soy como tu —dije observándolo.

Le dispare en la pierna y sonreí.

—Bueno tal vez un poco —dije riendo.

Entonces otro militar entro y me tiro al suelo, me empezó a golpear duro, no lo vi venir.

Cuándo sacó un cuchillo del pantalón y lo empuñó con fuerza en mi una sonrisa de satisfacción se mostró en su cara, moriría en ese lugar.

Todo lo vi perdido hasta que alguien lo quito de encima de mi, era Aiden, lo golpeo en la cabeza y me levanto, me trate de quitar el cuchillo con desesperación.

—Espera si te lo quitas podría ser peor —dijo él mirándome.

—No importa a un así ya estoy muerto no es así —dije sacándolo, el dolor empezó a recorrer mi cuerpo.

—Perdón niño, de verdad sé que esto no lo arregla pero es lo más que te puedo dar así que ahora vete por el bosque y no te acerques a la carretera, huye niño corre —dijo Aiden triste.

—Gracias —dije mirándole.

—Eres fuerte y has llegado lejos, no te rindas solo sigue corriendo Masón, corre como cuando eras pequeño y pase lo que pase no mires atrás me entiendes —dijo serio.

Asentí y corrí como nunca.

Corrí hasta que las plantas de los pies me sangraron, corrí tan fuerte que no podía seguir, sentía que mi corazón se iba a salir y mis pulmones no daban más, corrí hasta que llegue a casa, seguía como antes, toqué la puerta y mi hermano la abrió.

—Masón que haces aquí —dijo asombrado.

—Escapé —dije con la poca fuerza que me quedaba.

—Tenemos que sacarte de aquí —dijo tomándome del hombro.

—Grant no puedo, no puedo —dije cansado.

Me desplome en sus brazos y todo volvió como al inicio, en la misma casa, misma familia y la oscuridad volvía a mi.

Cayendo en un abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora